Final Fantasy Tactics Advance
Claro que me gustan los videojuegos triple A, con sus graficazos, cientos de gigabytes y sus misiones secundarias interminables, pero soy consciente de que no necesito absolutamente nada de eso para pasarla bien a los controles.
Hace poco me reencontré con el simulador de Game Boy que guardaba como una reliquia en una de esas carpetas olvidadas de mi laptop. El último Rom cargado era Final Fantasy Tactics Advance y la nostalgia me obligó a rejugarlo una vez más.
Al adentrarme de nuevo en el mundo de Ivalice sentí cómo si regresara a un lugar especial en el que viví cientos de horas. Algo parecido sucede con los cuatro niños protagonistas del juego, que son transportados a un mundo mágico creado por ellos mismos para hacer frente a los problemas que sufren en la realidad.
El héroe que encarnamos es uno de esos niños que deberá juntar a sus compañeros y convencerlos de abandonar la nueva fantasía que viven para poder volver con su hermano.
Pese a que la historia de por sí es conmovedora Ivalice destaca por lo bien construido que está como mundo. Tiene sus razas, fauna y vegetación únicas, sus dioses, su clases y oficios, su propio sistema de leyes y unos personajes secundarios increíblemente carismáticos que vale la pena conocer.
Desde que comenzamos la aventura nos acompaña por defecto un moguri llamado Montblanc, un ser de una raza con habilidades mágicas que con el tiempo se volverá nuestro mejor amigo. El resto de nuestro equipo lo iremos construyendo nosotros, decidiendo el tipo de clase, arma, armadura y habilidades que usan, incluso podemos elegir sus nombres o apodos para volverlos más cercanos.
Mientras vamos descubriendo nuevos lugares, tendremos la tarea de ubicarlos en el mapa nuestro antojo, para que hasta el propio mundo sea único e irrepetible.
El sistema de combate por turnos de Final Fantasy Tactics Advance fue innovador para su época, sacándole provecho a las posiciones en el terreno, la altura y desde que perspectiva atacamos a nuestros enemigos. Las batallas pueden volverse realmente épicas dependiendo de la situación y mientras más variado sea nuestro grupo, más posibilidades tendremos para crear estrategias.
El apartado artístico es exquisito, un aspecto que ya es un sello distintivo de la saga Final Fantasy y el diseño de los personajes es inmejorable. La música también es destacable, acorde a los estándares de la época claro.
Reconozco que esta vez no le dediqué el mar de horas al juego que cuándo lo jugué de adolescente, pero aún así me lo pasé de principio a fin sin desviarme mucho del camino principal, seguro de que tendré que revisitarlo de nuevo en el futuro mientras espero que le haga un remake.
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