Los sueños rotos en una malla demasiado alta

Equipo Cuba de Voleibol

Fueron varias semanas de tensión y emociones en los que malla por medio volaban alto los sueños de cada cubano amante del voleibol y del deporte en general. Se jugaba la última carta para que un deporte colectivo se incluyera entre los clasificados a los Juegos Olímpicos que están a punto de comenzar.

Quiso el vaivén e inestable rendimiento del equipo cubano que todo se decidiera en la tercera y última semana de competencia en la Liga de Naciones de esa disciplina, donde militaban los mejores del mundo, unos ya clasificados, otros por alcanzar el sueño. 

Serbia era el principal obstáculo de Cuba en el camino del tan ansiado objetivo y se enfrentaban precisamente en la apertura de esa tercera jornada definitoria, como servido en bandeja de oro para que el equipo antillano demostrara de una vez por todas que sí podía aspirar a la meta olímpica. 

Era ese y no otro el llamado en el argot deportivo Juego Bueno, el que hay que ganar, el de la oportunidad, el partido en el que es prácticamente un pecado fallar. Con dos sets por cero y Cuba dominando las acciones, era un hecho la victoria en la mente de muchos y en el corazón de todos.

Pero como la realidad supera a cualquier ilusión, si de puntos de giro en la trama se trata, el conjunto que salió a la cancha en el tercer parcial no se parecía en nada a aquel que había comenzado seguro e impetuoso, dispuesto a arrebatarle el boleto parisino a sus rivales. 

Equipo Cuba de Voleibol

Comenzaron a aflorar los fantasmas de los errores, la falta de efectividad y un halo de inseguridad se apoderó de unos jugadores que habían demostrado que sí se podía. 

La derrota ante Serbia fue inminente y cayó como un balde de agua fría para paralizar las esperanzas de ver los colores de la bandera bajo los cinco aros.

Aunque matemáticamente todavía existían posibilidades, los rivales eran muy superiores y la última carta era frente a Polonia, número uno del ranking mundial.

Los polacos, si bien ya estaban clasificados y sin nada que perder, no dejaron brecha a los nuestros y sacaron su mejor artillería, entre ellos al cubano Wilfredo León, considerado el mejor jugador del mundo.

Fue un mazazo que enterró en tres sets a los antillanos, pues como buen profesional el León nacionalizado en Polonia marcó 16 puntos y fue determinante en la victoria de su equipo. 

Buscar culpables externos no va a resolver el éxodo de atletas y entrenadores, las causas van más allá de cuestiones económicas o políticas, atacar los orígenes es más honorable que satanizar a un adversario que ayer formamos y dejamos ir. 


Lea también

Fútbol Club San Pauli

San Pauli, fútbol del lado de las causas justas

Boris Luis Alonso Pérez – Este año fue noticia que el Fútbol Club San Pauli ascendiera a la primera división de la Bundesliga tras 13 temporadas en segunda. LEER MÁS »


Recomendado para usted

Foto del avatar

Sobre el autor: Norys Castañeda Valera

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *