Lo que hace falta es un tipo que RESUELVA

Lo que hace falta es un tipo que RESUELVA 

¿Tú resuelves, mi hermano? No te hablo de ecuaciones, o quizá sí, porque la vida es una ecuación, una compleja y con muchas variables; pero no, tampoco me refiero a eso. Te hablo del “resolver, resolver”, el de “entrarle con el pecho a la situación”, el de no tener miedo a “ensuciarte las manos”, a “sudar la gota gorda y lucharla bien luchada”, porque solo los cristales se rajan. ¿No es así? Dime si me equivoco. Yo sé que tú eres de los que resuelven, mi hermano. 

Te pregunto por si tú has chocado con los memes que andan dando vueltas con todo esto de resolver. Aparecieron después de que el bicitaxi de Lázaro y Yarelis doblara la esquina. Al final, mucho de lo que se populariza en las redes hace eso mismo, dobla la esquina, y solo queda la idea de que estuvieron ahí, pero los pierdes de vista. Gozan sus minutos de fama y luego ya, «tun-tu-run-tun». 

Como decía, aparecieron todos los chistes estos con lo de “resolver”. Estoy seguro de que tú eres de los que lo hacen, pero igual un poco de conocimiento nunca está de más. El Apóstol escribió eso de que uno no debería acostarse a dormir sin aprender algo nuevo. ¿No? 

Lo que hace falta es un tipo que RESUELVA 

Bueno… todo comenzó con un grupo de feministas mexicanas que respondieron y pusieron en entredicho esa idea popularizada de que un buen hombre es el que resuelve; es decir, el que consigue “la jama y el baro” para la casa. Disculpa si sonó un poco populachero eso, quise decir el sustento para el hogar. Ellos cumplen su rol como proveedores de la familia y mientras lo realicen adecuadamente no se necesita nada más de ellos, como mismo no se les pedía más a los cazadores de mamuts, supongo. 

Sin embargo, hace mucho tiempo que un mamut no ronda por esta Tierra de helados dietéticos y microprocesadores. Se extinguieron como mismo se deben extinguir muchas costumbres y asignación de lugares establecidos según tu género en una sociedad que hace mucho tiempo atrás salió de las cuevas. 

Estas mexicanas plantearon que el hombre que “resuelve” no era el cazador de mamuts de antaño ni el recolector pescador, ni siquiera el agricultor ceramista, sino aquel que rompe estos esquemas rígidos que han convertido al varón en candil de la calle y oscuridad de la casa, como dirían muchas abuelas o madres que también debieron, como caracolas, echarse encima la casa: las labores hogareñas, la crianza de los hijos o el papel de cuidadoras.

Según plantearon las feministas, el hombre que resuelve resulta aquel que manifiesta y practica la responsabilidad afectiva. No interpretes eso, socio, solo con que sepas lavar y cocinar o no te vayas por ahí a tomar cerveza y llegues a las mil y quinientas; sino que sepan alcanzar pactos en la relación en que tanto las tareas como los compromisos emocionales y la economía sea, quizá no igualitaria, pero sí equitativa. También que exista una preocupación real por el bienestar de ambos y dejar atrás toda idea de posesión o imposición. 

Valga la aclaración de que aquí, en esta Isla, tal vez el gancho de los memes y otros chistes provengan de que “resolver” en la jerga popular se equipara a “luchar”. Tú me entiendes, cómo no vas a hacerlo si vienes de donde mismo vengo yo, hablo de ese combate en que a veces se te va el soyate y el alma para poder subsistir. También se encuentra imbricada con esta frase de “fulanito o menganita me resolvió”, y mejor no averigües cómo lo hizo porque la respuesta puede no ser de tu agrado, incluso podrías tener problemas con la ley, aunque nadie debería caer en esto último.   

Entonces por eso te pregunto, ¿tú resuelves, mi hermano? ¿Tú le entras con el pecho a la situación sin temor a sentirte expuesto o débil porque te enseñaron que los machos no lloran? ¿Tú tienes miedo a ensuciarte las manos al exprimir la colcha o lavar los calderos, o piensas que la cocina le pertenece a las mujeres y tu casa es un restaurante donde te sientas y comes sin mover un dedo? ¿Temes sudar la gota gorda y lucharla bien luchada —porque solo los cristales se rajan— por tu relación e incluso por tu propio crecimiento humano al dejar atrás todo lo que te entorpece y emponzoña? Dime si me equivoco, pero yo sé que tú eres de los que RESUELVEN, mi hermano. 


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