Un ‘Pepe’ preocupado por aprender, hacer y ser útil

A Ángel Luis Valdés Cárdenas ni el tiempo, sol, lluvia o frío amedrentan. Sus motores de generación eléctrica constituyen sus otros amores, a los que con afecto cuida y protege.

Caminas a su lado, hasta conversas con él sobre lo cotidiano, incluso sabes de su actuar en la comunidad donde reside, pero desconoces su otra historia, esa que engalana su extenso andar en funciones laborales, dentro y fuera de Cuba, el caimán antillano que dignamente representó más de una vez.

Porque Ángel Luis Valdés Cárdenas, el Pepe de su colectivo obrero, integra la élite de héroes anónimos que trazan una pauta y dejan una huella indeleble, como ocurre desde que en 1980, recién graduado de ingeniero mecánico en la Universidad de Matanzas, dio los primeros pasos como obrero.

Ocurrió en el ingenio azucarero Juan Ávila, aledaño a su pueblo natal, Sabanilla del Comendador (Juan Gualberto Gómez), municipio de Unión de Reyes, en el período de servicio social. 

“Inicios que devienen raíces de mi hacer durante todos estos años de trabajo —suman 42, y 66 de edad—, en los que he actuado siempre consciente de cuanto deseo. Cada idea, hecho y logro son como mis soles, mi vida hecha realidad en este universo de cosas”.

Por su buen hacer, al año se le suspendió el adiestramiento y le otorgaron una plaza fija. 

“Terminada la contienda azucarera 1981-82 pasé a engrosar las filas de la desaparecida Empresa de Producción Mecánica Primero de Mayo, como jefe del Departamento de Mantenimiento.

“El cargo no desvió mi pretensión: aprender cuanto podía. Me comporté como uno más. Participar era esencial. Considero que para mandar a hacer cualquier faena, es preciso experimentarla por sí mismo. He sido un jefe raro. Siempre de overol y caja de herramientas en manos.

“Participé directamente en las producciones y mantenimientos, incluso formé parte del valioso ejército de innovadores. Creaba como miembro de la Anir. Esto me daba prestigio ante mis trabajadores. Elaboré piezas para grúas, mezcladoras, tornos, cepillos, etc., que evitaban importaciones y gastos financieros al país.

“Recuerdo que Alberto Perret, antiguo dueño de la Primero de Mayo y especialista principal en la etapa revolucionaria, fabricaba máquinas que, al averiarse, para solucionar sus mecanismos debía hacerle ajustes. Siempre que acudí a él, me respondió: ‘Diséñelas, mejórelas y póngalas a trabajar’, lo cual me colmaba de orgullo”.

La condición de anirista le valió a Ángel Luis para merecer la medalla de Vanguardia Nacional, además de que en otras cinco oportunidades recibiera similar mérito a escala provincial.   

“Las casi tres décadas que estuve en la Primero de Mayo resultaron una escuela, debido al interés por conocer todo lo que me rodeaba. Asimilé enseñanzas, me prepararon por lo que vendría después”.

Siempre rechazó la vida de oficina, por lo que tuvo que buscarse un trabajo acorde con sus conocimientos. Comenzaba la Revolución Energética surgida a partir de la idea del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, a principios del presente siglo.

“En línea con los nuevos tiempos, comencé de mecánico montador de grupos electrógenos en el país, incluido Cayo Santa María, como parte del grupo Geysel, que al abarcar la parte eléctrica reparábamos pizarras de este tipo. No solo las remendábamos y actualizábamos, sino que las mejorábamos. Atendimos la Central Termoeléctrica Antonio Guiteras, participé en su mantenimiento capital en el 2010, hospitales, hoteles, etc.

“En abril de 2001, salí a cumplir misión internacionalista en varios estados de la República Bolivariana de Venezuela, como especialista mecánico. Regresé en mayo de 2013, me incorporé a la Guiteras por tres meses, como manifestara nuestro Héroe Nacional José Martí, sin sacudirme el polvo del camino.

“En el 2017 me designan como especialista para ir a la República Popular China, con el objetivo de verificar 22 generadores de electricidad. 

“Desde el principio del viaje me percaté de la responsabilidad otorgada, pues enviarme representaba una enorme confianza depositada por el país ante una tarea vital. Debía dar el visto bueno. El deber hace crecer al hombre, y yo me erguí, lo hice con sencillez, modestia, y cumplí la misión”.

En abril de 2018 se incorpora al Grupo Electrógeno Planta Martí, en la Zona Industrial de Matanzas, y ahí permanece junto a los 10 equipos que hoy se explotan. 

Tiempo en que ni el sol, la lluvia, el frío o huracanes mellaron su disposición de mantener en explotación los motores de diésel.

“Trabajé en diferentes colectivos obreros, y muchos compañeros ya no están por diversos motivos. Considero que la propia labor que desempeño me inculca energía para continuar. Aunque aparecen los achaques propios de la edad, no voy a doblegarme.

“Cuando mis compañeros me dicen: Pepe para acá, Pepe para allá, haz esto o lo otro, entonces, es como si sintiera una descarga que energiza mi cuerpo. Dejo a un lado cualquier momento de abatimiento y parto raudo a cumplir la tarea”.

Padre de cuatro hijos: Naíma (enfermera), Henry (veterinario), Naylet (ingeniera industrial) y Hanlet (futbolista), piensa siempre en esta dicha y, en especial, en el calor y cariño de su Nancy Alfonso Alfonso, su esposa, debido a la acogida que le dispensa al regreso a casa con su carga de cansancio y el deseo del reposo familiar.

Llama la atención que, por lo general, los Pepe suelen nombrarse José, pero nuestro protagonista no. 

“En el grupo nuestro laboraba un compañero, Orlando Molina, que gustaba y tenía gracia para hacer cuentos de Pepito, conocidos e inventados por él. Por ello, nos identificaban como los Pepe. Se jubiló y los demás asumimos ese mote. De estos nada más quedo yo, y me toca, como expresa el vocabulario popular”.   

Con su hacer y andar sencillos, manipula una de las numerosas pizarras electrónicas, y junto a ellas lo dejamos sonriente, sensible por la emoción de saber, una vez más, lo útil que es y que, a pesar de que hasta ahora se desconoce públicamente su ejecutoria, siempre ha sido un héroe de incesante labor, que en lo adelante dejará atrás el anonimato. (Fotos: Yolaisi Segura Ginerte)

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1 Comment

  1. Agregué el comentario que sigue al pie de un artículo de Ventura de Jesús sobre Ángel Luis, y lo reitero.
    Conocí a Ángel Luis Valdés Cárdenas hace quince años. Ambos trabajábamos en la Empresa de Grupos Electrógenos y Servicios Eléctricos – GEYSEL Varadero, él laboraba en el emplazamiento de grupos electrógenos Guanábana, aledaño a la subestación Guanábana 110 kV y al frigorífico, cerca de la Bellotex. Conocí de su alto sentido de pertenencia y de responsabilidad con el resultado, sobre todo muy celoso en la observancia de las instrucciones de operación y mantenimiento de los 16 GEE del emplazamiento. Me alegro de verlo activo, al pie, frente a un panel de contenedor celda, con la misma energía y disposición que le conocí. Y , en lo personal, sin tabaco.

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