Aunque era guajiro de siempre, Julio Alfonso aborrecía la lluvia. Años atrás era su mejor aliada para lograr las cosechas y reverdecer los pastos; pero desde hacía un tiempo la vida le era más llevadera sin lluvia.
Cada mañana recorría el camino polvoriento frente a su finca, para visitar a algún vecino o familiar de los que habitaban el incipiente caserío de esa alejada zona del Valle Yumurí, donde residía. Solo podía hacerlo durante la seca, etapa en que un tono blanquecino se apodera de la irregular carretera, el cual le servía de guía en su andar.
La catarata ya le afectaba la visión y apenas distinguía siluetas borrosas. Pero al menos sí avistaba esa raya blanca sobre la carretera, en tiempos de escasa lluvia. Al salir de casa y cerrar la portada, dejaba un pedazo de yagua justo en frente, que le servía de punto de referencia para el regreso.
A veces no encontraba a nadie en las casas, pero no importaba, al menos estiraba los pies, «para que la pelona me sorprenda en la cama, encangrejado», como le gustaba decir.
Así pasaba sus días Julio Alfonso, en un forcejeo constante con la muerte. Forcejeo que perdió una vez al morir su hijo mayor, víctima de un cáncer. «Ese es un dolor del que nunca sanaré».
Quizá por eso prefería salir de casa y caminar, y mientras avanzaba a través de esa niebla en la que se había sumido su vista, conservaba en su alma la esperanza de que cada árbol permaneciera en el mismo lugar, como los recordaba en su mente.
Recuerdo que Julio dejaba a un lado la tristeza y el dolor para jaranear sobre la oportunidad de llegar al venidero año, que por fuerza tenía que ser mucho mejor que el que culminaba.
Mientras hablábamos, finalmente chocó con una yagua de palma real. Esta le anunciaba que se encontraba a la entrada de su finca; pero no entró sin antes despedirse de aquella pareja que había encontrado en el camino y que le hizo compañía y le escuchó en una fresca mañana de diciembre del 2019.
Lea también
Islas, tesoros y la infancia recuperada
José Alejandro Gómez Morales – «Islas, tesoros y la infancia recuperada», es el comentario que le traemos en esta jornada sobre una de las etapas más bonita de la vida: la infancia. Leer más »