Como una invitación a comprender que los pueblos no surjen del abismo, sino que van naciendo de los múltiples partos de la historia, los jovellanenses celebraron hoy en Asamblea Solemne el 153 Aniversario del cambio de nombre de un territorio que antes se conoció como Bemba y luego se rebautizó como Jovellanos, en honor al ilustre gijonés.
En una emotiva gala las herencias africanas y españolas se abrazaron frente al espejo de la sangre nueva.
En la voz de la investigadora Alicia González Domínguez se enalteció la figura del músico, instrumentista y director de orquesta Gilberto Valdés y su hermano Plácido, ambos referentes dentro del panorama cultural de la Isla, entre otros nombres de hijos de esta «tierra de verdes llanos», pródiga no solo en la agricultura, sino en las artes, la ciencia, el desarrollo de la industria.
Jovellanos, el pueblo ubicado en el corazón de la geografía matancera; Jovellanos, la tierra donde aun resuenan los tambores, donde la voz de Celina González grita Yo soy el Punto Cubano; Jovellanos, el poblado donde la historia se moldeó como una aleación indestructible en las fundiciones; Jovellanos, el de las publicaciones locales, el periodismo, el magisterio…
Hoy celebra el 153 aniversario de su nombre y las autoridades locales instan a no olvidar cuánto resta por hacer.
El momento resultó también propicio para reconocer la labor de los atletas y entrenadores que participaron en los Juegos Centroamericanos y del Caribe.
En una mañana donde cada presentación reafirmó que la cultura es la raíz honda que se nutre de «abuelos negros y blancos», como nos enseñó Guillén, se enalteció a los que no partieron sin dejar su sangre estampada en la historia local, y a los pobladores que hoy, como dijera Alicia, construyen paso a paso el futuro del municipio.