Archivo Girón: La historia contada por Reyvilla

Con profundo dolor acabamos de conocer del fallecimiento del destacado periodista e historiador Reynaldo González Villalonga, fundador del Periódico Girón y quien por muchos años escribió en nuestras páginas.

Reyvilla, como firmaba, fue además fundador de la filial de Unión de Historiadores de Cuba en Matanzas, participó en la fundación de la UPEC y muchos tantos otros acontecimientos que le valieron la condición de hijo ilustre de la ciudad.

Desde el Periódico Girón compartimos esta entrevista que realizáramos con motivo del aniversario 60 del medio.


La imagen guarda aquel día de 1974 donde una vez más el pueblo abrazó a Fidel. Hay en la fotografía decenas de personas. Sin embargo, es posible identificar al hombre que sostiene con vehemencia una grabadora Sony, para no dejar escapar las intervenciones del Comandante en aquellas jornadas donde se fraguaba la experiencia del Poder Popular en Matanzas.

Más de cuatro décadas después de aquella foto, Reynaldo González Villalonga sigue resaltando, como si 83 años no cambiaran sus rasgos distintivos: las extremidades largas, los espejuelos sobresalientes;su sorprendente capacidad de registrar en la memoria fechas, nombres, latitudes; y las carpetas que atesoran artículos donde puede admirarse un extracto de Matanzas, el periódico Girón y las mutaciones del lenguaje impreso.

“Desde 1958, además de colaborar con la clandestinidad,estudiaba Periodismo en la escuela Fernando Lles Berdayes de la urbe yumurina. Tras el triunfo de la Revolución se eliminaron estos centros en todas las provincias y tuvimos que continuar en la Escuela Profesional de Periodismo Manuel Márquez Sterling de La Habana, proyecto que llevé a la par de mis responsabilidades como miembro de la sección jurídica del cuarto Regimiento (Plácido) en Gelpi.

“Seguí de cerca cada paso que antecedió al Girón que actualmente disfrutamos, desde la nacionalización de los periódicos locales, hasta el surgimiento de Adelante Revolucionario y el cambio de nombre que en diciembre de 1961 transformó nuestro órgano de prensa en un homenaje a la gloriosa epopeya. Colaboré desde el inicio pero no fue hasta marzo de 1962, cuando el Minfar accede a licenciarme, que me consagré por completo a sus páginas”.

Como el propio “Villa” afirmara en entrevistas anteriores se trata de épocas donde fue preciso sacrificar la belleza para hacer propaganda revolucionaria. Eran momentos de un periodismo heroico que implicaba el movimiento constante, la cobertura de acontecimientos trascendentales como la zafra de los Diez Millones, o la apertura del Archivo Histórico Provincial, el Museo Provincial Palacio de Junco, el Farmacéutico.

“Íbamos a buscar de forma vívida el acontecer de la zafra en campos y centrales. Fue en Girón donde por primera vez se publicó una entrevista a Reynaldo Castro Yebra, el machetero increíble que se convertiría en el primer Héroe del Trabajo de la República de Cuba. Mi desempeño en la atención a esta contienda azucarera de 1970 valió para ser escogido como parte de la delegación que participó en los festejos por el triunfo de la Revolución Socialista de Octubre en la Unión Soviética.

“Como reportero, fui también responsable de tres secciones fijas en diferentes etapas del periódico: Trinchera, Baluartes de la nueva ley y la Escuela Nueva”.

Con cuidado me muestra sus recortes y lo imagino cerca de Blas Roca, Salvador Allende, Frei Betto, LuizInacio Lula Da Silva, Antonio Núñez Jiménez, Leonardo Padura, Carilday tantos otros entrevistados que tuvo frente a su pluma.

“Soy fundador de la Unión de Periodistas de Cuba. Vi nacer esta organización desde su primer congreso en 1963 y compartí mis horas junto a profesionales excelentes como Celestino, Eugenio Díaz, con oficio de redacción y estilos incomparables”.

Tal vez por ese privilegio de asistir a primicias Villalonga ama la historia como pocos. “Siempre me interesó adentrarme en la relación causa-efecto de los procesos históricos. Me atrae todo tipo de temáticas, desde las sublevaciones de esclavos que tuvieron lugar en Matanzas, hasta elementos poco conocidos de José Jacinto Milanés, José Raúl Capablanca o Manuel García Ponce, el legendario Rey de los Campos de Cuba, sobre quien estoy conformando un libro”.

No obstante, es en el ámbito deportivo donde se revela con más intensidad su obra, la que ha ofrecido aportes acerca de los orígenes del boxeo, el baloncesto y la pelota en Matanzas. Todavía defiende el sueño de que el Palmar de Junco acoja el tan merecido Salón de la Fama del béisbol cubano.

“Ha sido un placer haber impulsado el periodismo revolucionario matancero e inspirar a los estudiantes universitarios a conocerlo. Tuve la satisfacción de haber contado con el apoyo de mi esposa ya fallecida y de mis hijas quienes crecieron viéndome en la vorágine diaria”, confiesa y vuelve a sumergirse en la biblioteca que resguarda su habitación.

Sobre el escritorio, resplandece la máquina de escribir a la que jamás ha renunciado y la computadora que aún conmociona sus sentidos. Aquel cuadro revela la esencia del periodista dividido entre dos siglos, ese que busca todavía oportunidades para desandar los pasillos del Girón de hoy. Allí regresa siempre y se le ve dichoso por encontrarse con una parte de sí mismo que es eterna, esa que nació del compromiso con las líneas impresas, donde intentó capturar el tiempo bajo la auténtica firma de “Reyvilla”.

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Sobre el autor: Lianet Fundora Armas

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