Los tentáculos de la simulación

Peligros del móvil para los niños, el acoso y violencia digital.

Marcos* ha cambiado. Desde hace un tiempo casi no come y su distracción en la pantalla del teléfono parece más una obsesión que un entretenimiento. A escondidas, pasa horas y horas jugando en esa isla desierta llena de armamentos y enemigos, junto a 49 jugadores más que intentan eliminarlo. 

No piensa en otra cosa: apuntar, disparar, recoger los objetos brillantes que hay en el suelo para aumentar su arsenal, comprar diamantes. Sí, comprar, ahí es donde el adolescente recibe ayuda de sus padres, pues necesita dinero real para avanzar en el juego, y para ello es fundamental tener la línea recargada.

Free Fire se ha convertido en el centro de su día a día, el objetivo a la hora del receso en la escuela y cada minuto que pasa en casa, aun restando tiempo de sueño. Jugar en línea con personas reales con las que puede interactuar le aporta un plus que engancha a quienes aman los videojuegos, y Marcos es un gamer en toda regla.

Pero algo se rompió en esa rutina supuestamente inocente y la diversión se esfumó de su rostro. Lo estaban chantajeando. Un hombre se enmascaró detrás de una cuenta con rostro de niña y, a cambio de diamantes o recargas para comprarlos, le había pedido ya varias veces fotos y videos en poses sexuales. 

Cuando Marcos no quiso continuar, supo que subirían de un momento a otro todo ese contenido a las redes sociales y llegaría a sus padres. El temor al qué dirían sus amigos, sus conocidos, su familia, lo atormentaba. Con la cara enrojecida de tanto llorar, Marcos decidió hablar. 

JUGAR CON LA INOCENCIA

Garena Free Fire es un juego de acción y aventura de tipo battle royale. Consiste en que hasta 50 jugadores caen desde paracaídas en una isla en busca de armas y equipamiento para matar a los demás competidores.

La violencia en los videojuegos, es preocupante su impacto en los niños. Fotos: Raul Navarro

Este es solo uno de muchos videojuegos que utilizan la monetización para avanzar o poseer ciertas ventajas en el mismo, lo que atrae a los usuarios que en su mayoría no rebasan los 18 años y pueden ser fácilmente engañados por personas inescrupulosas. El jugador, al dirigir la conducta de su personaje, toma decisiones dentro de una lógica marcada por el juego y asume formas de actuar y de ver la vida, impuestas de manera sutil por los fabricantes.

Dota, Call of Duty, World of Warcraft, Minecraft…, existen muchísimos juegos de habilidad y acción, combate, laberinto, deportes, carreras, aventuras, de rol, guerras, de simulación, de mascotas virtuales, los educacionales; la lista es extensa. 

El acceso en Cuba es limitado a la hora de crear o comprar una cuenta, pero la utilización de VPN o red privada virtual facilita ese aspecto, pues con estos se pueden transmitir datos de forma segura y anónima a través de redes públicas. Su funcionamiento radica en ocultar las direcciones de Protocolo de Internet (IP) de los usuarios y cifrar los datos para que nadie que no esté autorizado pueda leerlos.

Estadísticas recopiladas hasta el mes de noviembre de 2023 muestran que durante el año anterior el valor en el mercado mundial de la industria de los videojuegos asciende a un total de 184 000 millones de dólares; cifra que supone un aumento del 0,6 % con respecto al 2022. Esta poderosa industria atrae a los amantes de la tecnología y los introduce en un mundo de fantasías que puede crear adicción, abriendo así la brecha para personas malintencionadas.

De hecho, la organización Grooming Argentina publicó recientemente un estudio que deja al descubierto que 6 de cada 10 niños hablan con personas desconocidas en Internet, y 7 de cada 10 juegan en línea, lo que supone un riesgo para este grupo etario.

Alrededor del mundo y específicamente en Latinoamérica se han reportado casos en que los acosadores o delincuentes utilizaron los chats de los juegos online con el fin de reclutar niños para pandillas, o atraerlos hacia una trampa y secuestrarlos, o agredirlos sexualmente, lo que es conocido también como grooming.  

