Cristina, artesana de segundas oportunidades

Cristina, artesana de segundas oportunidades. Fotos del autor

Suena el jazz en el patio, una reconfortante melodía de saxofón es lo primero que escuchamos al entrar a un pequeño paraíso escondido en la ciudad. Los haces de luz entran tímidos por el pequeño techo de enredaderas y cristales colgantes donde nos sentamos, y la eterna sonrisa de Cristina nos acompaña junto a la música y el café que nos sirve El Billy, como llaman a su marido. Ambos han creado un pequeño edén para los artistas, un refugio para las almas abatidas del monótono tránsito por las calles de Cárdenas.

Tarde o temprano teníamos que coincidir, no podemos hablar de cultura en Cárdenas sin conocer a La Chero, la pequeña tienda de artesanías que ha sido la maravilla ante los ojos de quienes la descubren. Los jóvenes artistas han encontrado una guía en el mundo de lo innovador y casi como deber cumplido a pie de letra, se habla de la belleza de sus trabajos. Atraído por la leyenda de su persona fui acompañado de unos amigos, después de todo, era un placer mostrarle a las personas acerca de este distante plano de la realidad.

La tarde parecía no acabarse nunca, antes de llegar a la entrada de la tienda y hallarla cerrada nos desanimó, pero decidido toqué la puerta de la casa que conecta a su local. La jovialidad no se hizo esperar al abrir, y de repente ya no estábamos cansados, su aura de felicidad nos abrazaba y convidaba a pasar. La palabra “entrevista” disparó una reacción de timidez en Cristina, era curioso notar cómo a una compañera de oficio le apenaba ser el lado contrario de las preguntas. Mis compañeros miraban curiosos la colección de cristales y objetos que se agrupaban en cada espacio posible en la sala y su impresión era mayor al adentrarse cada vez en aquella apacible morada.

Venzo mi timidez, ella sonríe cómplice y empiezo a indagar en el origen de todo este paraíso terrenal.

—¿Cuándo surgió la idea de la tienda y cuando empezó el local como tal?

—La idea de la tienda primero no era para una tienda de manualidades, era para un té “chill out” donde las personas se iban a sentar en el piso sobre cojines, íbamos a tener libros, íbamos a tener unas lámparas que haríamos nosotros y unos amigos nos iban a ayudar, pero la idea cambió porque nos acostumbrábamos a hacerles regalos a los amigos y un día uno de ellos nos dijo “Eh, ¿por qué eso mismo que ustedes hacen, no abren una tienda y lo venden?”, y a partir de ahí nos pusimos para eso y el 4 de abril de 2014 abrió La Chero.

“Curiosamente el nombre es por una chivichana que participó en un evento que hubo en 2010 de Red Bull Chivichana en La Habana, en la Loma del Trébol, donde de Cárdenas asistieron seis duplas con un piloto y un mecánico, y nosotros competimos con la nuestra, el grupo se llamaba La Milicia, y la chivichana: La Chero.

—¿Cuándo se dio cuenta Cristina de su talento como artesana y cómo fue evolucionando ese proceso creativo hasta la actualidad?

—Cuando comenzábamos teníamos bien claro que no íbamos a hacer lo mismo que hace todo el mundo, queríamos que la tienda fuera diferente, una tienda de barrio, donde llegues a comprar un regalo y que parezca que fuiste tú mismo quien lo hizo, es decir, algo hecho a mano, todo con materiales reciclados y eso sí nos quedó claro desde el principio, todo sería con ese material, por eso es que hacemos el papel, reciclamos el cartón, las botellas, los pomos.

“Al principio fue un poco difícil, porque uno no tiene la habilidad, no teníamos una formación académica en el arte y lo que hicimos fue buscar en Internet ideas de cómo trabajar los materiales y eso sí es importante, tienes que saber cómo se trabaja cada recurso para que no te sea tan difícil confeccionar un objeto, una pieza, porque cada elemento tiene un lenguaje diferente y entonces a partir de ahí empezamos a confeccionar los productos hasta el día de hoy”.

—Mis amigos han quedado impresionados con el diseño de la casa (Cristina ríe ante el comentario). ¿Todo esto fue planificado o fruto de la espontaneidad?

—Cuando yo me propuse tener mi independencia mi pareja no era la que tengo actualmente y tuve esa idea de hacer algo bien distinto, si te das cuenta el techo es de tubos, el piso es de cartón. Al principio me decían que eso era una locura, es diferente. Hará 20 años, ahora en mayo, que estoy con El Billy y nuestras ideas van por el mismo camino y cada vez que se nos ocurre algo o que vemos algo que nos gusta, se lo agregamos a la casa.

“A veces miramos y pensamos que se nos está yendo la mano, pero son cosas que nos recuerdan un momento o es algo que durante el proceso creativo quedó de tal manera que uno dice “no lo voy a vender”, y así vas acumulando y acumulando, pero tratamos de que sea nuestro templo, donde te recoges y te sientes bien.

cristina
Cristina, artesana de segundas oportunidades. Fotos del autor

—Aparte de los materiales anteriormente mencionados, ¿cuáles otros trabajas?

—Hacemos cosas con todo tipo de materiales, hemos hecho cruces y candelabros con alambres, pero básicamente trabajamos con los materiales que te dije, con todo aquel que podamos darle una segunda oportunidad, porque no es solo lo que podamos hacer, por ejemplo, hoy una amiga nos trajo una cesta que ya no va usar, y estamos pensando en restaurarla, ya no como cesto, sino como otro objeto, eso es una manera de reciclar y de incorporar un recurso que no vamos a trabajar puesto que ya está hecho, pero sobre el que vamos a plasmar nuestras ideas.

—¿He visto que trabajan con botellas, no ha pensado participar en el Salón de Embotellarte de la Acaa?

—No, nunca hemos participado en el Embotellarte, yo lo respeto mucho. Creo que a pesar de ser un salón de arte popular para que participe toda aquella persona que tenga una inclinación por el arte y que quiera plasmar su creatividad sobre la botella yo le reservo ese cupo a los que son mucho más creativos que nosotros. El día que me decida ir creo que lo haré con algo que desde que las personas lleguen digan eso es de “La Chero”, que nos identifique, y todavía no tenemos esa obra específico para llevar.

—El arte está sujeto a las emociones. ¿Qué siente Cristina al crear y qué quiere expresar mediante sus obras?

—Yo me siento muy bien, me divierto muchísimo, es un oasis, es una paz que nadie calcula y cuando estás concentrado en lo que estás haciendo te empiezan a venir las ideas y las ideas, no quieres ni moverte, que nadie te moleste, ni que quiten la corriente, pero e, incluso, sin corriente tú dices” tengo que llevarlo hasta aquí para no perder la idea”. Es un proceso muy nutritivo y te hace ser una persona distinta, ver la vida desde otra perspectiva, diferente, cuando observas algo en la calle empiezas a verle una oportunidad al objeto que estás viendo por ahí.

—¿Qué consejo darías a los jóvenes artistas?

—Que estudien mucho. Como te decía al principio hay que saber el lenguaje de los materiales, a veces uno piensa que trabajar con madera es solo tener una caladora, un taladro, una lija, creatividad, y ya eso es suficiente, no, necesitas saber cómo puedes trabajar de una manera más fácil y rápida ese elemento para que el producto final te quede mejor y con más calidad.

“Creo que es importante saber eso, y echar a volar la imaginación, uno nunca puede decir ‘esto no se puede hacer porque no creo que a la gente…’, no no, usted hágalo, y siempre va a haber alguien que le va a agradecer lo que usted hizo, siempre”. (Texto y fotos: Alejandro Guillermo Matos Puentes, estudiante de Periodismo)

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1 Comment

  1. Para la entrevista a Cristina con su tienda de ensueño, La Chero . Me encanta ver como la creatividad y el talento encuentra su lugar entre matices de tiempos y circunstancias. El arte es luz, candor, voz, alas, un estremecimiento del alma para compartir su verdadera esencia, manifiesta en estás obras de delicadeza y de gusto sin igual que podemos encontrar en un lugar tan único y particular como La Chero. ! Necesitamos muchas Cheros más!

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