Fue tan abarcador el programa del 15 Festival y Taller Internacional de Teatro de Títeres de Matanzas (Festitim), que solo la labor de los que la documentaron para las redes sociales, los medios de prensa y definitivamente los archivos, ha propiciado que tengamos un amplio registro de un acontecimiento cultural que este 2024 cumplió 30 años.
Desde el 14 al 19 de mayo, se realizaron talleres de diferentes especialidades, exposiciones, puestas en escenas, homenajes, presentaciones de libros, entregas de reconocimientos, eventos teóricos, actividades de extensión. Todo esto se llevó a cabo en espacios de la ciudad y fuera de ella, en Cárdenas, Unión de Reyes, Limonar y el Valle de Guamacaro.
Imágenes de fotógrafos-periodistas como Félix González, Luis Daniel Báez, Arlén Matamoros, Ernesto Cruz Hernández, Adversy Alexis Alonso, estos dos últimos como profesionales de la fotografía escénica, testimoniaron cada día esos instantes que permanecerán como memoria del evento: rostros de actores y actrices titiriteras, técnicas y recursos expresivos diversos de colectivos o creadores, también la presencia de la gente en las distintas funciones, incluidas las realizadas en las comunidades, que acercaron a niños de zonas rurales admirables espectáculos de reconocidas agrupaciones como Teatro Andante, La Casa Voladora, de Perú o Teatro Tuyo.
La fotografía, como testimonio de cada edición del Festival y Taller de Teatro de Títeres, nos ha legado en las imágenes de Ramón Pacheco, Gilbertico Naveira, Ramsés Ruíz Soto, Julio César García, Abel Montes de Oca, Sergio Martínez, Reinier Dávalos, entre otros, instantes y visitas memorables que han prestigiado el evento matancero, que inició en 1994 y que se ha renovado constantemente, desde hace algún tiempo, con la dirección artística de Rubén Darío Salazar.
Las fotos para el registro, clasificación, ordenamiento y posterior uso en función de la memoria escénica deben contar, además de con sus valores estéticos, con la eficacia del profesional que es consciente de que trabaja para el futuro y, por lo tanto, con ciertos requerimientos que son fundamentales para el trabajo de archivo.
La ciudad de Matanzas ha sido privilegiada en la cantidad de fotógrafos que han dedicado, con calidad, parte de su labor al registro de la escena, herederos, entre otros, de Pedro Alfonso, Juan Seguí, Luis Espino y el importante aporte de Ramón Pacheco, que desde los 80 viene reflejando la escena cubana.
Un repaso de las imágenes que ha propiciado el Festitim, en algunas de las publicaciones más representativas, muestra las esencias de lo que aconteció desde factores estéticos, que incluyen el reflejo de las múltiples disciplinas del teatro de figuras, lo escenográfico, la animación, la construcción de muñecos…; acontecimientos sociales, retratos de personalidades o el testimonio, por ejemplo de la carencia de electricidad, en varios espacios, iluminados por iniciativas, que muestran el acontecer en vivo y directo de una realidad extraartística.
Dentro de unos años, cada imagen será un fragmento de la historia, y algunos de los fotógrafos mencionados habrán hecho un aporte al patrimonio escénico nacional.
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