Este fenómeno se diferencia de otro tipo de acoso sexual, por ser realizado mayormente en espacios digitales, mediante las tecnologías de la información y comunicación (TIC). La estrategia habitual utilizada por los acosadores es promover un vínculo de confianza, complicidad y cercanía con la víctima a través de redes sociales, juegos online o plataformas de mensajería instantánea.

PROTEGER LA INFANCIA DESDE LA LEGALIDAD

Para nadie es un secreto que Cuba llegó tarde a Internet; además, sin una cultura legislativa que regulara su uso. Actualmente, ese contexto ha cambiado, con nuevas normas jurídicas; pues, si bien facilita la comunicación y brinda información diversa sobre infinidad de temas, también acarrea peligros y riesgos en línea.

Hoy en día, la mayor parte de las personas están conectadas por un motivo u otro. Muchos niños y niñas acceden a Internet para contactar a sus amigos, entretenerse, o en busca de documentación para tareas escolares. La fiscal provincial María Elena Govín Hernández, supervisora de procesos penales, plantea la necesidad de protegerlos desde el marco legal contra la explotación, el abuso y la violencia en el entorno digital.

“Las infancias y adolescencias cubanas son una parte muy vulnerable de la sociedad, porque en esa etapa las personas no tienen la madurez necesaria para comprender determinadas conductas, y pueden dejarse llevar por adultos que sí saben lo que quieren y se aprovechan de esa inocencia”, expone Govín Hernández.

En Cuba para poseer línea móvil es preciso tener 18 años de edad. Además, una serie de decretos leyes protegen a la ciudadanía, como el No. 370/2018, Sobre la informatización de la sociedad, que persigue favorecer el acceso y el uso responsable a las TIC; y prohíbe la difusión de información “contraria al interés social, la moral, las buenas costumbres y la integridad de las personas”. 

Por primera vez, la Ley 149 de Protección de datos personales, vigente desde febrero de 2023, garantiza el derecho a la protección de la información individual, regula su uso y tratamiento, y fomenta una cultura al respecto dentro la sociedad.

Desde el Código Penal, la Ley 151 recoge el delito de “actos contra la intimidad o la imagen, voz, datos o identidad de otra persona”, con agravante si la víctima es menor de edad o con discapacidad, o si la reproducción se realiza en las redes sociales u otros medios de comunicación.

Las redes sociales también pueden ser un mecanismo para la violencia

Además, la Ley 156 del Código de Familias establece por primera vez la responsabilidad parental en los entornos digitales y el derecho de niñas, niños y adolescentes al acceso libre de discriminación y violencia.

María Elena explica que todo lo que pueda desviar a los menores de su comportamiento normal, atentando contra sus derechos, se denomina corrupción de menores y se agrava con la utilización de las tecnologías de la comunicación o sus servicios.

La Fiscalía Provincial de Matanzas toma cartas en el asunto y ha procesado tipos penales que involucran a menores de edad y el uso de las TIC, como los actos contra la intimidad personal y familiar, la propia imagen y voz de otra persona y sus datos, el acoso y ultraje sexual, y sobre todo la corrupción de menores de edad.

Ventura Grant Sierra, fiscal jefe de la Fiscalía Municipal de Cárdenas, considera que el problema no es Internet en sí, sino el uso que se le da. Aclara que, aun cuando se recomienda su empleo con fines escolares, debe estar regulado por un tutor, pues muchos menores saben manejar muy bien los móviles, incluso mejor que los adultos.

“En estos momentos, procesamos un caso de un hombre que usaba un perfil falso en el videojuego Free-Fire e invitaba a usuarios menores de edad a jugar. Si estos perdían vida o no podían progresar, les recargaba los servicios o los ayudaba a ganar premios y bonificaciones que permitieran avanzar o pasar de niveles. A cambio, les solicitaba fotos y videos de corte pornográfico, exigiéndoles que dejaran ver sus rostros e imponiéndoles límites de tiempo.

“Cuando los menores no querían continuar enviando este tipo de contenido, el acosador recurría al chantaje o la amenaza de divulgar esas imágenes. Ante el temor de los infantes, lograba su propósito. Finalmente, uno de los niños decidió contárselo a sus padres y ahí comenzó el proceso de investigación vigente.

“Esta persona poseía una laptop con una carpeta llena de imágenes y videos. Hasta ahora, fueron detectados nueve menores de edad implicados, provenientes de la ciudad de Cárdenas, Villa Clara, Pinar del Río, Camagüey y Guantánamo, pero pueden ser más, pues no se conoce con exactitud el alcance, debido a que se desarrolla en el plano virtual”, detalla el fiscal jefe.   

La Fiscalía también ha procesado a otros adultos, incluso familiares, que les facilitan los medios informáticos a cambio de fotos o videos con conductas obscenas. También existen otras figuras delictivas en las que se pueden emplear los menores, por ejemplo, el hurto, porque obtener dinero de cuentas de otra persona sin su autorización puede considerarse estafa o robo con fuerza.

Una vez que se comete un delito de este tipo, los tribunales son los encargados de establecer y dictar la sentencia correspondiente en cada caso, según las características específicas. Por ello, fuimos en busca del criterio especializado de Mailen Crespo Medina, presidenta de la Sala Penal del Tribunal Provincial de Matanzas.

“Cuando hay un intercambio entre adultos y menores de edad, se empieza a correr un riesgo, o sea, aumenta la lesividad, la posibilidad de que haya un delito desde el momento en que, para poder ascender en el juego, los menores necesiten algún tipo de divisa. Eso implica que personas con más recursos y habilidades pueden aprovecharse de eso para chantajearlos y manipularlos.


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“En Cuba, los juegos por dinero y las apuestas están penados por la ley. En el artículo 281 de la Ley 151 del actual Código Penal, está el delito de juegos ilícitos, que incluye la utilización de animales y la ocurrencia de maltratos físicos o mentales hacia estos. Aquí se refiere a los juegos que eran recurrentes en otra época, como por ejemplo la Bolita”.

La inocencia, falta de experiencia u orientación adecuadas lleva a los niños y adolescentes a caer en errores que pueden perjudicarlos de diversas maneras, por lo que su protección es prioridad en nuestros tribunales.

“Muchos de los delitos tienen en sus figuras agravadas la corrupción de menores. Si tomas un niño y lo sumas a tu comisión delictiva, pues se agrava el hecho. Otro acápite especifica la corrupción de menores en el artículo 402, el cual detalla la utilización de menores de 18 años en el ejercicio de la prostitución o en la práctica de actos de corrupción, pornográficos u otros previstos como delitos en este Código, y quien comete estos actos se enfrenta a una sanción de 7 a 15 años de privación de libertad. 

“Este texto ya está abriendo el diapasón para sancionar a las personas que utilicen a un menor para cometer cualquier crimen, pues incurre en corrupción de menores y de allí siempre vamos a partir”.

Es importante resaltar que con respecto al delito de corrupción de menores hay una figura específica para padres, tutores o autoridades que tengan responsabilidad sobre el niño o adolescente. El apartado establece que cualquiera de estas personas que por negligencia provoque que el menor incurra en este tipo de situación lleva una sanción determinada. 

“Nuestra Constitución y nuestras leyes penales tienen una protección radical para los menores de edad, y a partir del nuevo Código de las Familias mucho más. Desde siempre estas figuras delictivas han existido, con otro nombre u otra argumentación, pero han estado presentes. La protección a ese sector de la población es absoluta en casi todas partes del mundo.

“En el caso específico que tratamos aquí: el hecho de exigirle ese tipo de fotos a los niños, sostener esas conversaciones acerca de sus cuerpos, hacer que se fotografiaran y grabaran y que eso se lo pasaran a ese hombre, a través de un celular, ya constituye un delito.

“Si en cambio lo que exigen es dinero para saldar las deudas contraídas en el juego y los menores sustraen de sus casas bienes o divisas, sería un delito contra el patrimonio, con agravamiento”.

La preocupación de los cuerpos legales en la provincia es creciente ante los reportes de incidentes relacionados con el fenómeno de los videojuegos y la falta de percepción del riesgo de la familia, por lo que la aplicación de las leyes será estricta en pos de frenar la violencia contra la niñez en esos espacios, que muchos dan por sentado que son seguros. 

LA ESCUELA COMO SOPORTE

Varios casos de peleas entre estudiantes o padres preocupados por deudas contraídas con “proveedores de diamantes” han disparado las alarmas en el sector educacional, pues las escuelas constituyen los sitios donde más tiempo permanecen los alumnos.

