
Aunque la frase resulte machacona deviniendo en una especie de muletilla, cuando el agua se ausenta del hogar caemos en la cuenta que sí se trata de ese líquido vital del que no podemos prescindir.
A las tantas vicisitudes que los matanceros se deben enfrentar cada día, también se suma desde hace algún tiempo la ausencia de este recurso son el cual la existencia de hace invivible.
Quizás por ellos ha surgido hasta un mercado negro con pipas que pululan por doquier lucrando con la necesidad de tantos que han visto como en los últimos su marcado déficit la ha convertido en un bien preciado que también forma parte de la especulación.
Un litro de agua se comercializa hoy a 1 pesos, y la cifra pudiera parecer ridícula a la hora de desembolsar ese importe para saciar la sed en estas jornadas calurosas. Pero si se trata de emplear la necesaria para las labores hogareñas, el monto resultaría casi espeluznante.

Sobre todo partiendo de la estadística que se establece como norma nacional la cual calcula un consumo normal diario de 100 litros por habitantes. Al mes un hogar compuesto por tres habitantes debería desembolsar, según el mercado “ilegal” del agua que se ha ido establecimiento según las denuncias de varios pobladores, un aproximado de 9 mil pesos.
Y si bien no son pocos los que se ven obligados a concurrir a esa puja, siempre serán muchos más los que no logren de reunir el dinero necesario para adquirir una pipa cuando se ausenta de manera prolongada.
En los últimos tiempos han sido notorios y constantes los reclamos de parte de la población para que se solucione esta problemática que exaspera a tantos. Muchas han sido las alternativas que se han tomado, pero cuando la demanda supera la oferta, las acciones no logran el impacto deseado.
En las últimas semanas, desde el Partido y el Gobierno se han trazado estrategias, como la incorporación de nuevas vehículos cisternas provenientes de entidades estatales para mitigar al menos el déficit. Incluso varios propietarios de pipas han decidido apoyar en la distribución de manera gratuita, pero ante la tensa situación tal pareciera que los intentos se deshacen como una gota en el desierto.
Si la población se ofusca, los encargados de lograr que el abasto llegue a su destino también sienten cierta desazón, porque las afectaciones nunca los toma con los brazos cruzados. Al menos así lo refiere Jorge del Risco Garcés, un operario que labora en la una de las estaciones de bombeo Canímar. Allí varios pozos distribuyen el agua a varios puntos de la ciudad de Matanzas.

Durante su turno de trabajo el veterano debe permanecer atento a los diferentes parámetros que muestra una pizarra durante el bombeo. Aunque el circuito donde se erige este equipo está protegido para que ni sufra interrupciones en la red eléctrica que le alimenta, cada salida de los circuitos próximos provoca variaciones en el voltaje y disparos en el sistema de abasto.
Esta situación pone en riesgo el bombeo hacia la zona este de la urbe yumurina, que comprende varios puntos del Consejo Popular Peñas Altas y Playa. El sistema de pozos de Canímar, ubicado en las proximidades de Ibarra reviste gran importancia, pero una parada de apenas unos minutos puede afectar el suministro.
Incluso, una vez que ocurre una salida imprevista de los pozos, no se pueden reincorporar de manera simultánea para que no creen bolsas de aire en los conductos. Las paradas también provocan que el agua en las tuberías quede en reposo o retroceda. Pero existen otras paradas mucho más prolongadas, o salidas de servicio, que le roban el sueño a los trabajadores de la Empresa de Acueducto y Alcantarillado (EAA) de Matanzas.
Bien lo sabe Yordanis Mora Sánchez, director de Ingeniería de esta entidad, cuando tiene que recopilar las informaciones diarias sobre las diferentes roturas que suceden en la provincia.
Esos índices de desperfecto de las bombas se incrementan en esta época del año a causa de las frecuentes tormentas acompañadas de descargas eléctricas que los mantiene en vilo desde que el cielo se ennegrece y se desatan los truenos.
En estos momentos la provincia, según advierte el directivo, presenta varios equipos fuera de servicio por descargas eléctricas y variaciones en el voltaje en la red eléctrica. Se trata de una docena de equipos que complejizan el abasto en diferentes municipios.
Cuando una bomba presenta rotura, comenta el director de ingeniería, inicia una batalla contra reloj para extraerla, determinar el nivel de rotura, localizar los implementos necesarios para su reparación y posterior instalación.
Algunos de estos implementos, como el necesario para el cableado se debe localizar fuera de la provincia. Luego la reparación se desarrolla en el municipio de Jovellanos. A veces, explica Mora Sánchez, se acumulan las roturas, pero nadie se detiene ante la necesidad de darle una solución.
Como ejemplo menciona el equipo 1 del sistema de abasto El Conde. De vital importancia para los habitantes del Consejo Popular Pueblo Nuevo y varias áreas de Playa.
Tras su recuperación tras un complejo proceso de reparación logró estabilizar el abasto durante nueve horas, sufriendo una nueva rotura que en estos momentos mantiene en jaque a estos trabajadores, y provoca malestar en la población afectada.

En estos momentos, según advierte, ya se encuentra en el taller y próximamente se informará sobre su incorporación al sistema de abasto de la ciudad.
Más allá de las roturas que hoy afecta a municipios como Cárdenas, Perico, Unión de reyes, Matanzas, Jovellanos, entre otros municipios, si se compara con el total de los 226 equipos en funcionamiento en la provincia, el nivel de afectación por este motivo representa solo el 4 por ciento, en cambio, más de un 60 por ciento de las afectaciones responde a las afectaciones del fluido eléctrico.
Al menos así lo recalcan desde la Empresa de Acueducto y Alcantarillado, “La mayor afectación que tiene el abasto de agua hoy está vinculado al déficit de fluido eléctrico que afecta a más de 300 mil habitantes en la provincia”, asegura Mora Sánchez.
Para disminuir las altas cifras de matanceros afectados se ha protegido el horario de bombeo en varios territorios de la provincia. La decisión persigue una mayor coordinación entre la Empresa Eléctrica y la EAA, que permita bombear con cierta estabilidad hasta donde sea posible.
Y aunque desde varios barrios yumurinos aún se hace evidente la insatisfacción, Ernesto Arbelo Morejón da fe de la prioridad que se le ha dado a esta difícil situación.
Como operador de la estación de recepción de la UEB Matanzas Oeste, está a cargo de la distribución hacia diferentes puntos de la ciudad, y justo durante nuestra visita el miércoles en horas de la tarde noche, las potentes motobombas redirigían el líquido que llegaba de los diferentes sistemas de pozos que alimentan el gran reservorio.
El bombeo favorecería a repartos como el Naranjal Norte, las zonas Media y Alta de Matanzas, el Complejo de Salud y el Hospital Pediátrico. Si la jornada permanecía sin asomo de tormenta y descargas eléctricas podrían redirigir el bombeo hacia otras áreas de la capital provincial.
Pero tanto Ernesto, como Yordanis, están conscientes que son múltiples los factores que también atentan contra el suministro, más allá de los continuos apagones y las roturas. Aspectos en los que ahondará el periódico Girón.
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