Cuando se es padre desde el principio…
No es solo percepción de los hombres. En Cuba, como en muchas otras culturas, no se le concede la misma importancia al Día de las Madres que al de los Padres. Desde el propio refranero popular se sientan las bases para defender esta hipótesis, si no póngase a pensar cuántas veces no ha escuchado decir que: “Madre hay una sola, pero padre es cualquiera”.
Es una frase preestablecida y muy usada en nuestra cotidianidad, la cual le resta importancia a la figura paterna y al significado e impacto. Se basa sobre todo en la escasa o nula participación de algunos progenitores en el cuidado y la crianza de su descendencia.
Esta concepción se sustenta en ejemplos de la vida cotidiana, en los que a diario vemos como muchos padres se ausentan por largos períodos de tiempo; obviando por completo las necesidades básicas de alimentación, recreación o afecto que deben suplir. Pero, ni siquiera ello justifica el peso del consabido dicho, pues también están los que ejercen su paternidad responsablemente. Esos que no quedan a la retaguardia en espera de la solicitud de ayuda para asumir.
Son los mismos que hacen moños para ir a la escuela, que preparan un desayuno, recogen la casa, bajan una fiebre o simplemente nos extienden la mano para hacernos saber que junto a ellos todo estará bien. Son también quienes, aun sin engendrar, también saben dar amor.
PATERNIDAD, ES IGUAL A DAR AMOR
Cuando Mauro cumplió un año y tres meses y a mamá se le terminó su licencia de Maternidad y los tres meses de licencia sin sueldo, como tantas otras cubanas tuvo que regresar a su centro laboral. Despegarse del pequeño resultaba complejo, sobre todo porque mami debía abordar la guagua que la trasladaría hasta Varadero cada mañana a las siete y treinta para ir a cumplir con su labor.
La separación hubiese resultado más compleja y en el peor de los casos imposible si no tuviera quien se “batiera” con el nené y diera natillas, aseara, vistiera y lo dejara bien temprano en el círculo infantil. Pero eso no era nada nuevo para Yoelbys González Hurtado, pues desde que Mauro era apenas un embrión estuvo presente en cada etapa de su formación.
Por eso González Hurtado es de los que piensa que, si madre hay una sola, padre también. Porque conoce historias de abandono, lejanía y de la titánica tarea de muchas mujeres para, en medio de situaciones difíciles sacar adelante solas a sus pequeños, reconoce la importancia de la figura paterna para el desarrollo emocional de los niños y niñas.
“Hay quienes se ocupan de forma consciente, pero también están los que se divorcian y se separan de los infantes. Son esos que al final, cuando el muchacho crece, desean acercarse. Y la paternidad no funciona así, porque ese vínculo se construye poco a poco desde el embarazo”.
A Ismel Gainza López la vida lo sorprendió y casi no le dio tiempo a procesar la idea de que se convertiría en padre de tres niñas. Primero, llegó Keylis Camila y tres años después las jimaguas Karol y Karen. Tres torbellinos que no dejan espacio, ni tiempo para casi nada, pero a las que es necesario atender, alimentar y mimar.
“Tenemos los mismos derechos respecto a los hijos. Por lo tanto, considero que las responsabilidades son iguales. Ello es independiente de las habilidades de cada cual, que nos permite enfrentar de mejor manera alguna tarea en específico. Todavía hay muchos hombres que dejan la mayor carga en cuanto al cuidado y educación a las madres, cuando esta se puede compartir o acompañar”, dice Gainza López.
Anabel Hernández Gómez, madre de Amanda y Amelia confiesa que su esposo es muy buen padre. “Siempre está al tanto de todas las necesidades de mis hijas y no me refiero solo a las materiales. Les dedica tiempo de juegos, a veces más del que yo misma puedo darles porque estoy más atareada en las labores del hogar.
“Se siente comprometido con su cuidado físico y de salud, les brinda mucho amor y apoyo. Se involucra muchísimo en su educación, está pendiente de sus actividades escolares y festivas. La verdad, es que está muy presente y esto me ayuda porque reduce mi carga de trabajo y responsabilidad”, agrega Hernández Gómez.
