Los trabajadores se las ingenian para mantener activa la central termoeléctrica matancera, vital para el bienestar del pueblo y el desarrollo económico de la Isla.
Todos estaban felices porque por fin se habían adquirido las bombas de condensado para la Central Termoeléctrica (CTE) Antonio Guiteras Holmes. Esa tecnología había sido liberada de un puerto europeo y ya la embarcación navegaba cerca de las costas del Caribe cuando la empresa suministradora se dio cuenta de que las bombas tenían un componente norteamericano, que no superaba el diez por ciento, pero para no asumir el riesgo dio la orden de regresar las bombas.
Entonces la alegría se transformó en impotencia. Se hacía sentir el recrudecimiento del bloqueo con la activación del Título III de la Ley Helms-Burton.
«Le retiraron los componentes prohibidos y la firma adquirió piezas de otra nación europea», explica a Juventud Rebelde el ingeniero mecánico Misbel Palmero Aguiar, director de la planta, quien participó como testigo en la prueba de fábrica en que fue destruido el componente norteamericano.
«Eran unos bujes con un material especial antifricción, muy útil, y fue destrozado delante de nosotros», asevera el ingeniero. Los bujes empleados en su lugar, aunque sirven para el requerimiento de la bomba, tienen menor calidad.
«Luego del cambio hubo que repetir las pruebas a las bombas, que volvieron a viajar rumbo a Cuba, pero tuvieron que entrar por un tercer país, lo que encareció aún más la adquisición», argumenta el joven, quien recuerda el suceso como un pasaje insólito que nunca olvidará. De hecho, solo se logró cambiar una bomba. Todavía la otra es la original de montada la CTE.
«A estas plantas se les debe chequear la confiabilidad después de 30 años de explotación, y deben ser sustituidos paulatinamente sus equipos fundamentales, los de mayor rigor e importancia, y realizarles un mantenimiento capital que logre devolverle la vitalidad a la unidad», advierte Palmero, máster en Eficiencia Energética.
Así de despiadado es el cerco de Estados Unidos, traducido en un cruel bloqueo económico, comercial y financiero que trata de frenar el desarrollo de la economía cubana.
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Generar con eficiencia
Ahora, con 48 años, dos hijos y en espera de un tercero, Palmero recuerda cuando comenzó su adiestramiento como operador local en las unidades de la Felton, en 1997, donde también fue operador de control de unidad, jefe de bloque, jefe de turno, técnico de producción, jefe de taller de explotación y director de producción.
En 2015 llegó a la Guiteras como director técnico y en ese cargo estuvo cinco años. Desde hace un año y nueve meses labora como director general de la unidad matancera.
«Contamos con un protocolo de actuación para cuando hay una avería, y prácticamente vivimos en la planta. Dormimos media hora en una silla y volvemos a la carga, a veces vamos solo unos minutos a la casa, porque tenemos la responsabilidad de aglutinar a todos, organizar las tareas e identificar las dificultades y resolverlas», acota este directivo con 25 años en el sector.
La termoeléctrica matancera cuenta con equipos que ya acumulan 34 años de explotación. Muchos nunca han sido sustituidos, como los electroventiladores de tiro forzado. Algunas válvulas que regulan el nivel de agua que demanda la caldera ya se han cambiado, pero otra vez son viejas.
«El bloqueo nos ha impedido obtener válvulas de calidad, porque del proyecto original son de marca norteamericana y esas no las hemos podido volver a adquirir», enfatiza Palmero Aguiar, graduado como ingeniero mecánico en la Universidad de Holguín en 1997.
«Aunque nuestra tecnología es francesa, ellos buscaban suministradores alternativos. Por eso una de las válvulas, aunque tiene el mismo diseño de las norteamericanas, fue adquirida en la India… Pero ya tiene más de 15 años en explotación, está en mal estado y necesita ser cambiada.
