El mundo parece detenerse frente a un flash: el escarabajo en la punta de la hierba; la gota de rocío que se rehúsa a desprenderse; aves en su leve reposo sobre ramas; atardeceres en los que el sol aparenta nunca caer; tormentas que se avecinan; musgos que se apoderan de la madera y crecen en humedades justo ahí, al alcance de la vista.
Bellezas ignoradas en la cotidianidad cada junio quedan atrapadas por el lente. El pretexto de un salón de fotografía aúna a consagrados y aficionados al arte, para los que cada edición supone una meta en la que reinventarse.
En su novena cita, vuelve a la ACAA cardenense Cuba al natural, sin más vestimentas que sus polvos, sus luces y sus sombras. Regresa con la instantánea como recurso protector, como voz de alerta sobre una naturaleza de espectacular beldad, cuya supervivencia está en nuestras manos.
“El concurso forma parte del programa de manejo del Paisaje Natural Protegido Varahicacos, que pertenece al Centro de Estudios y Servicios Ambientales de Matanzas (Cesam) y persigue, desde sus inicios, incentivar la fotografía de naturaleza en Cárdenas —refiere Rolando Trujillo, especialista del Cesam y gestor de Cuba al natural—. Llevamos dos ediciones con la modalidad de que los participantes mandan sus fotografías en forma digital, seleccionamos las mejores y, entonces, se imprimen aquellas que tienen la calidad suficiente para pertenecer al salón”.
Sociedad y naturaleza, Macrofotografía, Flora, Fauna y Paisaje se alzan como categorías en las que no solo se compite, también se sueña. Por días se vigila al ave, se estudian hábitos, se persiguen nubes y tormentas, se juega con la naturaleza y sus fenómenos.
“Este 2024 se presentaron fotos de elevada calidad, de especies tan importantes como la Ferminia cerverai con un alto valor por su endemismo y presencia en la provincia, o por paisajes de excepcional belleza donde nubes y descargas eléctricas se mezclan. Este año tuvimos premiados de otras provincias, fue el caso de un camagüeyano que recibió más de un galardón”.
Tres premios en cada acápite y varias menciones recompensaron otra vez el talento desbordado en Cuba al natural. Fueron las abejas de Yainyt Alcázar Delgado, una asidua participante de la cita fotográfica, las de más palmas.
Durante un mes, la ACAA de Cárdenas acogerá la muestra, para luego despedirse por algo más de 300 días, tiempo para volver a soñar en instantáneas. En junio próximo, el concurso festejará su primera década, con una edición que desde ya promete ser especial.
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