El viejo y el río

Teódulo García Abreu, de ochenta años, es una de esas personas que parecen tan viejas como el propio río. Con su andar pausado y su mirada sabia, Teódulo se ha convertido en una figura emblemática en la ribera del San Juan.

El río San Juan serpentea lentamente, como un anciano que ha visto más amaneceres de los que podría contar. Sus aguas, que reflejan el cielo del atardecer, parecen recordar historias de tiempos pasados, cuando el mundo era más joven y las personas más sencillas.

Teódulo García Abreu, de ochenta años, es una de esas personas que parecen tan viejas como el propio río. Con su andar pausado y su mirada sabia, Teódulo se ha convertido en una figura emblemática en la ribera del San Juan.

Durante tres décadas el hombre sirvió con dedicación como paramédico en la Cruz Roja Medi Bus, salvando vidas y ofreciendo alivio en momentos críticos. Sus tres hijos y su esposa han sido sus pilares a lo largo de los años, pero es en el río donde ha encontrado su mayor refugio.

La jubilación le brindó tiempo para dedicarse por completo a su pasión: la pesca. Cada mañana, con la primera luz del alba, se dirige al río San Juan, su caña en mano y una sonrisa en el rostro que refleja el profundo amor que siente por este lugar.

Su rutina diaria es sencilla, pero rica en significado. Con la calma que solo los años pueden otorgar, se sienta a la orilla del río, sus movimientos son tan precisos y medidos como los de un artesano. La paciencia y la destreza adquiridas a lo largo de décadas se combinan en cada lanzamiento de su caña, y cada vez que el hilo se tensa, es como si la historia de su vida se entrelazara con la del río. Para él, no es solo una cuestión de capturar peces, sino de disfrutar el tiempo y el espacio que el río le ofrece, un tiempo que parece haber sido diseñado exclusivamente para él.

A los ojos de los vecinos, Teódulo es una figura emblemática, un símbolo de la persistencia y el amor por las cosas simples de la vida. Su historia, contada a través de las corrientes del río San Juan, es un testimonio de una vida vivida con propósito y plenitud. Mientras el sol se oculta en el horizonte, bañando el río en tonos dorados, el viejo sigue allí, con la misma pasión: un viejo pescador cuya vida sigue fluyendo en perfecta armonía con el río.

Con su andar pausado y su mirada sabia, Teódulo se ha convertido en una figura emblemática en la ribera del San Juan.

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Sobre el autor: Raul Navarro González

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