Cultura es Patria

Cultura es Patria. Foto tomada del sitio web de la Universidad de Ciencias Informáticas

Sin cultura no podemos hablar de país. Es nuestra identidad, valores, costumbres. Es la fuerza que mueve la nación. Involucra muchos aspectos esenciales para el hombre y es, sin duda, prisma del estado de conservación y protección de sus valores fundamentales.

Cuba siempre ha sido paradigma de riqueza en todas las manifestaciones artísticas. Tenemos grandes exponentes con una sólida formación. En la Enseñanza Artística, cantera de promesas jóvenes, también gozamos de gran desarrollo. A pesar de estos tiempos de tanta emigración y situaciones difíciles, seguimos impartiendo experiencias y formando profesionales, los futuros maestros de nuestras escuelas de arte.

No se puede retroceder en el terreno ganado. Los niños de hoy son los hombres y mujeres que nos representarán en el escenario mundial y serán los hombres cultos que podrán apreciar la diversidad con coherencia y razonamiento lógico.

Invertir en la cultura no es negociable. Así como no dejar morir las instituciones existentes por falta de inmuebles, carencia de electricidad y falta de recursos básicos.

He visto en momentos determinados hacer derroche de estos y en otros tener que prescindir por falta de visión y organización. Algunos decisores, a veces, alientan una “cultura” de masas que no tiene la debida calidad o posee un discurso muy primario. No se trata solo de entretener, también hay que educar, instruir, formar.

Cuba es cultura. Foto: tomada de Cubadebate
Foto: tomada de Cubadebate

No es bajarse a lo fácil, es elevarnos al conocimiento. Apreciar lo mismo un ballet, un monólogo, una pintura que danza folklórica.No tienen que salir las agrupaciones de sus espacios habituales por carencias elementales. Hay que proteger este patrimonio a toda costa.

Debemos preservar sedes que se han convertido en íconos de la cultura matancera, como la del Teatro Las Estaciones. Miriam Muñoz, Premio Nacional de Teatro, ensaya a oscuras en Icarón. Casi con lágrimas en los ojos, Rubén Darío, también Premio Nacional de Teatro, ondeaba la bandera cubana en la última función antes de mudarse a El Mirón para seguir dando amor a los niños.

Las autoridades de Cultura deben estudiar propuestas, priorizar de acuerdo a la trayectoria y talento de las principales agrupaciones de la provincia y hacer tangible la solución a necesidades básicas para poder trabajar. En estos momentos, no hay equidad en el apoyo. A veces se hacen oídos sordos a acuerdos tomados por artistas pertenecientes a la Uneac, y sin embargo estos siguen sin recibir por meses el pago a sus actividades.

La imagen de la ciudad comunica lo que desde el punto de vista cultural hacemos; mantenerla limpia es, igualmente, cultura. Hay bloqueo, pero también malas decisiones.

Llamar a las cosas por su nombre es un deber de todo cubano y no puedo entender que después de más de 30 años, el Coro de Cámara de Matanzas continúe sin tener su sede. El Maestro Méndez, su inmenso director, aún espera ese ansiado día.

Si dejamos perder nuestros aciertos en el campo de la cultura, si cada vez se distorsiona más la función del verdadero artista entregado a su nación, estamos renunciando a nuestro deber con la Patria.

No se trata de maquillar las carencias, sino de buscar soluciones con coraje, conocimiento y valor. (Por: María de los Ángeles Horta)


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