Un Ángel «eléctrico»

Ángel Luis personifica la importancia de la generación distribuida como respaldo a las centrales termoeléctricas. Foto: Ventura de Jesús García

Aunque los apagones molestan y suscitan las más variadas reacciones, sobre todo si son reiterados y en el horario nocturno, el pueblo agradece a los trabajadores que laboran en el sector, y en especial a aquellos implicados en el restablecimiento del fluido eléctrico.

La gratitud a ese esfuerzo diario lo vive, de forma muy curiosa, Ángel Luis Valdés Cárdenas, especialista de mantenimiento en la Central Eléctrica Diésel José Martí, emplazada en la zona industrial de la ciudad de Matanzas, a escasa distancia de la CTE Antonio Guiteras. 

«Yo soy de los que cierran la puerta de la casa y se esconden cuando quitan la corriente, porque en cuanto me ve, la gente del barrio empieza a protestar: “miren, este es el culpable de que no haya luz, por eso estamos así ahora”, dicen entre otras cosas.

«Todo, claro está, es en tono de chanza, pues yo sé que en el fondo resulta la forma en que mis vecinos expresan su admiración por mi trabajo y se sienten orgullosos porque en la comunidad viva un trabajador eléctrico», comenta este ingeniero de 66 años de edad, residente en el poblado matancero de Juan Gualberto Gómez, en el municipio de Unión de Reyes. 

Después de fingir esa respuesta de disgusto, admite, le hacen una y mil preguntas sobre la situación electroenergética en la provincia. «Eso es normal, porque todo el mundo quiere saber lo que está ocurriendo y cómo y cuándo vamos a salir de este aprieto».

Asegura que los trabajadores de su medio tampoco están a salvo de las interrupciones en el servicio eléctrico.

«En ocasiones, cuando al amanecer salgo para el trabajo, no hay corriente en el pueblo, y a mi regreso me encuentro con el mismo panorama. Eso es duro, porque nuestro trabajo consiste, precisamente, en dar corriente».

Ángel Luis Valdés labora en el emplazamiento José Martí, desde su puesta en marcha en 2018, central que dispone de 16 generadores eléctricos que operan con diésel, lo que se conoce como la generación distribuida.

Ahora mismo, dice, hay solo diez en condiciones técnicas de ofrecer servicio, los cuales aportan más o menos unos 12 megawatts entre todos. El resto está parado por averías o escasez de piezas de repuesto, comenta.

«Creo que al principio estos equipos fueron sometidos a una sobreexplotación, pues están concebidos como apoyo al Sistema Eléctrico, básicamente en el horario pico, y durante casi dos años estuvieron activos 24 horas. 

«Según las exigencias técnicas, a partir de las 6 000 horas de servicio es preciso sustituir los componentes del motor. Ya todos sobrepasaron ampliamente ese volumen de trabajo y a ninguno, como se dice, se le ha cambiado siquiera un tornillo.

«Es bueno aclarar que estas máquinas son muy costosas. El precio de un inyector (cada motor lleva 16) sobrepasa los 20 000 euros, de modo que no es difícil imaginar cuán costoso resulta para el país su adquisición».  

Se complace en destacar la importancia de la generación distribuida como respaldo a las centrales termoeléctricas, y sostiene que, hasta ahora, los motores no han parado por falta de petróleo.

Sin duda, es un gran aporte, subraya. «Si no fuera por estos motores los apagones serían más frecuentes y prolongados».

Ángel Luis Valdés, quien con anterioridad laboró por más de 20 años en la industria mecánica, debe viajar diariamente hasta el emplazamiento José Martí, en la ciudad de Matanzas, separado a unos 50 kilómetros de su natal Sabanilla.

Disfrazado con su overol azul, se le ve de un extremo a otro de la central, atento a cada uno de los detalles y a cualquier contratiempo que pueda alterar el correcto funcionamiento de los equipos.

-¿Cómo es la vida de un trabajador eléctrico?

«Admiro y levanto ambas manos por el personal de la Salud, de la Educación y de otras muchas especialidades, pero yo amo lo que hago y siento un gran regocijo por nuestro aporte a la economía del país y a la tranquilidad del pueblo».   (Por: Ventura de Jesús)  


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Sobre el autor: Granma

1 Comment

  1. Conocí a Ángel Luis Valdés Cárdenas hace quince años. Ambos trabajábamos en la Empresa de Grupos Electrógenos y Servicios Eléctricos – GEYSEL Varadero, él laboraba en el emplazamiento de grupos electrógenos Guanábana, aledaño a la subestación Guanábana 110 kV y al frigorífico, cerca de la Bellotex. Conocí de su alto sentido de pertenencia y de responsabilidad con el resultado, sobre todo muy celoso en la observancia de las instrucciones de operación y mantenimiento de los 16 GEE del emplazamiento. Me alegro de verlo activo, al pie, frente a un panel de contenedor celda, con la misma energía y disposición que le conocí. Por medio de Ventura de Jesús, mi felicitación y deseos de éxitos continuados.

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