Faustino Pérez Hernández, revolucionario cubano, combatiente clandestino, dirigente nacional del Movimiento 26 de Julio, expedicionario del Granma y comandante del Ejército Rebelde, falleció el 24 de diciembre de 1992, y es uno de esos modestos imprescindibles por estar en todas las batallas.
Nació en la zona rural de La Larga, Taguasco, provincia de Las Villas el 15 de febrero de 1920. Hijo de campesinos, conoció de las labores más duras del campo y por su afán de estudiar y voluntad personal, ingresó en la única escuela de medicina existente en ese momento, con 23 años cumplidos.
Con muchas dificultades por su precaria base, después de años de estudios concluye su carrera ya con 31 años de edad, pero al producirse el golpe de Estado del 10 de marzo de 1952 decide no presentar la tesis de grado para que su diploma no estuviera firmado por un ministro usurpador del poder. Después del triunfo de la Revolución culminaría el trámite, presentándose ante el Tribunal de Examen de Graduación el 18 de junio de 1959.
Siendo estudiante se vinculó al movimiento estudiantil revolucionario. Conoció a Fidel Castro y se incorporó al Movimiento 26 de Julio liderado por este e integró su Dirección Nacional el 12 de junio de 1955, desde su constitución.
Viajó a México con el objetivo de entregar a Fidel los fondos recogidos en Cuba para hacer posible el viaje de los futuros expedicionarios e inmediatamente se convirtió en uno de ellos. Durante la travesía del Granma le fue conferido el grado de capitán y fue designado miembro del Estado Mayor.
El 5 de diciembre de 1956 resultó sorprendido, junto al resto de los expedicionarios en Alegría de Pío, cuando descansaban de las penosas marchas tras el desembarco. En el combate con fuerzas del ejército, Faustino en su condición de médico atendió a varios expedicionarios heridos, entre ellos a su colega Ernesto Guevara quien había recibido un disparo en el cuello. Junto a Fidel y Universo Sánchez, deambuló durante 13 días hasta el encuentro con Raúl Castro y otros compañeros en Cinco Palmas.
Mandado por Fidel para reestructurar el Movimiento 26 de Julio en todo el país viaja a La Habana junto con Frank País, a escasas cuatro semanas después del desembarco. Asume la dirección del M-26-7 en la capital y dirige relevantes y arriesgadas acciones como el traslado del periodista norteamericano Herbert Matthews hasta la Sierra Maestra; el secuestro del campeón mundial de automovilismo, Juan Manuel Fangio y la noche de las cien bombas.
En mayo de 1957 fue detenido e ingresó a la prisión del Castillo del Príncipe, donde protagonizó junto a Armando Hart y otros compañeros una huelga de hambre a pesar de padecer una úlcera gastrointestinal. La dictadura, preocupada por la repercusión que tendría un desenlace fatal, se vio obligada a decretar la libertad de algunos presos, entre ellos a Faustino Pérez. Después del asesinato de Frank País en julio de 1957 mantuvo contactos con algunos militares del régimen opuestos a la dictadura, quienes realizaron el alzamiento del 5 de septiembre en Cienfuegos.
El llamamiento a la huelga general del 9 de abril de 1958 fue suscrito por Faustino, como jefe del llano, junto al Comandante Fidel Castro, que lideraba la lucha en las montañas de Oriente. Tras el fracaso de ésta, a principios de mayo de 1958, se incorporó a la guerra en la Sierra Maestra con el grado de comandante hasta el triunfo de enero de 1959.
En la reunión de Altos de Mompié se hizo un análisis de las causas del fracaso de la huelga del 9 de abril y se decidió que toda la dirección del Movimiento 26 de Julio quedara subordinada a la Sierra. Faustino pasó entonces a integrar el ejecutivo de cinco miembros cuyo Secretario General era Fidel y que radicaría en la Comandancia General de la Sierra Maestra.
Luego de la reunión Faustino fue enviado de nuevo por Fidel al llano, para dirigir la reestructuración del Movimiento, y regresó a la Sierra ya comenzada la ofensiva batistiana contra el Ejército Rebelde, el 19 de julio. Permaneció en la Comandancia General durante julio y agosto y participó en los combates de Santo Domingo, El Jigüe, Arroyotes y Las Mercedes. Al ser liberada una buena parte del territorio de la Sierra Maestra le fue encomendada la administración civil del Territorio Libre.
Después del triunfo del 1 de enero de 1959 estuvo junto a Fidel en las horas decisivas en que, a través de Radio Rebelde, se aniquiló el intento de torpedear el triunfo de la Revolución mediante un golpe de Estado. Tres días después, cuando en la Universidad de Oriente se constituyó el primer gabinete de la Revolución, se le designó como Ministro de Recuperación de Bienes Malversados y fue posteriormente jefe de Sanidad Militar.
Combatió en Playa Girón contra la invasión mercenaria y dirigió la lucha contra las bandas de alzados en el Escambray. Luego de eliminadas éstas fue varios años Presidente del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos, cargo desde el cual contribuyó decisivamente al desarrollo del país.
También fue Embajador de Cuba en Bulgaria y Jefe de la Oficina de Atención a los Órganos Locales del Poder Popular. En los años 70 fungió como Primer Secretario del Partido en Sancti Spíritus, donde asumió tareas trascendentales como la construcción de la presa Zaza y el plan arrocero Sur del Jíbaro.
Por decisión propia pasó sus últimos días de vida con los pobladores de la Ciénaga de Zapata, junto a quienes trabajó por el mejoramiento social como Director de la Empresa Agroforestal Victoria de Girón.
Fue miembro del Comité Central del Partido Comunista de Cuba desde su constitución hasta su muerte el 24 de diciembre de 1992. Hombre de carácter firme sostuvo siempre sus convicciones. Fidel dijo de él que era “la conducta de la Revolución”.