Nostalgias de un mochilero: Viajar a través de la noche

Viajar durante la noche

Realizar un viaje nocturno tiene sus ventajas, porque podrás dormir durante algunos lapsos de tiempo, siempre y cuando logres asir fuertemente tu mochila a una de tus extremidades.

El trayecto bajo el manto de la noche te impedirá apreciar la belleza del paisaje, y solo distinguirás vagamente las siluetas de los árboles.

Al atravesar cada pueblo, sentirás una sensación extraña mientras contemplas las casas silenciosas donde las personas se rinden a los brazos de Morfeo.

Creerás que en una casita de campo el sueño es más profundo, tras las duras jornadas que signan la vida de los guajiros.

Las ciudades de noche asemejan comarcas pacíficas donde reina la paz. Parecen inofensivas, porque les falta el bullicioso y el ajetreo que se impregna en la gente con la luz del día.

Pero cuando desde la distancia el sol anuncia sus primeros rayos como señal de despereza, el tono rojizo lo inunda todo mientras la densa niebla se adueña de la floresta. 

Por muy largo que sea el trayecto y la incomodidad, y aunque el cansancio te venza, siempre abrirás los ojos en ese punto exacto de la mañana en el que sobreviene una nueva jornada.


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Es una especie de sacrilegio adentrarse a una ciudad dormida. Justo en ese momento en que apenas desandan algunos madrugadores que aún conservan el entumecimiento y rasgos de soñolencia en el rostro, tú arribas con acusado entusiasmo y ciertas ínfulas de colonizador, admirando cada palmo de esa urbe con asombro infantil.

Quieres preguntar por una dirección, localizar un sitio para desayunar, o cómo seguir viaje hacia otro punto de la ciudad, con una especie de euforia que los lugareños no logran asimilar.

Y es que tras una noche de viaje, en ese duermevela constante en una dura porfía contra el sueño, ansías estirar los pies y comenzar a caminar para descubrir el semblante sereno de una ciudad en plena mañana, cuando el sol se convierte en tu mejor aliado.

La gente no entenderá que precisamente la claridad del día te insuflará ese espíritu aventurero que te impulsa a avanzar lleno de energías con muchos deseos de explorar el mundo, aunque simplemente se trate de una comarca taciturna.

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Sobre el autor: Arnaldo Mirabal Hernández

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