“Todavía queda Eduardo Blanco para rato”

Eduardo Blanco Díaz, “Totó” para su familia y amistades cercanas

Tan imprescindible como su risa, que se roba toda la atención cuando suena alta y estrambótica, pero al propio tiempo natural como sus dos pies izquierdos, es el béisbol alimento espiritual para Eduardo Blanco Díaz, “Totó” para su familia y amistades cercanas.

La pelota para el ídolo de Favorito, poblado en el municipio de Martí, es sinónimo de pasión, sentimiento que defiende hasta el día de hoy como capitán del equipo Cocodrilos de Matanzas, campeón de la última Liga Élite cubana y reconocido entre los más estables de la última década en la Isla.

Luce el 55 en su camiseta con orgullo, aunque a veces el doble cinco se distorsiona o simplemente se pierde cuando el pícaro center field estafa una base o anota una carrera en medio de la algarabía de la multitud que le quiere y le aclama.

Durante una sesión de entrenamiento, días antes del inicio de la LXIII Serie Nacional, el espigado atleta accedió a compartir singulares anécdotas de su tránsito por las categorías inferiores, desde que iniciara la práctica junto a Orestes Mujica, entrenador, y su primo Yadil (Mujica), este último con trayectoria sobresaliente en el profesionalismo.

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“Mi infancia fue muy activa y divertida a la vez -cuenta con la clásica sonrisa que le define- recuerdo que en una ocasión, durante un partido en la categoría  9-10 años, en Calimete, recibí un bolazo en la cabeza y quedé en el home play desmayado y, luego de las atenciones requeridas, despaché doble en mi turno al bate”.

Eduardo, el pelotero de 39 años que inició su andadura por la pelota nacional como lanzador, asegura que fue esta una de las vivencias que moldeó su personalidad, una aventura que contribuyó a la formación de un guerrero de los diamantes, capaz de rendir al máximo en las circunstancias más tensas.

“Recuerdo mis inicios desde la lomita debido a las necesidades del plantel que dirigía por aquel entonces Víctor Mesa, el brazo me dolía cada vez que actuaba y por lo tanto no obtuve buenos resultados en los cuatro años en que fungí como relevista de los rojos», confiesa.

 “Mi mayor alegría hasta el día de hoy sobre un terreno de béisbol llegó el 18 de enero de 2020 cuando después de más de tres décadas de espera logramos levantar otra vez el trofeo de Campeón, tras superar a Camagüey, especialmente disfruté el hit con bases llenas a Yariel Rodríguez, todavía la gente en la calle se acuerda”, dice.

Eduardo Blanco. Gráfica: Luis Daniel Báez Ramírez

Eduardo Blanco, de 11 campañas domésticas, asegura que en toda la gloria del pasado y los éxitos del presente mucho tuvo que ver su madre Lázara Díaz, quien le apoyó desde las edades tempranas. Fue padre, amiga, y se sacrificó para que jugara pelota y también estudiara, e incluso para que se graduara en la universidad.

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“Actualmente me enfoco en mejorar aspectos de juego como la selección de lanzamientos y el contacto, además de otras cuestiones relacionadas con la mecánica del swing; sin embargo, mucho ha cambiado el joven que empezó hace más de una década y que ahora puede asegurar que habrá Eduardo Blanco para rato”, sentencia a modo de despedida. ( Por Yulislaisys de la Torre, estudiante de Periodismo )

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