Un vertedero aquí, un vaso espiritual allá, la yerba crecida en el patio, el salidero de la esquina o un rincón de escombros olvidado en un pedazo de calle pudieran parecer simples descuidos, pero en esta época del año se convierten en focos de peligro potencial.
Estas porciones de cotidianidad nacen en cualquier barrio, zona o circunscripción, patio de empresa o local derruido, a la vista de todos y con el enfrentamiento de pocos o de nadie. Crecen con el aporte de la indiferencia y se transforman en corto tiempo en caldo de cultivo para el nacimiento de los criaderos de larvas.
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Aparecen así esos indeseables huéspedes que son los mosquitos, exacerbados por las intensas lluvias favorables para su reproducción. Su impacto sobre la población aumenta con los molestos apagones, la escasez de productos a la venta para eliminarlos y la casi nula fumigación actual.
Provisiones que en otros tiempos estaban a la mano, en época de carencias se convierten en casi inalcanzables y refuerzan la importancia de la prevención, como la forma más efectiva de evitar la proliferación del Aedes Aegypti y, en consecuencia, la propagación de enfermedades como el dengue, el chikungunya, el zika y la fiebre amarilla.
Resulta muy importante, como en períodos de crisis, observar las acciones de prevención a realizar en viviendas y locales para disminuir los sitios de reproducción del vector. Tapar herméticamente los depósitos; eliminar aguas estancadas en patios, azoteas y en otros objetos; reparar salideros en acometidas e instalaciones hidrosanitarias; así como evitar la existencia de nuevos basureros han de formar parte de nuestra cotidianidad.
De igual forma, se hace necesario la profundidad de la visita y el tratamiento focal efectuado por los operarios de control de vectores, la cual no debe quedarse solo en la actualización del visto y el paso hasta el portal. Debe ser también un momento ideal para detectar focos y ayudar a eliminarlos, orientar a la población sobre cómo evitar la formación de criaderos y elevar el conocimiento en las comunidades acerca de la relación entre los vectores y las enfermedades.
En la actualidad, la inadecuada calidad técnica del trabajo antivectorial, la persistencia de condiciones medioambientales desfavorables, la escasa participación popular en la solución de los riesgos y el bajo enfrentamiento a los problemas sanitarios pueden ser algunos de los factores que condicionen la infestación.
Cuba ha sido pionera en la prevención y desarrollo de campañas antivectoriales, con efecto en la disminución de factores de riesgo que disparen los índices de focalidad. Experiencias anteriores han demostrado que el trabajo coordinado y con el apoyo comunitario es garantía de éxito contra los focos.
Por ello, durante los meses venideros de lluvias y calor, es fundamental controlar y disminuir la focalidad, para garantizar la estabilidad de la situación epidemiológica de la provincia y el país. Contribuiremos así, desde nuestro espacio, a evitar las enfermedades prevenibles; lo cual requerirá del esfuerzo de todos.
(Caricatura: Miguel Morales Madrigal)
El trabajo es de todos,debemos enfrentar lo mal hacho y las neglijencias ante la indolencias de algunos factores,mi barrio está deprimente,(Reparto Reynold García,Pastorita,por la zona de Hotel Guanima) las aguas albañales corriendo por las calles y estacionadas frente a los edificios,fozas desbordadas ydestapadas,los mosquitos los tenemos a todas horas del día,los vecinos estan preocupados por las enfermedades que esto trae,han venido compañeros del Gobierno y se reunen entre ellos,pero los vecinos desconocemos los planes que se trazan o se trazaran,hemos chapeados y ahí queda parte de los escombos con estas lluvias los mosquitos campean por sus respetos,hora de unirnos y entre todos enfrentar los problemas del barrio.