Crónica citadina: Añoranza por el teatro-cine Matanzas

Crónica citadina Añoranza por el teatro-cine Matanzas

Imagen ilustrativa generada por Inteligencia Artificial (IA)

Ante mis ojos tengo un programa impreso anunciando los filmes correspondientes al año 1960, que serán exhibidos en el cine-teatro Matanzas, en esta ciudad homónima.

El papel aún se conserva en buen estado, y su impresión se realizó en la imprenta de Vitín, sita entonces en la calle de Spíritu Santo.

Además de las propuestas cinematográficas, también refleja, en esa ocasión, la actuación del cantante venezolano Héctor Cabrera, famoso en Cuba, donde resultó muy popular su canción de presentación: El pájaro Chogüí.

Este preciado volante (programa) me lo regaló mi amigo Jorge Luis Canito, consciente de mi afición por el cine.

Sin embargo, el cinematógrafo Matanzas hace años que no existe, porque decisores impusieron su criterio de que esa muy visitada instalación fuera destinada a otro uso. O sea, transformarlo en un centro recreativo para los jóvenes. Discoteca que duró poco tiempo.

Casualmente, me encontraba yo presente el día que el entonces director provincial de Cine, Marcos Pérez Quiñones recibió la llamada telefónica con ese ultimátum. Hasta donde pudo se opuso a esa decisión, incluso, propuso otra sala cinematográfica, pero los de “arriba” no aceptaron ni el Moderno, ni el Atenas. Ya la suerte del Matanzas estaba echada.

Pocos meses antes a ese cine de barrio le montaron pantalla nueva, su lunetario (alrededor de 450 asientos) recién reparado, todo muy limpio y decorosamente pintado.

A esa instalación asistían, incluso, viajeros que esperaban turno en la cercana terminal, y también se vieron perjudicados por tal decisión, que afectó a toda la barriada de Pueblo Nuevo, por el capricho de los decisores.

Como adelantamos en párrafos anteriores, la cacareada discoteca duró poco tiempo, debido a diversas trifulcas ocurridas en su interior. Fue desactivada como tal y hoy en día es una institución de Salud Pública destinada a la lucha contra vectores. ¡Qué cambio, amigos lectores!, !qué cambio!

Pero lo más criticable y condenable es que no tenemos en la populosa barriada neopoblana ningún cinematógrafo.

El primero en desaparecer fue el Abril. Solo contamos con una pequeña sala de vídeo que las más de las veces permanece cerrada. En ocasiones por roturas en los soportes de exhibición, otras por falta de mantenimiento en su techo, que provoca filtraciones dentro del salón.

Por todo ello no ofrece programación cinematográfica estable, lo que ha provocado que el público asiduo años atrás, ya esté disperso.

Al referirnos a los aspectos de importancia y capacidad, aquí en la ciudad, el Velasco y el Matanzas eran los más destacables.

Desde hace tiempo muchos matanceros añoramos ver buenas películas en la casi desértica sala cinematográfica Velasco.
Desde hace tiempo muchos matanceros añoramos ver buenas películas en la casi desértica sala cinematográfica Velasco.

El Velasco se duele del abandono a que está sometido sin proyectar películas, una institución que tanta gloria le ha dado a la ciudad, porque resultó, a comienzos de la década de los años 80 la principal subsede del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, e incluso tuvo el gran privilegio de otorgar el Premio Vigía, a la Mejor Película proyectada aquí. Sí, en aquel entonces el Velasco acogía filmes de estreno, en competencia por los Corales capitalinos.

Muchos de los galardones entregados en esta subsede correspondían con los largometrajes exhibidos en la capital, lo cual dice mucho de la profesionalidad con que realizaba su labor analítica el jurado matancero, del cual tengo el sano orgullo de ser uno de sus integrantes, por 10 años, junto con el desaparecido profesor Luis Espino García, el Dr. Cristóbal Mesa y los especialistas Carlos Manuel Deus y Jorge Jiménez.

Volvamos al cine-teatro Matanzas. Refleja el citado volante que desde el jueves 1 hasta el domingo 4 de diciembre de 1960 estaba programado el filme El altar del crimen., como primera opción, la segunda sería No serás un extraño, con Robert Mitchum, Olivia de Havilland, Frank Sinatra y Broderick Crawford. Todo un estelarísimo reparto.

Los otros títulos: Secretos del FBI, El Señor Truhán, Patrulla inmortal, Mi novia es una Teniente, Y fueron felices, El buzo fantasma, El perro Pachón (cartón en colores), La tercer voz, La guerra del hampa y Duelo a balas y espuelas.

Para el domingo 4 se anunciaba una matiné gigante, desde la 1:00 p.m., las comedias Alias Jesse James (con Bob Hope) y Se agua la festa (con los tres chiflados), Mi revólver nunca falla, así como los animados El explosivo Magoo y Ponche de león.

Una de las propuestas más sobresalientes en la marcada fecha lo constituyó la actuación del ya mencionado Héctor Cabrera, anunciado para el martes 29 de ese mes, a las 6:00p.m. Se presentaría, además, el Trío América. La animación del programa estaría a cargo del conocido Rolando Monroe.

¿El precio de las entradas? Niños 20 centavos. Mayores 40 centavos.

También existían otras tarifas de pago, entre jueves y sábado, los adultos pagaban 30 centavos hasta las 7:00 p. m., después de esa hora, la entrada costaba 40, y los domingos, pasadas las 4:00 p. m. el coste era de 50 centavos.

Bueno, a través de este programa viajamos en el tiempo. Ahora ello provocará que en algunos cinéfilos sea aún mayor la nostalgia por el cine-teatro Matanzas.

(Por Fernando Valdés Fré)

Lea también

Recomendado para usted

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *