En el ya lejano año 2019, les hice una entrevista al dúo musical compuesto por Javier Almeida y Ray Fundora. Dos jóvenes con personalidades totalmente equidistantes que apostaban por encontrar un sonido propio que los definiera.
En 2021 me enteré por las redes de que Ray había viajado a Dubái por un contrato de trabajo, y que evidentemente el dúo se separaba. Pero la distancia y un par de años no fueron suficientes para apagar el sueño de encontrar ambos un sonido con el cual sentirse identificados.
Sentados en una cafetería, con sus instrumentos todavía a cuestas, ambos me contaron su peculiar historia, sin que apenas mediara el cuestionario que yo llevaba preparado.
Javier: “Nos conocimos un día mientras matriculábamos para la universidad. Yo tenía la laptop arriba y le enseñé algunos de los backgrounds que hacía y él me mostró un par de canciones de su autoría. Ahí, digamos, empezó la amistad y el proyecto de conjunto.
“Tocamos en festivales, en peñas como invitados, salimos en la radio y empezamos a componer temas juntos. Hasta que a Ray le llegó la oportunidad de ir a Dubái por un contrato de trabajo y nos separamos. Aún así mantuvimos el contacto, pero cada cual se enfocó en su proyecto personal.
“Estuve una temporada tocando con el grupo Mano a Mano y presentándome como solista en varios lugares, pero siempre me quedó esa expectativa de poder continuar con la idea que tuvimos en la universidad”.
Ray: “Mi experiencia en Dubái la definiría como divertida, pese a que realmente fue un paso bastante grande, tanto desde lo personal como desde lo profesional.
“En el extranjero aprendí a desarrollarme sobre los escenarios e interactuar con los públicos. Sentía que me faltaba ese aspecto aquí en Cuba, y la necesidad de brindar un show me obligó a sobrepasar mis límites y mis miedos, y creo que regresé siendo un mejor artista.
“En Dubái adquirí otra visión sobre el valor de la música cubana y cuánto les gusta a las personas que descubren nuestra cultura, algo que en ocasiones desde dentro no logramos entender en toda su magnitud.
“La separación de Javier, y el tiempo que estuvimos por nuestro lado, creo que nos permitió crecer individualmente y ganar en experiencia; pero reconozco que se extrañó, tanto al amigo, como al sueño que teníamos y que mantenemos, que es darnos a conocer aquí. Y que al final nuestra música está en Matanzas”.
Javier: “Cuando Ray regresó, no lo pensé dos veces y retomamos el dúo con la misma esencia, pero un poco más maduros en todos los sentidos. Entonces, surgen estos temas, con un sonido diferente, muy propio, al que llamamos boleros-urbanos. En ellos mantenemos la estructura del bolero, el ritmo, la instrumentación y los tiempos; sin embargo, la letra transmite sentidos y formas de la música urbana.
“Nos inspiramos mucho en los nuevos exponentes de la música regional mexicana, que adaptan sus sonidos autóctonos a los tiempos modernos y logran llevarlos de esta manera a un público más joven. Estamos preparando un EP de seis canciones que tienen este estilo, incluso pensando en abordar ritmos como el chachachá y el danzón.
“Tenemos muchas ganas de crear, de trabajar y de mostrar el resultado. De momento, solo podemos asegurar que Ray y Javi están de vuelta y esperamos que nos apoyen en esta nueva aventura”.