Al igual que ciertas manifestaciones negativas se alimentan de la ignorancia, muchos de los ataques continuos que nos llegan desde el sur de la Florida también se sostienen por la falta de luces y conocimientos de las audiencias que reciben acríticamente tales contenidos.
La continua desinformación que busca revertir el status quo en Cuba se ha convertido en un negocio redondo y lucrativo, para una fauna que en nuestro suelo no lograría tan siquiera traspasar las puertas de un medio de prensa por su escasa preparación profesional.
Quienes se relacionen asiduamente con los mensajes que transmiten nuestros medios, incluso los territoriales, entenderán cómo, a pesar de las vicisitudes para sostener muchas veces una parrilla de programación de calidad, detrás de cada emisión se encuentra un equipo competente y comprometido con llevar un producto digno a las audiencias.
En esas cosas pienso cuando desde las redes sociales me llegan continuamente videos de los tantos influencers que con escasa preparación, pésima dicción, o desajustadas maneras de comunicar, logran captar la atención de las audiencias.
Lea también: Florida: donde los maestros esconden los libros de los alumnos
No podemos ignorar que con la irrupción de las últimas tecnologías surgieron nuevas dinámicas y formas de hacer y entender la comunicación. Hoy cualquier persona con un dispositivo digital, e intenciones de hacerlo, puede crear sus propios contenidos y colocarlos en las redes. Lo preocupante de este hecho es cuando tergiversan la realidad y asumen las calumnias como forma de agenciarse el sustento.
La labor ponzoñosa que antes realizaban las emisoras Radio y TV Martí hoy la ejecuta una cuadrilla de personeros que no lograrían sostenibilidad de no ser por el financiamiento que reciben desde el Departamento de Estado de los Estados Unidos, a través de sus agencias y organizaciones para el desarrollo.
Por supuesto que ninguno reconocerá abiertamente que recibe un salario del gobierno norteamericano, algo que afectaría su credibilidad como gestor de un canal digital, aunque realmente la credibilidad poco les interese. Y uno se pregunta cómo logran crédito como fuentes confiables.
En más de una ocasión se han demostrado con fuertes argumentos sus mentiras transmitidas, las burdas pifias, las informaciones carentes de un basamento consistente.
Es cierto que produciría desgaste desmentir cada mensaje, pero tampoco podemos creer que no nos afectan.
Mucho del odio que pervive en el sur de la Florida y que atenta contra el restablecimiento de las relaciones con la comunidad cubana en el exterior, guarda relación directa con esa toxicidad destilada por estos individuos.
Ha sido sin dudas el objetivo de la llamada Guerra de Cuarta Generación, impulsada por el gobierno de Estados Unidos para subvertir el orden constitucional cubano. Si bien Cuba cuenta con las herramientas suficientes para enfrentar estas arremetidas, estudiar el fenómeno a profundidad nos dotará del antídoto necesario para contrarrestar tanto veneno manipulador, que en grandes proporciones puede paralizar a una sociedad.