Noly y el deseo de agradecer trabajando

Pieza emplazada en la Estación Enrique Estrada que rememora a los fallecidos en el siniestro de agosto de 2022, del escultor José Manuel Díaz Herrera (Noly). Foto: Arnaldo Mirabal Hernández

No una, ni dos, sino tres veces abandonó la labor en el taller, dominado por el dolor, la tristeza, la inmensa sensación de que ninguna obra de arte, ningún homenaje, podría estar a la altura de los héroes del incendio en la Base de Supertanqueros de Matanzas.

El escultor José Manuel Díaz Herrera (Noly), autor de la pieza emplazada en la Estación Enrique Estrada que rememora a los fallecidos en el siniestro de agosto de 2022, aún se estremece al recordar los hechos. Desde los días en que a los yumurinos nos mantenía en vilo una horrenda columna de humo negro, él deseaba hacer “algo” que ensalzara y retribuyera, al menos simbólicamente, tanto sacrificio y entrega de parte de los bomberos. 

“Vivimos momentos muy difíciles, me resulta duro hablar de ello, al principio estaba en shock. Con el paso de los días, conversando con los colegas, fue naciendo un proyecto. Era mucha la responsabilidad de poner esos sentimientos en una obra. Quería, por sobre todo, agradecer y hacerlo, no con palabras, sino como mejor sé: trabajando”.

Necesitó un tiempo, dos o tres meses de duelo, para procesar sus emociones y acometer la tarea. ¿Cómo dejar constancia gráfica de la valía, del sacrificio? Parecía un empeño titánico. Buscó un elemento que sintetizara la esencia de esa hermosa profesión y, entre tantas cosas, el casco fue el que más lo cautivó.

“Yo no diseño, los esbozos míos se hacen en la almohada, pensando. Luego pasé al taller, el resto de mi actividad artística recesó y cada mañana me levantaba con un deseo enorme de avanzar, pero cuando veía lo que estaba haciendo me embargaba el abatimiento, era como revivir los hechos.

“Construía alguna maqueta, no me gustaba, la rompía. Sabía que a la hora de exponerla iba a calar muy hondo en los corazones de los familiares, esa era mi mayor inseguridad, mi miedo.

“Gracias a su familia, que comprendió sus silencios y secundó sus impulsos, pudo llevarla a término. También le ayudaron la profesora Leonor Jorge Vergara y Marcia Brito, directora del Museo Farmacéutico, quienes aportaron ideas y parte de la materia prima.

“He pasado hasta nueve meses haciendo una escultura; esta la terminé aproximadamente en 20 días y fue la más difícil en lo que respecta al concepto, la que más desasosiego he sentido al realizar y a la que más empeño le he puesto para, desde el fondo de mi alma, materializar mi respeto hacia los caídos y hacia los que siguen aquí, enfrentando al peligro con el mismo valor”.

La pieza está concebida a partir de metales reciclados, lo cual constituye el sello indiscutible de su creador. Tornillos, llaves, tuercas, alambres, soldados entre sí en una suerte de encaje singular que conforma su estructura. Alguna chatarra que perteneció al desaparecido Agustín Drake, a quien Noly considera su maestro, evoca la metafísica intervención de este querido escultor matancero. Corona el casco una placa con el número 17, total de las víctimas, las siglas H. D. V. (“Honor, disciplina y valor”, el lema de los bomberos) y la palabra Cuba.

“Empecé poco a poco a buscar cositas que tuvieran cierta carga simbólica. Al inicio la iba a hacer grandísima, de dos metros, después me di cuenta de que era demasiado. En mis ideas tenía que lucir, ser solemne, hablar sobre ese momento. Algunos pedacitos fueron recogidos entre las cenizas del incendio. La columna que lo sostiene es un dispensador de espuma al que le di tratamiento porque estaba todo quemado y lleno de hollín”.

La obra obtuvo varios premios en el Salón de Invierno que organiza la Asociación Cubana de Artesanos y Artistas. A inicios de febrero del presente año fue llevada en procesión desde la casa social de dicha organización hasta el cuartel de bomberos de la Plaza de La Vigía, donde descansa a los pies de la Virgen de los Desamparados, en el lugar que Noly soñó para ella. Cuando se le pregunta si algún día se atrevería a volver sobre este tema, a abordar el trágico suceso en sus creaciones, su negativa resulta tajante. “No podría, tiene un coste emocional demasiado alto. Sé que hay otros artistas matanceros que están trabajando en eso, ojalá muchos más se sumen y así el homenaje no se detenga nunca, ojalá…”.

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Sobre el autor: Giselle Bello Muñoz

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