«Pedir ofertas de repuestos al mercado se nos dificulta porque si tienen componentes estadounidenses no los pueden vender. Si accediéramos a tecnología norteamericana quizá tuviéramos mejores condiciones, superior confiabilidad y más prestaciones, como una mayor calidad en la regulación de la frecuencia y del voltaje.
«También hemos tenido dificultades con repuestos para el generador. En 2019 tuvimos dificultades para adquirir los carbones: pasamos mucho trabajo para conseguir un juego.
«En la parte de la automática nos hemos quedado atrasados. Hubo un momento en que teníamos tecnología de avanzada, por el año 2004… La última modernización en el sistema de controles fue en 2013, pero debido al bloqueo nos hemos quedado desprotegidos desde el punto de vista de acceso a la asistencia técnica y de adquisición de repuestos, porque para Estados Unidos todo está prohibido cuando se trata de Cuba. Para hacer cualquier cosa hay que pedir permisos especiales», recalca Palmero Aguiar.
«Hace un tiempo adquirimos un contenedor de piezas de una planta similar a la Guiteras que desactivaron en Europa. Manos solidarias nos ayudaron y seleccionamos equipamiento, como tarjetas del sistema de control, instrumentación de campo, válvulas, sensores y transmisores.
«Vino un equipo importantísimo, que para nosotros adquirirlo por otra vía… no sé cómo lo haríamos. Se trata de un analizador de oxígeno de los gases de la combustión, que además de ser sustancial para lograr mayor eficiencia en la planta, monitorea las emisiones al medio ambiente. El anterior lo habíamos retirado porque quedó no disponible.
«Estas son variantes para burlar el bloqueo, y son libres de costo, gracias a la solidaridad… Pero nuestra tecnología no se presta para hacer muchas inventivas. Recuperamos piezas por el fuerte movimiento anirista, y cuando hablamos de equipamiento tecnológico requiere lo que lleva porque Cuba no tiene tecnología para fabricar elementos interiores de una turbina. Eso solo las grandes empresas… y sucede igual con el generador, que no se puede innovar: hay que ponerle lo que lleva. Sin el bloqueo estuviéramos tecnológicamente en mejores condiciones, con más prestaciones y con más generación», resume Palmero Aguiar.
Acoso
El ingeniero en Electrofísica Román Pérez Castañeda, especialista principal del grupo de importaciones de la CTE, refiere que el tema del financiamiento para las piezas impacta fuertemente y provoca que muchas veces se compre a precios superiores.
«Aunque la situación es tensa no disminuimos las exigencias en cuanto a condiciones técnicas. No compramos barato y sin calidad, así que no podemos comprar a cualquier fabricante porque muchos de los elementos de la CTE trabajan a elevadas temperaturas y presiones, y los materiales tienen exigencias en su composición.
«Los fabricantes que aparecen con los requerimientos adecuados están bajo las presiones del bloqueo, así que, o pagamos más o tenemos serios problemas para adquirir la tecnología», acota Pérez Castañeda.
El ingeniero Rubén Campos Olmos, exdirector de esta CTE, agregó que no hay bancos extranjeros que quieran trabajar con Cuba: el bloqueo afecta el acceso a financiamiento, las trabas comerciales y presiones a esos bancos. «Un banco nos pedía la definición del terreno donde está la planta, y entendimos que eso está relacionado directamente con el Título III de la Ley Helms-Burton.
«Tras la activación de esa ley norteamericana extraterritorial investigamos, y en la documentación legal que comprobamos no aparece ninguna referencia a que la Guiteras esté construida en un terreno que en su momento haya pertenecido a alguna compañía norteamericana», certifica.
«Si esto no sucediera con el financiamiento, si pudiéramos comprar las piezas que necesitamos, tuviéramos mayor grado de completamiento de suministros y la confiabilidad y la eficiencia se verían favorecidas, porque esta es la caldera que mejor quema el crudo en el país, con los mejores indicadores de eficiencia en sentido general», enfatizó.
(Por Hugo García / Juventud Rebelde)