Primero, de meses y poetas

Primero de poeta son todos los papeles que rellené y quemé, todos los pasos que no di, las vidas que perdí. Todas las declaraciones de amor que callé, los sueños que rompí, los miedos de los que aprendí. Es mi impaciencia, mis ganas de sentir y el pánico. Es descubrir que mis miedos siempre ganan la partida. Es empujarte a que te vayas por si te acercas demasiado. Es querer que te acerques demasiado. Primero de poeta son todos mis errores. Y mi cura”.

Publicado oficialmente en 2017, fue un éxito de ventas inmediato, que escaló las listas de Amazon y logró conmover a miles de lectores. Compuesto por 67 poemas que salieron a la luz editados por su autora: Patricia Benito, con la única finalidad de regalarlos a un círculo reducido de familiares y amigos. El resto de los 300 ejemplares que realizó los ofreció al público a través de Amazon, creyendo firmemente que apenas vendería alguno. Para su sorpresa, hoy en día su nombre se halla entre los mejores valorados de la nueva generación de poetas. 

En su poesía podemos encontrar una sensibilidad inexplicable, con toques de la más cotidiana realidad, que hace al lector sentirse parte de la obra y, en ocasiones, dejarnos reflexionando sobre la misma. Guarda en cada poema un lugarcito donde cabe todo, para que todos puedan verse identificados en alguno de ellos. 

Por otra parte, la cultura popular contemporánea está siempre presente a través de la socialización en los bares, las cervezas consumidas, los chupitos de la noche, las canciones populares y la música pop. Temas a los que hace alusión reiteradamente en varias de sus composiciones. 

Aunque la poesía se relaciona siempre con el amor, aquí va mucho más allá. Se abordan temas como la crítica social, al aparentar en vez de disfrutar del momento, se incita a superar los miedos y a practicar el amor propio, escribe sobre la soledad, los reencuentros y la búsqueda constante de la felicidad, que curiosamente siempre viene oculta dentro de nosotros mismos.

Cada página es una confesión desnuda y sincera de la autora. Están escritas con un lenguaje universal, el del dolor y el de la alegría, el del miedo y el del amor, en definitiva, el lenguaje del alma. Un libro que se debería tener para ojearlo con cuidado de vez en cuando, no abusando ni gastando las cosas que en él se dicen.

Un poemario sincero, fresco, auténtico, en el que el yo lírico de Patricia se desnuda ante los lectores y para sí misma. En Primero de poeta se ve a una mujer que crece a lo largo de sus poemas a base de caídas, de errores e incertezas. Para los amantes del buen gusto, de lo bonito, de lo que toca el alma, este es un libro para leer al menos una vez en la vida. 

SOBRE LA AUTORA

Patricia Benito nació en Las Palmas, Gran Canaria, el 20 de noviembre de 1978. Antes de comenzar en el mundo de la poesía, Benito era una gran lectora del género negro; trabajó en un casino, así como en varios hospitales. No fue hasta que acudió a un recital del poeta Escandar Algeet que se vio atraída por el mundo de los versos. Así empezaron a brotar sus primeros poemas y pronto publicó un poemario que se convirtió en un éxito de ventas, y atrajo la atención de una editorial.

En 2017 vio la luz Primero de poeta, su obra más conocida hasta el momento. Después de esta, llegarían otros títulos como Tu lado del sofá o Cada noche te escribo.

La propia autora dice de sí misma: “Nací en una isla y no sé nadar. He vivido en tres ciudades, nueve hogares y alguna casa. Me he enamorado una vez. He bajado corriendo de un tren en llamas y he visto explotar una bomba. No creo en las cosas que duran para siempre. O sí, no lo sé. Las fresas, con leche condensada. Cada cierto tiempo necesito cambiar cosas de sitio, ya sean muebles, personas o toda mi vida. Si no viajo, no puedo respirar. Tengo incontinencia sentiverbal. Me pierdo en cualquier atardecer, a ser posible con mar. Prequiero demasiado rápido y desquiero demasiado lento. No recuerdo la última vez que me dormí pronto. Mido el tiempo en medias cervezas y no hago planes a más de cerveza y media. Lloro en las manifestaciones cuando oigo a Labordeta. Te necesito cerca, pero no encima. Siempre voy con el más débil. No imagino un mundo sin queso, ni sin chocolate. Casi siempre es mejor dar que recibir, y no estoy hablando de sexo; no solo de sexo. La reina de mi casa es una gata coja que no para de ronronear. La empatía debería mover el mundo, no solo el mío. Si has leído hasta aquí, te puedes quedar”. (Por María Karla Pérez Romo y Odalis Sosa Dencause)

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