Ansiedad, temor, preocupación, incertidumbre, llanto…, muchos sentimientos y emociones provocó el incendio ocurrido en la Base de Supertanqueros de la ciudad yumurina, el 5 de agosto último.
Fue la respuesta lógica por las heridas, la pérdida de familiares, amigos y conocidos, los daños materiales, la lejanía del hogar en el caso de los evacuados, el desespero al no poder cambiar la situación.
Ante ese panorama, la atención especializada por parte del equipo de salud mental de la provincia no se hizo esperar. Desde el primer instante, psicólogos y psiquiatras, junto a los médicos de la familia, mantuvieron la entera disposición para ayudar a los afectados bindando su apoyo psicológico.
En este aspecto, Matanzas tampoco estuvo sola. Una comisión del Ministerio de Salud Pública apoyó a los especialistas e instituciones y organizaciones en el acompañamiento a las familias y el cuidado a los más vulnerables frente a un siniestro sin precedentes en la historia de Cuba.
PROTAGONISTAS EN EL APOYO PSICOLÓGICO
Ellos son seres humanos como todos. Y aunque no escapan al dolor en determinadas circunstancias saben que en eso, justamente, radica su misión: mitigar, orientar y disminuir en la medida de lo posible el sufrimiento de las personas en momentos tan adversos como el duelo.
“Fue una experiencia muy dura. Pese a nuestra preparación profesional, acompañar a los familiares de los desaparecidos resultó doloroso. Fue impactante ver cómo algunos les enviaban, incluso, mensajes por teléfono”, relató a Girón la psicóloga Yudilays Hernández Prego, del policlínico Samuel Fernández, en La Playa.
“Aunque hubo quienes adoptaron la negación, mecanismo que se considera normal en ese momento, también estuvo el que pidió apoyo para, por ejemplo, dar la noticia de la pérdida de un hijo a la madre, o del padre a una hija».
“De igual modo encontramos manifestaciones de ansiedad y preocupación en la comunidad; hasta dentro del propio personal de Salud vimos signos de desesperación. Con todos ellos tuvimos que trabajar, y es que no era solo el sentir de los familiares sino el de un pueblo entero».
“Ahora nos corresponde continuar auxiliando en la comunidad, pues quedan personas que aún miran esa zona con el temor de que pueda ocurrir un evento similar”.
Durante cinco intensas jornadas brindaron apoyo psicológico estos especialistas sin apenas descansar, entre ellos, las psicólogas Yadira Carrasco Ortega y Aleidy López Trujillo, esta última jefa del Grupo provincial de psiquiatría infanto-juvenil, quienes asumieron de inmediato sus puestos, porque sabían la importancia de su labor.
Yadira atesora en la memoria el intercambio que sostuvieron con los integrantes del comando de bomberos del Aeropuerto Internacional Juan Gualberto Gómez. “Más que compañeros de trabajo conforman una familia. Son bomberos de corazón”, dice.
Por otra parte, enfatiza en la disposición del equipo de Salud Mental de Versalles para seguir cooperando en cuanto haga falta. “Sabemos que será una labor larga, pero aquí estamos para lo que sea”.
La doctora Aleidy, o “Lele”, como cariñosamente todos le llaman, aconseja a las personas que “puedan sentir incertidumbre, malestar, pensamientos turbados o cualquier otro signo que denote afectación, dirigirse a los centros de salud mental”, si bien pueden ser atendidos también por los médicos de la familia, los grupos básicos de trabajo o los psicólogos que tienen en la comunidad.
LECCIONES APRENDIDAS
Durante un taller de lecciones aprendidas, desarrollado el martes último en la Clínica de Especialidades, ubicada en la barriada de Versalles, el doctor Alexis Lorenzo Ruiz, profesor titular de la Universidad de Ciencias Médicas de La Habana, que estuvo apoyando como parte de la precitada comisión del Ministerio de Salud Pública, explicó que todo comportamiento humano ante situaciones de desastre es normal.
“En un momento difícil, de sufrimiento, dolor y pérdida, sale a relucir lo mejor del ser humano, su solidaridad, su humanismo; pero también lo peor, lo mezquino, y eso también lo hemos podido ver”.
Al referirse a los asistentes, los llamó “protagonistas en el acompañamiento de nuestra gente” y “el equipo de salvamento y rescate de la familia”, al tiempo que los instó a mantener la tendencia a minimizar lo negativo y a hacer más aún cuando sean escasos los recursos.
De la humildad que debe caracterizar a estos profesionales habló el doctor Adrián Barquín Fors a sus colegas: “Puede que en algún momento usted pretenda aproximarse a una de esas familias y reciba rechazo. No piensen que es contra ustedes, denle tiempo y no pierda la oportunidad de volver a acercarse a ellos. Su comportamiento es normal, un patrón que forma parte de la readaptación”.
Lorenzo Ruiz sugirió, a partir de esta experiencia nunca antes vivida en la Isla, redactar los programas y protocolos que pudieran servir de guía en otros eventos de esta naturaleza.