
Un ferrobús en la ruta del viejo tren
La tentativa de rescatar el tren de Hershey tiene una solución a la vista en su itinerario por la geografía matancera.
Así se conoció en una visita de trabajo a la provincia del ministro de Transporte, Eduardo Rodríguez Dávila, en la que quedó sentada la voluntad por restituir el añejo tren.
Eso sí, el nuevo no cubrirá su recorrido tradicional ni estará impregnado de su encanto eléctrico, pero igual saldará una deuda con cientos de personas que necesitan de ese servicio. Ahora se trata de un ferrobús autopropulsado por un motor diésel.
Aunque no es lo que muchos hubiesen deseado, el proyecto da vida otra vez a lo que fue para muchas personas, la mejor opción para llegar a su destino.
Explican expertos que no es posible, al menos por ahora, rehabilitar el tendido eléctrico que le aportó energía al tren para circular por casi un siglo.

El nuevo ferrobús tendrá una capacidad para 25 pasajeros sentados y cinco de pie, explica Ramón Rodríguez Zamora, director general de la Empresa Provincial de Transporte. Asegura que ya está adaptado para transitar por la vía férrea, y en estos momentos es sometido a trabajos de chapistería y pintura por parte de operarios de la unidad de talleres de la mencionada entidad.
Está en marcha, asimismo, un programa para restaurar la estación de Matanzas, con auxilio financiero del Fondo para el Desarrollo del Transporte Público.
En ese lugar, con posterioridad, está previsto concebir un espacio para recrear la historia vinculada a los orígenes del tren eléctrico de Hershey, precisó René Peña García, director adjunto de la Unión de Ferrocarriles de Cuba en el territorio.
Comentó que aún está por definir la frecuencia de viajes y hasta dónde llegará el trayecto, aunque se prevé que cubra la distancia entre la ciudad de Matanzas y la localidad de Canasí, en Santa Cruz, Mayabeque.
Los componentes físicos de la infraestructura ferroviaria, incluyendo los rieles, recibirán mantenimiento, para reforzar su seguridad, manifestó.

El tren de Hershey circuló, desde 1921, entre las ciudades de La Habana y Matanzas, conocido como el único de Cuba que no usaba petróleo como combustible.
El 1ro. de mayo de 2017, en horas del mediodía y con varias decenas de pasajeros a bordo, partió de la ciudad de Matanzas hacia La Habana. Fue la última vez que los matanceros vieron el legendario convoy, relata un viejo operario de la estación yumurina.
Uno se encuentra con personas que lo utilizaron cientos de veces. Dicen que, en su mejor momento, existían ocho salidas diarias, y que en ocasiones ponían hasta cuatro coches.
«Siempre iba lleno», recuerda con cierta nostalgia un matancero que estudió en La Habana. «Lo disfruté mucho, se podía respirar el aire puro y apreciar el colorido de los campos y caminos».
Aunque al parecer el ferrobús dispone de una capacidad de transportación muy limitada, nadie duda de que la noticia alienta a esas familias que residen en poblados y caseríos alejados de la Carretera Central y la Vía Blanca.
Sigue en pie, además, la posibilidad de disfrutar de una vista espectacular del Valle de Yurumí y de otros encantos naturales.