De paroles, dolores y discriminación exacerbada

De paroles, dolores y discriminación exacerbada. Foto: Reuters

“Termina el parole humanitario para personas de Cuba, Haití, Nicaragua y Venezuela”, así versa en los titulares de los principales medios de prensa de Estados Unidos -y del mundo-, y la noticia nos sacude a todos, implicados o no.

Donald Trump le pone más fuego a los enfrentamientos en California y Chicago, al descontento de migrantes y hasta ciudadanos, que no entienden tanta frialdad en un hombre cuyos antepasados tampoco son 100% «gringos», como recientemente le recordaron en Alemania.

Getty Images

Y uno piensa en los que arriesgaron su vida por sus sueños, que caminaron kilómetros con sed y hambre, que durmieron a la intemperie y bajo el acecho de bandas y delincuentes, prestos a robos y violaciones en una travesía que incluía al peligroso Tapón del Darién, donde muchas vidas han quedado en el intento. Algunos de ellos hoy no están en la lista de expulsión, pero tambalean en la cuerda floja.

Los “nuestros” no necesitan de permiso para regresar, pero no se trata de puertas abiertas de una Isla, sino del respeto a las decisiones del otro, y entrecomillo nuestros porque en realidad hermanos somos todos los que habitamos este mundo, aunque nos empeñemos en diferenciarnos en razas y orígenes.  


Eric Gay/AP/Archivo

Releo titulares y pienso en los que han constituido ya una familia allí, los que entrelazaron sus vidas con otros que llevan más años, y quizás corran la triste suerte de la madre cubana que pasó meses de agonía porque le separaron de su retoño y su pareja (y estos, quizás, no tengan la posibilidad del reencuentro).

Emigrar constituye un derecho, que se remonta a siglos en el tiempo, y evidencias existen en cada parte del orbe, y no hay que googlear para saber. Emigramos de casa, de ciudad, de provincia, de hemisferio.

Las causas pueden ser múltiples y da igual cuáles sean: emigrar es un derecho, maltratar no. Ni pisar los sueños de otros, ni levantar muros entre personas, diferenciar en clases y dar o no privilegios según procedencias, y muchísimo menos, incentivar al odio del hombre por el hombre.

Termina el parole humanitario, y la firma supera por mucho al papel. Hay casas que se vendieron con sus muebles y recuerdos, ahorros que se arriesgaron en un todo o nada, deudas que nacieron y esperan por ser pagadas.

Por un supuesto regreso a ‘políticas de “sentido común” y seguridad pública’, más de 500 000 personas esta noche no dormirán, y llorarán en evidencia o silencio, y con ellos sus familiares: los de ambos lados de la frontera y se preguntarán que hicieron mal para ser discriminados y repudiados con tanta furia.

Trump, sin dudas, será por mucho el presidente más odiado. No se puede levantar una economía sobre el dolor de otros, ni es democracia botar al que sobra o molesta. Cada sociedad tiene sus luces y sombras, ninguna es perfecta, pero si hay algo  cierto es que el mundo necesita para sobrevivir de más amor y menos odio. (Foto: REUTERS)

Lea también

La “Era Dorada” de Trump

La “Era Dorada” de Trump

“La edad de oro de América comienza ahora mismo”, aseguró Trump en sus primeras líneas del discurso a la nación. Pero cuánto de esa iniciativa es voluntarismo vacuo —en virtud del hegemonismo… Read more »

Recomendado para usted

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *