Rapsoda de barrio

Rapsoda de barrio- música urbana

Va cayendo la tarde y con un pomo de «compota» estaba El Prieto dando tremenda charla filosófica a los socios del barrio, a una orilla de la plaza. Escuchaban muy atentos, quizá por el efecto del líquido “mareable”, Danielito, Khalil, Fernando, Delvis, Toto, El Pinto y El July. 

Danielito vive a dos balcones de El Prieto y, nada más se va la corriente, se manda para su casa a “dar muela”. Khalil fue el primero en grabar un tema con El Prieto; de ahí para acá dice que es «el más adelantado». Dice que es influencer, pero Fernando no es mucho de redes, es más de ´tallas personales´.

Delvis acaba de salir del ´verde´ y cualquier grupito le sirve para divertirse. Toto, negro como El Prieto, es su rival en discusiones sobre regueton antiguo. El Pinto parece no estar en nada, pero escuchando no se le va una. Y July es posiblemente al que más consejos El Prieto le ha dado, pero a veces hace caso y otras no hay manera. 

La charla trataba sobre quién fue más influyente en la música urbana, Héctor & Tito o Wisin y Yandel, mientras en la bocinita suena un tema de Eddy D: Si tu no cuidas tu mujer. La canción sirve de introducción al asunto que entre tantos hombres no puede faltar: mujeres; vivencias, fantasías, contradicciones y consejos salen a relucir como si fuesen integrantes del Cenesex. 

La conversación salta hacia los orientales, tópico bastante abordado, ya que muchas personas cercanas son de aquella zona. Cada uno imita un acento para luego reír y poner a revisión en qué región o país se habla mejor. Sí, en ese grupo pasan de un tema a otro sin previo aviso.

El Prieto venía trabajando en un EP que hace rato tenía en mente, pero que no había podido materializar. No lo decía, pero su objetivo era pegarse. Llevaba par de años persiguiendo ese sueño. Qué diría Roimy, uno de sus “reales”, cuando viera aquello, él que siempre le daba cuero con lo de la música.

Y no solo Roimy, mucha gente que le decía que para qué invertir tiempo en algo que no le daría nada. Pero él solo pensaba en eso, en el proyecto que tenía en mente. Ya le tenía hasta título: Peripecias del Love. Allí hablaba también, a la orilla de la plaza, sobre cómo sería el proceso de creación. Los demás lo escuchaban como si fuese un profesor, porque, si algo tiene el barrio, es la necesidad de tener una figura a la cual escuchar.

Yeinel Bravo Hecheverría, o El Prieto, como le pusiera un amigo suyo en la infancia, hace rato canta y graba sus propias canciones en su cuarto-estudio El Quinto Piso.

Le puso ese nombre porque, «casualmente», vive en un quinto piso. Nació en Santiago de Cuba y allí creció hasta el primer cambio de pañoleta. Luego, por cuestiones laborales de su madre Rosa Iris, tuvo que mudarse a Varadero, a Isla del Sur, en la calle 17. De allí siempre recuerda las escapadas a pescar con Frank, su mejor amigo, cuando se colaban en la piscina de la calle 36, las veces que los «yumas» les regalaban golosinas e implementos deportivos, y las meriendas de cucuruchos de uva caleta. 

De allí también se mudó, pero esa vez no fue tan lejos; a Santa Marta, a Nicaragua. Ahí es donde se fortaleció su gusto por la cultura de los barrios. Era lo más parecido a uno neoyorquino, donde todos se reunían para escuchar música, ´joder´, en el buen sentido de la palabra, y jugar cualquier deporte que se adaptara a la cancha de basket que hay en el centro. 

También es fan al rap, tanto de la West Coast o la East Coast; pero es adicto al reggae de The Wailers y Desmond Dekker. El reguetón es una pasión adquirida con el tiempo, y cuando suena Tego Calderón no hay un tema que no se sepa; seguro que por eso anda con el peinado tipo espendrú.

Licenciado en Cultura Física por la Universidad de Matanzas, ahora, como dice él, es obrero en una empresa; no porque le guste, sino porque está construyendo su casa y, con clases de educación física, no sabe cuándo logre terminarla. Hace poco se convirtió en padre y tiene que estirar el tiempo para que le alcance. 

El Prieto se suma a los juegos de basket de las tardes. Con su estatura pudiera haber sido un buen base en la Liga Superior, pero según él es antideportivo a la hora de hacer ejercicio, solo le apasiona el juego. En la Universidad participó con Cultura Física en todas las ediciones de los Juegos Yumurinos. Siempre alcanzó el podio, puesto que en la facultad también tenía Yuniskel Molina, un insigne del deporte en Matanzas. Pero ya no está para ese ajetreo, otras labores centran su atención. 