Odalis Gómez Castell, directora de la ESBU Cándido González, de Matanzas, trabaja en conjunto con su colectivo de maestros en la prevención y detección de cualquier anomalía relacionada con el uso de las tecnologías.  

“El teléfono es muy útil cuando usted es capaz como familia de controlar qué está pasando. En ese fenómeno hay algo importante que siempre alerto, usted puede confiar en sus hijos, pero debe controlarlos. 

“Como educadores tenemos responsabilidad sobre eso también. Debemos evitar el hecho de que se cometan ilegalidades en el centro y proteger a nuestros niños de personas inescrupulosas que los manipulan y los endeudan a través del juego. Esas deudas pueden traer consecuencias nefastas, pues la familia debe pagarlas, y llegan a ser de miles de pesos”. 


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Internet es una vía que ha facilitado aspectos claves en la enseñanza, por lo que prohibir los teléfonos móviles dentro de las escuelas no es la opción valedera en la actualidad.

“Como escuela utilizamos el teléfono para buscar información que les sea útil en las diferentes asignaturas y los guiamos para su mejor aprovechamiento. En ese camino va el proceso de perfeccionamiento en la educación, del que la secundaria Cándido González es pionera en el municipio Matanzas. 

“Al mismo tiempo, hemos desarrollado la pericia de saber cuándo algo no está bien y, si vemos un grupo de estudiantes alrededor de un solo teléfono, ahí está pasando algo que en un porciento elevado de las ocasiones no es del todo correcto. 

“Lamentablemente, hoy la familia está volcada hacia otras cuestiones como la alimentación, una tarea bastante difícil para quienes tienen hijos y para todos en general, por lo que se ha ido dejando de lado la vigilancia sobre las acciones de los adolescentes con sus dispositivos electrónicos”.

El desarrollo de las tecnologías trajo aparejado una industria indetenible, cada vez más amplia y con mayor número de adeptos de toda índole, por lo que los peligros también son mayores si la supervisión no es sistemática. 

“Hemos detectado otro tipo de juego dentro de la escuela que está relacionado con la pornografía, y ya nos reunimos con los padres y lo discutimos con ellos, para tomar medidas.

“Sabemos que es mejor tenerlos tranquilos en el cuarto, pero hay que preguntarse qué están haciendo ahí. No es prohibir, es controlar y preocuparse por entender todo lo que puede ocurrir cuando su hijo tiene un teléfono en las manos, pensando más que nada en prevenir”.

Para llegar a detectar cualquier anomalía de este tipo, lo primero es orientarse, prepararse en cuanto al principio de funcionamiento de las redes, Internet, los videojuegos. Aunque no logremos aventajar a nuestros hijos, por lo menos les abriremos los ojos ante los numerosos peligros que circundan el mundo virtual.

LA FAMILIA DE LA MANO DEL MENOR

Los padres y madres deben desempeñar en todo momento un rol activo en la orientación y supervisión de las actividades en línea de sus hijos e hijas. Su presencia es decisiva en la protección ante contenidos que puedan perjudicar su desarrollo, o actos de violencia y acoso sexual, tanto en la prevención como en la denuncia por duda, sospecha o la confirmación de cualquiera de estas situaciones.

Según la psicóloga Daily Rizo, la educación a los niños y los adolescentes en torno a estos temas es quizá como la educación sexual. No podemos mantenerlos ajenos al desarrollo físico, como tampoco pretender que vivan en una era tecnológica y no consuman ningún tipo de tecnología.

“Lo primero es enseñar y explicar, de manera abierta y sincera, acorde a la edad. Si están creciendo y son adolescentes, debemos ser más profundos en cuanto a los riesgos que pueden aparecer con el uso de Internet, que se ha detectado como, por ejemplo: el ciberacoso, los depredadores online, violaciones en cuanto a la privacidad.

“En segundo lugar, tenemos que definir cuánto tiempo dedicar a las pantallas, para evitar que este consumo se convierta en una tecnoadicción, considerada un problema de salud, una patología en los manuales psiquiátricos más actuales. 

