Pues sí, pueden existir fotos inconclusas; aunque estos tiempos modernos signados por la instantaneidad permiten observar, a los pocos segundos de la captura, esa imagen que esperas conseguir.
El desarrollo tecnológico ofrece la oportunidad de corregir en el momento la composición e iluminación, entre otros elementos a tener en cuenta, para alcanzar la fotografía perfecta. Sin embargo, hace unos 20 años, cuando sostuve una cámara por primera vez, no logré visualizar el lugar que desde hacía mucho deseaba retratar.
Cerca de casa queda un viejo edificio que, en mi imaginación a veces prolífica, se me figura como un antiguo castillo medieval, muy similar a algunos del período románico europeo.
Es poco común, rompe con el equilibrio visual del entorno, puesto que surge todo abrupto de la tupida vegetación donde se encuentra. Siempre me resultó una imagen llamativa, por lo que, cuando sostuve esa cámara Zenit, froté mis manos en la mente y ya sabía lo que inmortalizaría en su rollo fotográfico.
Aunque existían las cámaras digitales, en el periódico Girón aún se conservaban los equipos analógicos, y hasta un laboratorio para el proceso de revelado.
Después de recibir varias lecciones, salí eufórico rumbo a la línea de ferrocarril desde donde esperaba retratar las ruinas de ¡la Raspadora! Una vez en el sitio, recuerdo que oprimí el obturador como un poseso, siempre eligiendo a la edificación como “sujeto poético” de mis ansias de fotógrafo.
A los pocos días, le entregué el rollo con mi obra al experimentado Pacheco y fijamos una fecha para entrar al laboratorio, y ver de una vez el resultado de mi primera aventura como fotógrafo aficionado… valga la salvedad.
Casi dos décadas han pasado y aún aguardo, con entusiasmo tardío, por conocer al fin lo que retraté en esa ocasión. Disímiles razones alargaron en el tiempo aquel proyecto. Jamás supe si logré captar la figura del viejo edificio en un ángulo que incluía vías del tren.
Durante muchos años hasta miré una de las paredes de la sala de casa, donde supuestamente colocaría mi primera imagen fotográfica, la cual nunca pude obtener.
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