En la Universidad también iba a los festivales de artistas aficionados y tiraba improvisaciones, pero donde mejor lo hacía era en las recreaciones; ahí sí podía calentar a sus anchas y contaba con el constante apoyo e inspiración de sus amistades.

Esa tarde, a la orilla de la plaza, a El Prieto se le notaba diferente. Cada palabra que decía la gesticulaba, eso siempre lo hacía, pero ese día era más marcado. Hace poco partió a Trinidad y Tobago uno de sus compañeros en varios featurings y en el proyecto Flow Socios. Ángel Luis -el Prota en el “artistaje”-, fue a buscar el american dream y el american way of life

—Ese sí está loco, pa qué cogió por Trinidad y Tobago, si to el mundo va por México —pregunta Khalil.

—Es que al Prota no hay quien lo descifre —asegura Yeinel, uno de los pocos que lo hace—. Ya a ese loco no lo aguantaba nadie aquí y si seguía, se iba a enredar…

Culminando esas palabras, piensa en cada video grabado con su socio y compañero de tiraderas. Ese brillo en los ojos y esos gestos, involuntarios ya, pero sinceros, dan a entender que ese negrón también extraña a sus socios. Seguro recuerda que desde pequeños andaban juntos machacando almendras. Se apoyaban en cada canción, y en las grabaciones de los videos no faltaba ninguno. El video de El atraco es el claro ejemplo de la fortaleza de esa unión; fue realizado completamente por ellos y a sus juicios es de los mejores en sus trayectorias.

Ya el pomo va por la mitad y a Danielito le da por preguntar por el festival Potaje Urbano. El semblante le cambia enseguida. Ahí sí se calentaban para bien. Era realizado en Colón y allí se reunían no solo cantantes de rap, sino también freestylers, bailarines, graffiteros y tatuadores de muchos lugares del país.

—Mano eso ahí era una locura, ahí sacaban una bocina y lo mismo se ponían a bailar o cantar que a improvisar barras; y te encontrabas con graffitis a lo Brooklyn y tatuadores en la misma acera. En las competencias era donde veías la calidad del festival, y en cuanto a talento no tenía nada que envidiar a esas que hacen en Argentina y Colombia. 

Había que ver a ese negrón, santiaguero y con aires de filósofo recordar aquello. La sonrisa no le cabía en la cara. Entre ellos mismos se comienzan a burlar.

—Prieto ¿y el espendrú ese que parece un pompón de dónde lo sacaste? —le pregunta Toto, que, por cierto, luce orgulloso unas trenzas.

—¿Qué pompón de qué, nigeriano?, eso es que me lavé la pasa para echarme unas trenzas de verdad, no esas que tienes.

Y ahí comienza una breve batalla de chuchos, donde todos aguantan con tal de al otro día no ser la comidilla principal de la nueva guerra.

Ya los 30 vienen que ´joden´ y con ellos las responsabilidades. Su esposa siempre le cae arriba con eso, no porque no las cumpla sino porque ella dice que él ya no está para eso. El “eso” significa dejar el basket, los mítines con los socios, las ´trasnochaderas´, los juegos de Fifa y NBA.

Él dice que no, pero poco a poco le ha ido haciendo caso y todos sus amigos lo molestan con eso, aunque a la vez lo entienden; ven en él un reflejo, un hermano mayor, el ejemplo de cómo dentro de poco les tocará asumir el destino de sus vidas así como lo hizo El Prieto. Ya casi no lo ven y cuando lo hacen es de corre corre. 

Aquella tarde, en la orilla de la plaza, fue un claro ejemplo de que a pesar de las responsabilidades, su esencia sigue intacta, sus dicharachos, la manera exagerada de llamar a alguien y la adicción por la música, o como dice él, por la buena música. (Por Julio César Morales Azcón, estudiante de Periodismo)


Peripecias del Love

Inmerso en la construcción de su hogar y su nueva labor de padre, completó un EP llamado «Peripecias del Love», que según él hace tiempo quería sacar y ahora les compartimos en este trabajo


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2 Comments

  1. Hace algún tiempo lo escuche, no recuerdo si fue en una peña en matanzas o en Colón…., me extraño que alguien de santa marta estuviera en el movimiento…

  2. Julito: tremendo trabajo. Refleja la vida de uno de los muchachos más queridos del barrio. Te invito a hacer una reseña de cada integrante del piquete y serás el próximo García M arquez

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