Sus palabras, llenas de un amor indescriptible por lo que se encuentra haciendo, han calado bien profundo en cada uno de los jóvenes y los no tanto en esta mañana de junio. Él, Felipe Rodríguez Alonso, con la hidalguía de los caballeros más agudos, ha abierto el diálogo, sin el más mínimo protocolo y a golpe de risas por las ocurrencias del viejo, como le solemos decir. Hoy en la Reserva de la Biosfera Ciénaga de Zapata, se ha saldado una inmensa deuda de gratitud hacia un grupo de personas que hicieron posible la construcción de un sueño.
Se trata del digno homenaje a los iniciadores de la pesca deportivo-recreativa, modalidad a moscas, en el humedal que por tantos años solo conoció de la pesca o caza de subsistencia de sus pobladores, quienes tal vez nunca imaginaron que podrían obtener beneficios aún mayores sin necesidad de sacrificar sus capturas.
Cuando la inmensa mayoría creía que no se podía llegar a tanto, estos hombres hoy bien entrados en años, demostraron con hechos que ese terreno poco explorado aún, podría dar frutos y a golpe de sacrificios en Las Salinas de Brito, sector del Parque Nacional Ciénaga de Zapata, trazaron el camino que cada vez más niños y jóvenes desean transitar. Si en gran medida existe una escuela de pesca “a fly” como también se le dice por acá, es gracias a ellos, que inclusive en los años más críticos de nuestro país, no abandonaron el proyecto y sin hacer mucho “ruido”, lejos de sus hogares, soportando días y noches plagadas de mosquitos, la humedad, el fuerte sol, la hipersalinidad y muchas otras adversidades; comenzaban a darse pasos agigantados en aras de hacer un uso sostenible de la pesca, de otra forma, con un mínimo impacto sobre las especies que allí existen, logrando beneficios económicos superiores a la pesca comercial.
Como herederos de fuertes tradiciones arraigadas a lo más puro del alma cenaguera, hoy más que nunca hay que pensar la pesca desde esta perspectiva. No quedan muchas opciones, y justamente si se realizaran estudios profundos sobre poblaciones de peces como el Macabí, la Palometa, el Sábalo y el Robalo, las principales especies que captan la atención de los pescadores a moscas, probablemente se pueda demostrar que el índice de reposición se encuentre aún muy por debajo del de captura, por eso es necesario recordar que queda mucho camino por recorrer, obstáculos que vencer, nuevos derroteros que trazar.
Muchas generaciones de pescadores en la Ciénaga de Zapata añoran a diario oportunidades como estas. Infelizmente el efecto multiplicador en otras áreas no es el mismo que en la pesca a fly e inclusive se lucha para que de conjunto con las autoridades del municipio puedan instrumentarse acciones semejantes para que más que prohibiciones, los proyectos sean inclusivos y generen beneficios que se reviertan en la conservación del patrimonio natural del gran Humedal, una necesidad urgente para que, además del homenaje a estos hombres de bien, el más grande sea para la naturaleza, nuestra principal fuente de riquezas. (Por Lic. Yoandy Bonachea Luis)