El suicidio: prevenir para salvar

El suicidio: prevenir para salvar
El suicidio: prevenir para salvar. Imagen referencial generada por IA

Ese día Mariana empezó con náuseas, lo único que le faltaba para temer lo “peor”. Por sobreprotección no la dejaron becarse en la Escuela de Arte unos años atrás y mira: bastó una salida a las “tiendas” para quedar embarazada y de un chico mayor. En casa “nunca se lo van a perdonar”, cómo habrían de hacerlo si muchísimas veces le advirtieron que nada de novios. Esa vergüenza ella no la puede pasar. No queda de otra…

Según estadísticas, la adolescencia se perfila en el mundo como la etapa con mayor número de intentos de suicidio, comportamientos que también se manifiestan de manera muy similar en Cuba, donde no queda exenta la provincia de Matanzas. 

Aunque no suelen ocurrir tantos desenlaces fatales en esas edades, en la juventud y adultez las cifras son mayores sobre todo en el sexo masculino, según datos recopilados por el Centro Provincial de Higiene y Epidemiología, sito en la Ciudad de los Puentes.

Las causas que llevan a quitarse la vida, o al menos intentarlo, pueden ser múltiples, pero los especialistas insisten en que, en la mayoría de los casos, estas conductas pudieran prevenirse. Por eso cada 10 de septiembre el mundo celebra el Día Internacional de Prevención del Suicidio, con el objetivo de concientizar sobre un flagelo que, aunque no lo parezca, tiene marcada presencia en la sociedad.  

UNA MIRADA INTERNA AL FENÓMENO

Las estadísticas de la Organización Panamericana de la Salud muestran que se reportan más intentos de quitarse la vida en las mujeres, mientras que los hombres son quienes más concretan el acto. 

En lo que va de año, en la provincia se registran más de 280 intentos de suicidio, siendo Matanzas (71), Cárdenas (32) y Jagüey Grande (32) los de mayor incidencia.

Según información brindada por Regla García Acosta, técnico en Estadística del Centro Provincial de Higiene y Epidemiología, se atendieron en los centros asistenciales por esas conductas 46 menores del sexo masculino, con edades entre 10 y 18 años, mientras que del femenino las cifras ascendieron a 82.

En el rango de 19 a 24 años, fueron 36 los que intentaron quitarse la vida, mientras que de 25 a 59 lo hicieron 85 personas. Por otra parte, 28 pacientes con más de 65 años se suicidaron en la provincia este 2024, en su mayoría hombres.

ADOLESCENCIA Y JUVENTUD, ETAPAS A NO DESCUIDAR

Para el máster en Ciencias Riquel Arnaldo Díaz Tejeda, psicólogo infantil, la pandemia exacerbó muchísimo los factores de riesgo. “En este caso podemos citar los desajustes mentales, la falta de empleo, la inseguridad financiera y el aislamiento social que trajo la Covid 19”.

“Se denomina conducta suicida a cualquier acto o pensamiento en contra de la propia persona, que puede ir desde el deseo hasta el suicidio. Los adolescentes tienen factores de riesgo debido a sus características en cuanto a desarrollo psicológico. Por ejemplo, tienen un pensamiento lógico formal con una afectividad inmadura, con sentimientos superficiales, con emociones nuevas, mal manejo de la ira, impulsivos y actúan sin medir consecuencias”, comenta Adriana Torres Abreu, psiquiatra Infanto-Juvenil del municipio de Cárdenas. 

“Las causas son múltiples. De forma general algunos factores de riesgo pudieran ser: la edad (en este caso la adolescencia), sexo (masculino más propenso al suicidio y femenino al para-suicidio que no es más que la conducta suicida pero sin intencionalidad, ni deseos de morir ), estado civil (soltero), situación socio-económica (pobreza), enfermedades psiquiátricas (depresión), enfermedades crónicas invalidantes o malignas terminales y antecedentes patológicos familiares. 

