
Cuando se le rinde homenaje a Moisés Rodríguez Cabrera, se le rinde homenaje a La Seña del Humor de Matanzas. La agrupación que transformó el humor escénico cubano y le ofreció una perspectiva contemporánea, se convirtió en un símbolo de la ciudad y le imprimió al género una estética diferente, referente en la historia del humor, mezcla de tradición y modernidad.
Y ahí, junto al grupo, está Moisés Rodríguez, como cofundador de La Seña del Humor al lado de Pepe Pelayo y Aramis Quintero. Ya antes había fundado, también junto a Pelayo, Tubería de 1/ 2, una página de humor gráfico y literario en el semanario Yumurí. Pero Moisés es mucho más.
Para muchos se trata del profesor de literatura que llevaba a las aulas su sabiduría mezclada con humor, sus inolvidables clases eran pequeñas escenas humorísticas; es también el crítico de arte, el curador y el pintor de obras abstractas, con que parece ser otro Moisés, sin dejarlo de ser; el heredero de una tradición mambisa y cristiana, de la que se siente orgulloso y vive en él. Parte de una familia de artistas, que como su hermano Francisco Rodríguez (Pancho), actor de El Mirón Cubano, llevaba el gen de ser buena gente y de hacer reír a otros en cualquier circunstancia.

Para otros tantos, Moisés es Roberto. Si caminas con él, vas con una mezcla de los diversos Moisés, y del querido Roberto. La gente saluda a Roberto. Lo abraza y lo mima. “Roberto”, le dicen.
Mi amigo Pepe Pelayo cuenta, en una de sus anécdotas-homenaje, la capacidad de hacer reír de Moisés, desde que era un estudiante, y luego con La Seña del Humor, tan pronto salía a escena: “No necesitaba hablar, solo con pararse ante el público, ya comenzaban a reír”. Yo lo he vivido. Ustedes lo han vivido.

Hacer reír es un don, en él está presente, en su trabajo gestual y de la voz: jugar con la frase para apuntalar el chiste y llevar con agudeza sus historias a la risa, desde lo más profundo de sus esencias, la ironía, el absurdo, el desparpajo criollo, los giros inesperados, la relación entre el cuerpo (las manos, los dedos, el pelo) la y emisión del texto. Un disparo certero al espectador.
Se ha construido un personaje que está dentro de él, aderezado con inteligencia y cultura general, que le permite teorizar, comprender los nexos históricos de la historia del humor, la formas y estilos de lo cómico. Hablas con él, mientras te tomas un café, y se combina lo serio y lo hilarante, en todas sus gamas. Moisés, en el humor es muchas cosas. Más allá de lo que vemos, está compuesto por varios sedimentos, conformados por su larga e intensa relación con el humor en el teatro, la radio, la televisión, el humor gráfico y el literario.

Moisés es, además, un símbolo estoico de esa agrupación que a muchos nos llena de nostalgia, y que es una leyenda, porque siempre y en todos los contextos siguió siendo La seña del Humor de Matanzas.
El Premio Nacional del Humor 2024, año en que se celebran los 40 años de su querida Seña, enaltece las raíces de lo cubano y lo matancero, lo sitúa en la larga y fructífera herencia de algunos de nuestros Premios Nacionales del Humor: Aurora Basnuevo, Carlos Ruíz de la Tejera, Juan Padrón, Manuel Hernández y, ahora, Moisés Rodríguez Cabrera.
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