“Ese consumo de las pantallas que se establece puede variar. Hay niños y adolescentes con los cuales se impone ser más firmes porque tienen mayor tendencia a convertirse en adictos. Otros tienen un consumo variado, por ejemplo, juegan un rato, luego ven un video o documental, y después utilizan un juego instructivo.

“Un tercer paso muy importante es observar qué consumen. Es esencial que los contenidos digitales sean apropiados para su edad, pues, si utilizan juegos de adultos con contenido agresivo, después tienen reacciones o trastornos fóbicos. También se debe enseñar a identificar cuándo se está exponiendo al ciberacoso, que consiste en aquellas personas que utilizan esa vía para mandar mensajes hirientes o despectivos, lo cual lleva a que el niño se sienta frustrado, incapaz e inseguro. 

“Esta serie de características hacen que el menor se empeñe mucho más en lograr la victoria en el juego y se vuelve vulnerable. El acosador después se puede convertir en depredador online, porque empieza a proponerle opciones para que llegue a su objetivo y emplea estrategias de manipulación. Vemos detrás de esto a personas con trastornos psicológicos y psiquiátricos, por ejemplo, pedófilos, y comienzan a usar contenido de tipo sexual y llegar a situaciones complejas”, resalta la psicóloga.

Tristeza y aislamiento, un rendimiento escolar fluctuante, cambios en sus prácticas digitales, negarse a conectarse como lo hacía antes, son conductas que pueden encender las alarmas en torno al grooming u otras manifestaciones de violencia, y requieren la atención urgente de los adultos.

“Las víctimas pueden reaccionar de diferentes formas. La mayoría se encierra sin hablar de ese tema, pueden pasar de una conducta extrema de querer usar el teléfono todo el tiempo a no querer usarlo. Por eso, es necesaria la comunicación permanente y mantenerse alerta siempre”.

Ante estos casos, los expertos recomiendan poner en práctica técnicas de protección para niños en el entorno digital, con el fin de que se sientan seguros: confíe en ellos, para que hablen con libertad y evite regañarlos o acusarlos; créales y hágales saber que siempre dicen la verdad; comuníqueles que no han tenido la culpa de lo sucedido y asegúreles que usted no permitirá que se repita.

HERRAMIENTAS 2.0

Marcos es solo uno de muchos niños y adolescentes que se ven acorralados por personas sin valores. Su historia puede ser la de su disciplinado hijo, que en este instante está tranquilo en su cuarto, mientras usted redacta el informe del Consejo de Dirección o cuenta los panes que va a salir a vender a las cinco de la mañana.

La solución es armarse, como en el Free Fire, pero de herramientas de vigilancia y control parental que coadyuven a la protección de los menores y a la toma de conciencia en cuanto a este fenómeno.

Entre las aplicaciones más populares se encuentra Qustodio, donde se puede controlar que la búsqueda sea segura, listar las aplicaciones usadas, así como el tiempo empleado en cada una de ellas. También es factible ver la actividad del menor en cada web, hacer un seguimiento de la localización o supervisar las llamadas. A estos datos el tutor puede acceder desde cualquier dispositivo, y la sincronización es permanente y en tiempo real.

Securekids control parental contra la violencia
Securekids control parental contra la violencia. Foto: tomada de Amazon

Además, podemos encontrar Securekids, una herramienta hecha en España y centrada en Android, completamente gratuita, entre cuyas funciones comunes arroja un informe de las aplicaciones que el niño ha usado más y por cuánto tiempo. Se pueden controlar todos los dispositivos que se desee con una configuración personalizada, de forma tal que la supervisión sea diferente en el teléfono de un niño de 10 años o en el de uno de 15.

Existen otras herramientas que se utilizan cuando los más pequeños de la casa hacen uso de las terminales de los adultos. Para esos casos está Kids Place, la cual bloquea aplicaciones y funcionalidades que no son adecuadas para ellos.

Todas estas posibilidades están al alcance de un click, solo debemos investigar y actuar, sobre todas las cosas, en función de una parte de la vida actual que no desaparecerá. Hacer de Internet un lugar seguro para los niños está en nuestras manos. (Por: Norys Castañeda Varela y Anet Martínez Suárez)

*Se decidió cambiar el nombre real para proteger la identidad del menor implicado en el caso que aquí se describe.

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