Manuel, un duende en el humor gráfico cubano

Manuel, un duende en el humor gráfico cubano

Manuel publicó durante años en el semanario Girón sus caricaturas de fuerte contenido político. Foto: Prensa Latina

La primera Bienal Internacional del Humor Político, que actualmente tiene lugar en La Habana, entregó este martes un premio de honor al artista Manuel Hernández (Limonar, 1943), uno de los matanceros más brillantes y admirados  por su trayectoria tanto en publicaciones periódicas como en galerías.

Este reconocimiento lo recibió de manos de uno de sus colegas, Arístides Hernández (Ares), quien asegura que, desde que se concibió el evento, para todos quedó claro que si algún autor merecía ser reconocido con este galardón era el dibujante de ingenio agudo y satírico, que se ha ganado por derecho propio un lugar entre los mejores del país. 

“Es un artista versátil que ha creado una manera de hacer muy singular, para nosotros resulta un pilar esencial de la estética dentro del género. A la admiración que sentimos por él debido a su creación artística se suma el aprecio por ser la gran persona que es, y todo eso lo lleva consigo con la mayor modestia del mundo”.

“Manuel parece un duende, muchos de sus compañeros lo clasifican así, no solo por su tamaño o su imagen, sino porque realmente es un símbolo de lo mejor de la caricatura, de los mejores tiempos, del mejor mensaje, de lo que ha sido Dedeté a lo largo de su historia”, estas palabras del caricaturista Jorge Alberto Piñero (Jape) captan la esencia del guajiro del Valle de Guamacaro cuyo talento marcó una época dentro del humor gráfico cubano.

Otro compañero y amigo, Adán Iglesias, lo evoca como alguien campechano y sin vanidad, dueño de una concentración asiática para el trabajo y que se mueve con soltura en todos los temas que aborda. “A pesar de sus ojos chinos, tiene una visión de águila y, si conversas con él, te espera siempre una reflexión jocosa a partir del diálogo.

“La naturalidad para plantear sus chistes incluye hasta el llamado humor político, o de opinión, donde con tremenda naturalidad desnuda al enemigo. Recuerdo la historieta donde varios medios militares norteamericanos están activos sobre una población latinoamericana y un general explica: ¡Estas son las maniobras, la invasión viene después!

“En sus dibujos no hay ‘teque’, no hay arenga política, no la necesita, porque sabe observar y descubrir a la perfección”, asegura el actual director del suplemento de Juventud Rebelde. Su personaje latinoamericano, que muchos dicen se parece a él, es un vocero que siempre alerta al respecto. Sentimos la necesidad de incluir sus obras en nuestra publicación, porque no pierden vigencia”. 

Adán recuerda especialmente estas palabras del propio Manuel, a propósito de una exposición que le realizaron en la Galería 23 y 12: “No me gustan mucho los homenajes, pero los agradezco porque son un reconocimiento al trabajo que uno hizo durante años; es como un sueño, mirar atrás y ver algunos de los dibujos que hice, ver que he transitado, trabajado y utilizado mi vida en función de crecer y de hacer crecer a los demás”.

Justamente su ejemplo y magisterio resulta lo más relevante para creadores de generaciones subsiguientes, como el caricaturista Osvaldo Gutiérrez Gómez (Osval), parte de la nómina de Palante. Él admira al matancero por su línea aparentemente muy sencilla, pero de gran riqueza visual. “Retrata muy bien el costumbrismo, lo que pasa en nuestra sociedad, pero a la vez con un toque de actualidad, hay muchas caricaturas suyas que hizo pasados ya 20 años y mantienen una validez increíble, ahí reside su grandeza, en cómo puede trascender las décadas”. 

Miembro de la Upec en Matanzas, este artista y cubano auténtico ha cosechado un sinnúmero de afectos en el gremio, que van desde anécdotas hilarantes hasta la más genuina devoción. Así lo siente Yirmara Torres, periodista y presidenta de esa organización durante años: “Manuel prestigia cualquier institución a la que pertenece, él es ese colega cuyo currículo tiene una hojita cuando sabemos que podría ser un libro por todo lo que ha hecho. 

“Es una de las personas más inteligentes que conozco y a la vez más humildes. Lo ves, y lo menos que imaginas es que tiene dos premios nacionales, el de Periodismo José Martí (2001) y del Humor (2006); debe ser uno de los pocos que posee ambos. Un guajiro, que nunca ha perdido esa condición, a la vez que muestra esa genialidad que podemos apreciar no solo en la caricatura sino en su agudeza para ver lo que otros no ven.

“Su cualidad de lector voraz le da una cultura suficiente para hablar de cualquier cosa. Posee un humor muy fino pero a la vez fácil de entender, porque aterriza en la realidad. Es un jodedor cubano, le gusta disfrutar la vida, una persona que vive ajena a lo material. Manuel vive para su arte, para sus dibujos y sus vasijas”.


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Sobre el autor: Giselle Bello Muñoz

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