Limonar cumplió el 28 de octubre 215 años de su fundación, y en su Asamblea Solemne entregó la condición de Hijo Ilustre a Luis Enrique Alpízar Linares (Licho), creador del Cine Club Baiguanos.
Fue una mañana en la que asistieron algunos limonareños ausentes y no tan ausentes a recordar una fecha memorable, que culminó con la actuación de la agrupación Atenas Brass Ensamble.
Entre los documentales de Licho, galardonados en varios eventos cinematográficos de Cine Club, hay algunos que refieren a historias de la cultura limonareña, como el dedicado a Osvaldo Cruz, el que protege, arreglándolos, los molinos de agua, Dioses del agua (2009), y Rumba, familia y tradición (2010), sobre el grupo «Jóvenes Rumberos».
Actualmente está trabajando en un documental sobre el mago Serruchini, figura esencial de las artes circenses que, por cierto, no fue mencionado entre las figuras de la cultura en el discurso inaugural del historiador José Ignacio Martínez, siendo una destacada personalidad de las artes escénicas además de figura del deporte, por ser un eminente boxeador profesional, a lo que se agrega –en la línea en que transcurrió el texto– que reunía el calificativo de combatiente de la Revolución Cubana.
Lo cierto es que Licho, en este documental titulado Serruchini, el rey del escamoteo, dignifica histórica y estéticamente a una de las figuras más queridas del pueblo de Limonar, que vive en el imaginario de muchos por toda la Isla, aquellos que tuvieron la oportunidad de verlo actuar no solo en en la carpa de nuestro legendario Circo Atenas, sino en numerosos escenarios. Ha servido de inspiración a otros creadores, como la narradora Loreley Rebull, el poeta Alexis Díaz Pimienta y el historietista Ulises Guerra Yi.
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Licho, como todos lo llaman, es natural del antiguo central Limones, condiscípulo mío en Jagüey Grande y en el Instituto Superior Pedagógico Juan Marinello. Además de cantante y actor aficionado, siempre tuvo un sueño: ser cineasta, y esa visión desde niño, con cámaras improvisadas, la ha logrado en la adultez, combinándola con sus otras profesiones.
El documental sobre Serruchini tiene como escenario al pueblo de Limonar y en su trama dialogan sobre él su hermana y algunos de sus discípulos, como los magos Tirado, Ubaldo, Fuentes, y combina la ficción con el testimonio e imágenes sobre el Serrucho, como lo llaman algunos, en algunas de sus notables presentaciones.
El mago limonareño fue un artista auténtico, querido, con un dominio técnico impresionante de su profesión, y muy querido por todos. No sólo actuó, sino que enseñó a todo el que lo mereció.
Así, con respecto al rey del escamoteo, contribuyen a iluminar su figura dentro de la cultura cubana, a homenajearlo como merece, y a que no sea olvidado.
La idea, por sus amigos y alumnos, de realizarle una escultura, podría potenciar su significación. La Casa de la Memoria Escénica conserva un Fondo, en sus archivos, que recoge algunos instantes de su vida, y la relación con lo escénico en eventos nacionales como el Ánfora, de La Tunas, y el Magia Atenas, y sus aportes al arte circense cubano.
El reconocimiento a Luis E. Alpízar, con la condición de Hijo Ilustre de Limonar, contribuye a estimular y dignificar la labor creativa de uno de sus hijos, nacido en 1957, y también sus aportes a la cultura limonareña, en que el próximo estreno sobre la vida y obra de Serruchini es de alguna manera una singular vía para cantarle a Limonar, con la música de Lucio La Nuez y Papito Gil, dos figuras que le son imprescindibles al pueblo de Sotomayor, Sile y Lázaro Junco, Marino Drake, Manuel Hernández (Premio Nacional de Humor y de Periodismo José Martí), Luisa Molina, Esteban y Felipe Chartrand, Charo Guerra, Edel Febles, Miguel Failde, Orismay Hernández, Martín Dihigo, deportistas, artistas, políticos, científicos, héroes y mártires… una larga y potente lista, que sustenta una historia de 215 años, una mirada al pasado y al presente.