Reconoce que, si bien “ante la ley ambos tenemos los mismos derechos y obligaciones en la crianza, en la práctica no siempre se ejercen por igual. En la sociedad existen estereotipos que contribuyen a esto porque a menudo asocian la crianza de los hijos solo con las madres, lo cual es injusto porque el trabajo no se distribuye por igual. Todavía nosotras realizamos más tareas de cuidado infantil que ellos, incluso cuando ambos trabajamos a tiempo completo”.
NECESARIOS, IMPRESCINDIBLES….
Al hablar de paternidad nos referimos al “conjunto de prácticas y normas culturales y sociales que se establece entre un padre y el cuidado, la educación y la protección de sus hijos e hijas”, según refiere la Unicef. En cambio, la paternidad activa y responsable ocurre cuando se está involucrado en todos los momentos clave del desarrollo de los pequeños: desde la planificación familiar, el embarazo y la salud prenatal, la preparación al parto, el nacimiento, la primera infancia, la niñez y la adolescencia, y para toda la vida.
También lo es cuando se comparten equitativamente las responsabilidades y tareas del cuidado, la crianza y estimulación y educación, así como las del hogar.
“Los niños necesitan para crecer y ser felices a la figura paterna, de su afecto, de su presencia, de sus opiniones, y aquellos que están presentes de forma activa y mantienen una relación incondicional logran que los menores tengan una mejor autoestima, mayores habilidades sociales, que enfrenten mejor las adversidades de la vida y también que repitan buenos ejemplos de crianza cuando en un futuro formen su familia”, observa la psicóloga Diadenis Morales Romero.
Precisamente por lo que representa la figura paterna para la estabilidad emocional y el crecimiento saludable, en Cuba existe una amplia cobertura legal para el ejercicio de una paternidad responsable.
“Hemos identificado en el ejercicio de la responsabilidad conjunta que deben ejercer padres y madres sobre los hijos, reiterados incumplimientos de la figura paterna. Cuando se produce la ruptura, casi siempre el padre se desplaza del hogar y recae sobre la madre la mayoría de los cuidados y la atención”, refiere Alina Domínguez García, fiscal jefa del Departamento de Protección a la Familia y Asuntos Jurisdiccionales.
“Están quienes no se divorcian de los hijos y mantienen con estos permanente relación y atención. Sin embargo, hay otros incumplidores de sus deberes y ausentes, lo cual trae graves consecuencias para el normal desarrollo de los pequeños. Sucede con los que emigran y con los que se mantienen en el radio de acción de estos. Son personas que cuando resulta necesario evaluar cualquier situación respecto a la educación, el comportamiento o la obligación alimentaria (que incluye la satisfacción de todas las necesidades materiales y espirituales) no aparecen.
En correspondencia con la importancia de la presencia paterna, el actual Código de las Familias enarbola el principio de igualdad, solidaridad, equilibrio, responsabilidad individual y compartida. Existe, además, la corresponsabilidad parental o parentalidad, o sea, igualdad absoluta en cuanto al ejercicio de la titularidad de los padres y madres respecto a sus hijos. También hay leyes relacionadas con el trabajo, la seguridad y la asistencia social que brindan cobertura al ejercicio de la paternidad.
Nadie pone en duda que un padre presente, comprometido y afectivo influye positivamente en el desarrollo y bienestar de sus hijos en todos los sentidos, ni siquiera esos que basados en tristes experiencias afirman que padre es cualquiera.
La ciencia ha demostrado que quienes disfrutan de un papá presente y afectivo tienen mayores probabilidades de alcanzar el pleno desarrollo neuronal durante los primeros mil días de vida, poseen un mejor desempeño escolar, y mayor porcentaje de romper ciclos de violencia y continuar dinámicas de igualdad de género cuando construyan su propia familia.
Dar amor, confianza, corregir, educar, enseñar, guiar sus primeros pasos y mostrarles el mundo tal cual es, con sus luces y sus sombras, es un compromiso que adquirimos desde que el primer ultrasonido confirma la paternidad. Ejercerla con dignidad y amor es una obra que solo pueden construir y conservar quienes se sientan padres desde el principio.