“Igualmente, pueden influir el alcoholismo y la drogadicción, embarazos en la adolescencia, Infecciones de Transmisión Sexual, abusos sexuales, humillaciones en público, no aceptación de la orientación sexual, fracaso escolar, pérdida de relaciones afectivas y hostilidad hacia los padres.

“Como factores más específicos pudieran citarse una infancia problemática con padres muy jóvenes o añosos, hijos no deseados, abandono, padres con enfermedades psiquiátricas o discapacidad intelectual; y como factores reforzadores: maltrato infantil, divorcios traumáticos, familia disfuncional o pérdida de estatus social, reflexiona Torres Abreu.

DERRIBANDO ESTIGMAS 

“Es importante eliminar el mito de «el que dice que se va a suicidar no lo hace”, pues un elevado porciento de los pacientes cuando lo informa, y transmite su deseo de no seguir viviendo, es una manera de pedir apoyo y los familiares no lo perciben así. En estos casos siempre se debe solicitar ayuda profesional”, considera Olivia Martínez Hernández, Jefa del Grupo Provincial de Psiquiatría.

“En el hogar hay que trabajar desde edades muy tempranas, donde hay tres acápites fundamentales que van a dar lugar al desarrollo del niño: la imagen de sí mismo, los valores y la identidad de género, dándole al menor seguridad, confianza, autoestima, cero carteles, pequeñas responsabilidades. Con ello logramos infantes que en la adolescencia tendrán más herramientas y confianza en sí mismos para darle solución a determinadas situaciones”, insiste Torres Abreu.

“Los adolescentes actúan por impulso, y la mayoría de las veces se arrepienten y por suerte rápidamente lo dicen y puede el personal médico actuar a tiempo. Lo que no puede suceder es que la conducta suicida se convierta en un modo de dar respuesta a los problemas, porque el método puede fallar aunque no sea la intencionalidad morir.”, sugiere la psiquiatra infanto-juvenil.

Riquel Arnaldo, quien además de psicólogo infantil se desempeña como terapeuta familiar y profesor en la filial de la Universidad de Matanzas en Pedro Betancourt, considera que una de las razones que más conduce a intentar el suicidio en el sexo femenino está relacionada con que, no solo en Cuba sino en la región de Las Américas, todavía sufren muchísima violencia. “Pensemos en cuántas mujeres aún en este siglo resultan maltratadas por sus parejas, manipuladas, violadas (no solo sexualmente sino también sus derechos más elementales como el derecho a la autosuperación, a trabajar o a ocupar cargos de dirección en empresas) Quedan muchos rezagos de machismo y sexismo, que devienen en causas esenciales del suicidio.

“Hay que empoderar a la mujer, abrir canales, vías para que lleguen a su autorrealización personal, a la equidad con el sexo masculino. Tenemos que apoyarlas para que diseñen su propio proyecto de vida”, refiere el psicólogo.

Olivia, quien se desempeña también como Jefa de Servicio de Psiquiatría del Hospital Faustino Pérez, insiste en que el objetivo fundamental del programa de prevención “es reducir la morbimortalidad con una concepción integral de la salud, con formulación de actividades y tareas tenientes a los propósitos de promover, prevenir, curar, rehabilitar, investigar, y perfeccionar todo lo relacionado con la conducta suicida.

“La gente se siente incómoda y no le gusta hablar de la muerte, sin embargo puede ser muy útil preguntarle a las personas cuando se sienten mal. Esto no pone ideas en la cabeza, por el contrario, le indicará que hay alguien que se preocupa por él y que le da la oportunidad de hablar de las situaciones por las que está atravesando”, enfatiza la especialista.

La campaña impulsada por la Organización Mundial de la Salud en este 2024 y durante los próximos dos años, busca «cambiar la narrativa», que implica derribar barreras, estigmas, crear conciencia y una cultura de comprensión y apoyo para prevenir el suicidio, porque sí, aunque no lo crea, disminuir su incidencia, puede estar en nuestras manos. 

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