El arribo a la Academia Provincial de Remo, Voleibol de Playa y Karate, situada en Isla Azul, calle 17 de Varadero, coincide con las primeras luces del sol y de inmediato llegan voces desde el gimnasio dedicado al mencionado arte marcial.
La intención de viajar desde la capital yumurina hasta la Playa Azul es conocer cómo se desarrolla en el dojo (lugar de práctica) allí situado la tradicional disciplina.
Llegada a tiempo. Dentro de la instalación, atletas de ambos sexos se hallan en fila. Comienza la ceremonia inicial de cada jornada. Recibe el sensei (maestro) Pablo Rafael Ponce Rivero, cuarto dan cinturón negro, quien nos saluda y de inmediato se dirige a los alumnos.
Palabras comunes como seiretsu (formación), shomen ni rei (reverencia), shian ni rei (saludo al maestro), y tagai ni rei (saludo entre compañeros) se escuchan como parte de los objetivos de la disciplina: educar, mejorar físicamente y socializar.
El grupo de atletas pertenece a las categorías escolar y juvenil. Alternan el deporte con la docencia en aulas existentes en el centro, por lo que ejercitan cuerpo y mente sobre el tatami y enfrentan la Matemática, Historia, Lengua Española y demás materias que se imparten en primaria, secundaria básica y preuniversitario.
“Desde edades tempranas debe iniciar esta práctica, seis o siete años para unas y otros, porque de forma paralela, unido al karate, aprenden y desarrollan el respeto a las demás personas y a cuanto se halla en el entorno, sobre la base de la tolerancia, confianza, lealtad, justicia, honestidad y muchos otros valores que se inculcan desde casa”, manifestó el profesor.
Sin perder de vista las ejecuciones de kata —posiciones y movimientos prefijados en el aprendizaje y entrenamiento, realizadas generalmente en solitario— y kumite —combate entre dos en un área de competición—, el preparador asevera que “a diferencia de lo que muchos piensan, el karate no fomenta una conducta agresiva en las personas. Por el contrario, les enseña a respetar, cuidar, proteger. Por ello es aconsejable que los niños lo practiquen”.
De lunes a sábado los escolares entrenan entre las 7:00 y 11:00 a. m., y los juveniles de 3:00 a 6;00 p. m., “sobre todo ahora que realizamos doble sesión, debido a la proximidad de los Juegos Escolares y la Olimpiada Juvenil Nacional, que serán en Mayabeque,el próximo mes de julio”.
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Del colectivo atlético atraen Zajarys Cárdenas Fernández y Raymond José Vázquez León, de las divisiones de 47 y 70 kilogramos, respectivamente.
Poseen sabiduría y experiencia de justas nacionales, en las que sobresalieron varias veces por sus resultados.
La limonareña Zajarys debutó en esta disciplina a los nueve años, cursaba cuarto grado. “Me admiraba ver a quienes ejecutaban los kata con marcados movimientos, habilidad y técnica. Debido a esto es la modalidad que prefiero, sin que me disguste el kumite u otros ejercicios propios de este arte marcial.
“Estudio mucho, lo suficiente para asimilar cada detalle, mejorar en mis resultados para crecer y alcanzar los máximos lauros, ser sensei digna de mis maestros, del deporte que abrazo y respeto”.
Raymond es de poco hablar. Quizá en esta ocasión los rigores del entrenamiento pesaban, pero quiebra el silencio tras algunas interrogantes. “Continué el camino de Irina, mi madre, quien practicaba tai chi. En aras de que aprendiera, a los cuatro años me llevó al gimnasio. Me incliné por este deporte.
“Aquí somos uno, nos ayudamos hembras y varones, porque lo importante es hacer cuanto indican el profesor Pablo Rafael y Anairis Viera, exatleta que ahora funge como entrenadora”, explicó este joven de JagüeyGrande.
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El preparador refiere que de este dojo surgieron no pocos campeones; incluso, algunos ya militan en la preselección nacional, como José M. Valero, Anilay de la C. Torres, Dariel Ducasse. Este último fue bronce panamericano en la competencia juvenil celebrada este año en Colombia.
“De aquí salieron también medallistas nacionales, con especial destaque para Alejandro Melgarejo, oro en kumite (70 kg), List Lauren Herrera, plata en los 51 kg, Greisy López, segunda en 43 kg, al igual que María Karla Toledo, en más de 57 kg. Mientras, Ratquelliz Hernández y Melisa Ramaya, de 52 y 47 kg, respectivamente, quedaron en bronce. Esto ocurrió en el último certamen escolar celebrado, en el 2019, en el que Matanzas se ubicó cuarta”.
En el juvenil no tuvieron similar suerte. Este territorio quedó en el séptimo peldaño con un solo título, el de Elvis L. Luaces, en kumite de 76 kg. Otros que colgaron medallas en sus cuellos fueron Aniladys de la C. Torres (76 kg) y Renso Rivero (63 kg). Ambos casos extrajeron plata en tierras agramontinas, donde también compitieron los más pequeños.
Al referirse a las figuras más prominentes de la provincia, Pablo Rafael encomia a Jorge Zaragoza Mayor, subcampeón mundial y panamericano del estilo Shito Ryu. “Su ejemplo como atleta y profesor prevalece hasta las actuales generaciones de practicantes. Tampoco olvidó a otros como el M. Cs. Lázaro Cabrera Zamora, séptimo dan y cinturón negro, actual comisionado provincial de las artes marciales.
Al hablar sobre la obra de Ponce Rivero —comenzó de entrenador en el 2001, en Cárdenas—, se reconoce su consagración a la hermosa labor de enseñar a niños, adolescentes, jóvenes y a practicantes del alto rendimiento. Conocimientos expandidos a otros países, como Venezuela, donde preparó a atletas y profesores de varios estados.
“El Karate es una disciplina educativa y constituye un sistema de defensa personal. También es un juego instructivo y de actividad psicomotora. Ejercitarlo es vida, salud, bienestar, autocontrol y armonía”, afirma quien estuvo cuatro años en el equipo nacional.
Al salir del dojo, lo hago con la certeza de que de él surgirán valiosos competidores, forjados bajo el principio de ejercitar la mente y el espíritu, en defensa de las causas más justas.
