Crecimos con Tren de Maravillas, Arte 7, Cuadro a Cuadro, Dojo en TV y más. Quemamos casetes en el video hasta aprendernos las películas. Luego el VCD, el DVD, las memorias flash y el cargue, o paquete semanal, llegaron para hacer el resto.
Somos esa generación, de Matanzas y cualquier lugar de Cuba, que vivió alquilando El rey león y reuniéndose en grupo para comentar la última de superhéroes que a Fulanito le habían traído de «afuera» en disco. Hoy somos cinéfilos porque, sin más remedio, descubrimos el cine sin salir de casa.