Es un privilegio contar con el Museo Farmacéutico, que celebra este año el 60 aniversario de su fundación. Es un privilegio tenerlo frente al Parque de La Libertad, entrar en sus espacios, que es como sumergirse en el tiempo, en los olores, en las escenas del mundo de las farmacias.
Es un privilegio que los Triolet hayan sido nuestros coterráneos y hayan mantenido las esencias y el espíritu de su botica, fusión de culturas y de la herencia francesa y su influencia en Cuba. Es un privilegio contar con Marcia Brito, y su acto de amar y apasionarse, como si fuera suya la botica, y sus recintos, mezclas de sombras y luz, de naturaleza y belleza arquitectónica, del arte y la fuerza que ofrecen frascos, recetas, un ojo de buey que es un poema en el mostrador. Es reconfortante caminar por los lugares por donde subieron y bajaron sus dueños, soñando con ingredientes y novedosas recetas, y la gente que llegó durante años buscando la sanación.
El Museo Farmacéutico es un orgullo de la ciudad, del acto de sentirse matancero; como lo es llegar al lugar y recibir la calidez de sus trabajadores, la explicación de sus laberintos y misterios.
Visitarlo es en sí mismo un espíritu sanador y de luz. Cuando se acerca la fecha de inicio del Festival Internacional de Teatro de Títeres de Matanzas, que se celebrará del 14 al 19 de mayo, con la participación de agrupaciones y figuras relevantes del teatro de títeres cubano y universal, es importante recordar lo que une al Farmacéutico a la cultura de manera general, y las disímiles actividades que en su recinto se celebran, pero sobre todo las teatrales y, fundamentalmente, las titiriteras.
Hay varios aspectos dignos de mencionar sobre este tema, que van desde la presencia de un retablillo con Monsignor Guiñol, el emblemático personaje titiritero francés, que perteneciera a los Triolet, hasta ser sede de ensayos y de presentación de Teatro de Las Estaciones. Pero hay uno esencial: cuando Matanzas se convierte en la capital titiritera cubana, además de las funciones en las principales salas, espacios alternativos o en el Teatro Sauto, el Museo Farmacéutico ha acogido, desde 1994, a varios colectivos cubanos y extranjeros invitados al evento, con el rigor profesional que los caracteriza.
Una función en la Botica Francesa es un privilegio, porque tiene el encanto del lugar, y se sustenta en la tradición de ser parte de un universo que les pertenece, con la figura de Marcia, que tiene un vínculo visceral con el teatro, que forma parte de su biografía, de su sensibilidad y aportes a la cultura cubana.
De nuevo volverá el Festitim al Farmacéutico, combinación perfecta para una institución que lo ha defendido siempre. Con su luz, el teatro vivirá, y en alguna parte la sensibilidad de la familia Triolet también.
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