Apartado 1433: ¡Silvia necesita respuestas! (Primera parte)

Conminamos desde ahora a las entidades aludidas en esta primera parte, a responderle a Silvia y a los habitantes del Naranjal Norte.

Silvia no es una persona mediática, de esas que posee cierto halo carismático para que los periodistas le soliciten declaraciones. Mucho menos la envuelve la rutilante aureola de la fama, aunque bien pudiera ser famosa por su digna conducta, verticalidad de principios éticos y revolucionarios, decencia y excepcionales valores humanos. Pero Silvia García Álvarez es, sencillamente, la ejemplar profesora de Historia que siempre dice la verdad.

Ernesto Chávez Álvarez, o la gente sin historia

Y, en consecuencia, revelo hoy sus opiniones. Porque además Silvia es líder de la comunidad donde reside y secretaria del núcleo zonal No. 30 del Partido Comunista de Cuba, en el Naranjal Norte, en esta ciudad.

“Reiteradamente –argumenta Silvia–, hemos planteado la depauperada situación de los consultorios médicos 11 y 12, ubicados en un mismo espacio con evidente hacinamiento. Añadimos una larga lista de problemas, todos expuestos por la población mediante encuestas, quejas, entre otras fuentes de información.

“Entre las principales debilidades se halla la inestabilidad del personal médico. Generalmente, existe solo un especialista, cuando en verdad deben ser dos. Residimos en un área sin transporte público, por ende, para tan solo medirse la presión arterial, la persona (muchas veces anciana) debe trasladarse hasta la posta médica del reparto Armando Mestre, pues aquí no existe el equipo necesario. Tampoco se realizan visitas a domicilio (el denominado terreno). Un entrevistado en condición de encamado relató que, en lapso de seis meses, jamás ha llegado el médico a su domicilio.

“Resulta significativo, además, que la mamá de dos niños pequeños expusiera que nunca ha sido atendida por el pediatra en el consultorio; así como otra, embarazada, confesó no haber sido citada por el especialista.

“Fuimos engañados cuando autoridades de la Dirección Provincial de Salud Pública prometieron instalar un equipo para el tratamiento respiratorio, a más de enfermera localizable para este fin. Para acceder a dichos consultorios (ocupan la planta baja de un edificio multifamiliar) hay que subir 14 escalones sin pasamanos para sostenerse. Los vecinos difunden música a elevados decibeles, gritan y profieren palabras obscenas.

OTROS DESASTRES EN EL NARANJAL NORTE

“Aquí no se recoge la basura. Dicen que es así en todos lados”, expone Silvia con suspicacia. “Ya no existe un solo colector. Se han destruido porque la excesiva acumulación obliga a trabajar con equipos de gran porte que los desbaratan. En distintas ocasiones propusimos emplear la tracción animal, y así recoger a diario los desechos sólidos, como se hacía en los años 90, etapa crítica del periodo especial.

“Por otro lado, en esta zona yumurina no existe escuela, ni farmacia, ni posta médica… el agua potable se vierte a raudales y se permite a la vista de todos. Tampoco existe alumbrado público, imprescindible para evitar accidentes y cuidar los bienes estatales. Las señales del tránsito apenas resultan visibles y la pavimentación inconclusa. Aledaño al Callejón de Quintanales, la brigada de mantenimiento de la Empresa de Acueducto y Alcantarillado excavó, resolvió el problema y aún los huecos están sin tapar, so pena de fatales accidentes”.

EPÍLOGO (l)

La semana próxima continuaremos el tema. Revelaremos otros asuntos que el espacio concedido a esta columna no lo ha permitido. Conminamos desde ahora a las entidades aludidas en esta primera parte, a responderle a Silvia y a los habitantes del Naranjal Norte.


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Sobre el autor: Fernando López Duarte

1 Comment

  1. No solo Silvia necesita respuestas.

    El periódico Girón, en su sección Apartado 1433, a cargo del periodista Fernando López, dio a conocer las preocupaciones y quejas de Silvia García Álvarez, vecina del reparto matancero Naranjal Norte, acerca de varias cuestiones, entre ellas el funcionamiento de los consultorios 11 y 12 de ese reparto.

    Como doctora que soy del consultorio 11, y aunque apenas llevo un mes en el mismo, me gustaría precisar ciertos detalles y añadir otros puntos a la queja.

    Respecto a las precisiones, mañana iremos a verificar con Silvia quiénes son los pacientes mencionados por ella como carentes de atención médica, pues no nos consta esta información.

    Respecto a otros puntos significativos (u horrores, como bien dice el periodista, al que invitamos a comprobar in situ), me gustaría añadir otras cosas a las que no aludió la horrorizada paciente:

    -El apartamento donde radican ambos consultorios carece de agua, a pesar de que se prestan servicios de enfermería que son incompatibles con la falta de higiene, además, los médicos debemos lavarnos las manos al atender a cada paciente, cosa imposible en tal circunstancia.
    – Carecemos de esfigmo para tomar la tensión arterial a los pacientes, ni siquiera a las embarazadas en sus consultas .
    -No tenemos asignación de papel para los métodos, historias clínicas, hojas de cargo, etc; ni hablar de bolígrafos.
    – Tampoco hay iluminación en la sala de espera por falta de una lámpara.
    -La puerta de entrada por el balcón se encuentra rota.
    -La consulta, enfermería y baño tampoco tienen puertas, lo que afecta las condiciones de privacidad en la relación con los pacientes, a pesar de que las puertas se encuentran desde hace meses en el consultorio, pero nadie ha podido ponerlas.

    Toda esta situación es conocida por funcionarios, por el delegado zonal y por el personal de calidad del Policlínico Milanés, al cual pertenecen los consultorios en cuestión.

    Incluso, el delegado fue la semana pasada junto a funcionarios del partido y prometió que en ese fin de semana arreglarían la puerta y la luz de la sala de espera, visita que quedo plasmada mediante fotografías que nos tomaron, y aún esperamos dichos arreglos.

    A las deplorables condiciones materiales descritas, puedo agregar que las doctoras y enfermeras no tenemos almuerzo asignado ni condiciones para refrigerar o calentar el nuestro si lo llevarámos, por lo cual nos pasamos muchas horas sin comer.

    En fin, me alegra que Silvia, a pesar de las inexactitudes y omisiones, llamara la atención del periodista, al cual invitamos a ampliar y profundizar la información ofrecida.

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