El joven matancero de 23 años es todo un descubrimiento en la ciudad. David López ha impactado a sus seguidores y es la viva prueba de que con esfuerzo, perseverancia y ganas, los sueños se cumplen. Cuando era niño imaginó ejercer más de una profesión, pero el destino estaba escrito.
Sin tener conciencia de la magnitud y la importancia que tendría, comenzó a separar sus imágenes en una carpeta, y no lo hacía para ejercer la fotografía sino más bien como impulso. Ligeramente desarrolló una marcada atención a detalles que otras personas pasaban por alto, y quizás de esas simplezas empezó a surgir el profesional de hoy.
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—¿Cuál es la historia que involucra a tu familia con la fotografía?
—Comencé a interesarme más, y a estudiar la fotografía con profundidad, a partir de 2016. Veía tutoriales y, sobre todo, leía mucho. Existían cosas que quería desarrollar y no lo podía hacer con el teléfono, que fue por donde hice mis primeras fotos.
“Necesitaba tener una cámara, dominar la técnica para que no se volviera un stop a la hora de crear. Hice demasiado hincapié en que mi padre me comprara una y me puso una única condición: demostrarle que valdría la pena. Era entendible, ya me había involucrado con la música, el deporte, y nada lograba llenarme del todo.
“Al principio participé en concursos locales y obtuve algunos premios que, en pleno 2018, fueron el elemento fundamental para que me compraran mi primera cámara”.
David inició con fotos familiares, imágenes especiales que se volverán recuerdos y tendrán la misión de guardar sentimientos inolvidables. Creó un archivo denominado Herencia, y todo esto también recoge una historia.
—¿Por qué herencia?
—Mi madre inconscientemente realizó fotos que en la actualidad despiertan mi atención. Algunas presentan ciertas complejidades que me gustan y empleo cuando realizo mis trabajos documentales.
“Me gusta pensar que esas mismas fotografías que mi madre realizaba, las transmitió por herencia al trabajo que desempeño”.
No son los padres la única parte de la familia que lo marcó en cuanto a la pasión por lo que hace. Su abuelo ha sido sin dudas un eslabón fundamental, “un señor alegre que no se queja de casi nada”. A través de un trabajo que su nieto realiza sobre él y aún no termina, ha logrado enseñarle mucho a David como persona y fotógrafo, “a comprender cómo funciona en parte la vida”.
La serie documental fotográfica que refleja el día a día de su abuelo, ha generado mayor cercanía entre ellos. Además, se ha convertido en un camino para conocer su mundo, y aún más importante, entenderlo. Cuando pasen los años ese archivo grande e interminable adquirirá un valor más significativo y un recuerdo indeleble.
“No logro encontrar las palabras exactas para expresar lo que despierta en mí realizar esa frecuencia fotográfica, ahora mismo resultaría imposible”.
David es sencillez y realismo, no se considera demasiado creativo ni tampoco una persona de talento elevado. “Conozco a quienes crean mundos en su cabeza y luego los plasman en la fotografía y es maravilloso, realmente alucinante, pero no soy así”.
Su inspiración se basa en el ser humano, en interactuar con él, escucharlo, analizarlo y entenderlo para posteriormente reflejarlo en la fotografía. Lo logra mediante el estilo documental y en el de paisaje, que lo acompañó desde sus inicios, resultando una terapia para desconectar.
Poco a poco se ha involucrado con otras variantes, debido por una parte a la admiración que siente por otras personas que las practican y, por otra, a la curiosidad, el esfuerzo y el gusto de disfrutar el proceso.
—¿Qué buscas transmitir con tus fotos?
—No intento transmitir algo en específico, no quiero forzar un mensaje a quien me observe.
“Me encanta que una imagen tenga disímiles interpretaciones, que cada persona haga una adaptación de la imagen según su vida y su forma de pensar. Tenemos que aprender a respetar la historia de los demás y a despertar en ellos sensaciones”.
No son pocos los desafíos a los que se enfrenta un fotógrafo en la actualidad, pero David siempre recalca que el reto más grande se lo impuso él mismo al comienzo de su carrera.
“Quizás por la inmadurez, edad e inexperiencia, uno se coloca techos y resulta demasiado peligroso, a la hora de crecer como fotógrafo. Definitivamente hay que adaptarse y estar conscientes de que todo el mundo tiene algo que enseñarnos, se dedique a lo mismo o no. Es primordial buscar un equilibrio y comodidad en la balanza”.
A pesar de los desafíos no se detiene, desarrolla varios proyectos y los lleva a cabo al mismo tiempo. Comentaba que era importante no detenerse ni enfrascarse en un solo tema, porque mantenerse trabajando es fundamental para evitar crisis de creación.
La fotografía debe estar en un constante proceso de innovación. En el caso de David, no puede catalogarse como otra cosa salvo disfrute y aprendizaje continuo. Probablemente su padre esté convencido de que valió la pena invertir en aquella cámara fotográfica.
“Al principio solamente era una afición, en el día de hoy es una pasión y mi objetivo es intentar mantenerla”.
—¿Qué consejo le darías a los interesados en la fotografía?
—Hay que arriesgarse, trabajar y esforzarse. No rendirse, no tener miedo y aprender, aprender sin límites.
(Por: Rocío Kim, estudiante de Periodismo)
Excelente publicación vas a ser una gran periodista bendiciones 😘
Muy buena entrevista, sigue así que tu destino es hacer grandes cosas a través de tus escritos. Serás una gran periodista y tus amigos te estaremos apoyando durante todo el camino que te queda por recorrer.
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Excelente redacción. Me parece maravilloso el trabajo de una estudiante de Periodismo.