Cuba condenó este sábado en la voz de su presidente, Miguel Díaz-Canel, el genocidio que Israel comete actualmente contra el pueblo palestino, fundamentalmente en la Franja de Gaza, donde más de siete mil personas han sido asesinadas por las bombas y miles de personas sufren una catástrofe humanitaria.
En una videoalocución, el mandatario exigió el cese de esta política de tierra arrasada y de exterminio de un pueblo, conminó a la comunidad internacional a que implemente pasos para detener esta barbarie y y reiteró la posición de Cuba que aboga por una solución negociada, amplia justa y duradera a la situación en esa región del Medio Oriente.
A continuación transmitimos el texto de estos pronunciamientos.
Hace 63 años, en un histórico discurso en la Asamblea General de las Naciones Unidas, el líder histórico de la Revolución Cubana Fidel Castro Ruz, dijo, y cito: «Las guerras, desde el principio de la humanidad, han surgido, fundamentalmente, por una razón: el deseo de unos de despojar a otros de sus riquezas. ¡Desaparezca la filosofía del despojo, y habrá desaparecido la filosofía de la guerra! ¡Desaparezcan las colonias, desaparezca la explotación de los países por los monopolios, y entonces la humanidad habrá alcanzado una verdadera etapa de progreso!» (Fin de la cita).
En esa amplia y profunda idea se resume la razón del horror que hoy vive el pueblo palestino, confinado por un nuevo apartheid a una franja mínima de tierra. La filosofía del despojo es la que hoy provoca una catástrofe humanitaria de proporciones dantescas.
Pero no es una simple franja de tierra la que sufre el impacto de los misiles israelitas, es el pueblo palestino el destinatario de las bombas.
Son más de tres mil niños y mil 700 mujeres muertos todos en las últimas semanas, mientras miles de personas permanecen atrapadas bajo los escombros a la espera de los posibles socorristas que puedan llegar a salvarlos o a enterrarlos.
Más del 40 por ciento de las casas de Gaza han sido destruidas, y los hospitales se han convertido en morgues.
Cuba condena en los términos más duros los bombardeos contra la población en Gaza y la destrucción de hospitales y la infraestructura civil.
Repudiamos los asesinatos de las personas inocentes, como resultado de la actual escalada que ataca con saña sin distinción de etnia, procedencia, nacionalidad o fe religiosa.
Compartimos también el dolor por el sufrimiento de las víctimas civiles israelíes del conflicto, pero no aceptamos cierta indignación selectiva que pretende desconocer la realidad del genocidio que hoy se perpetra contra los palestinos, presentando el lado israelí como la víctima y desconociendo 75 años de ataques, de ocupación, de abusos y exclusión.
Nada puede justificar lo que está haciendo su ejército contra Gaza. Nada puede justificar las violaciones del Derecho Internacional Humanitario que están cometiendo.
Israel transgrede todas y cada una de las resoluciones de la ONU, y todas y cada una de sus obligaciones como potencia ocupante en virtud del Cuarto Convenio de Ginebra, confiando plenamente en que la parálisis del Consejo de Seguridad en este tema garantizará la contínua evasión de responsabilidades.
Ni siquiera en la gravísima coyuntura actual el Consejo de Seguridad ha sido capaz de llamar a Israel a detener la masacre en curso. Los Estados Unidos vetaron en ese órgano una propuesta que simplemente llamaba a pausas humanitarias en el enfrentamiento para permitir el acceso de ayuda a Gaza y garantizar la protección de civiles.
Aquellos que hoy se oponen al cese de la violencia en Gaza como cuestión de la mayor prioridad tendrán que asumir la responsabilidad por las graves consecuencias que esto implica.
Pero no sorprende la posición del Gobierno de Estados Unidos, que históricamente ha actuado como cómplice de la barbarie sionista al obstruir de manera reiterada la acción del Consejo de Seguridad respecto a Palestina, socavando con su ofensivo ejercicio del veto la paz y estabilidad en el Medio Oriente.
Una solución amplia, justa y duradera al conflicto exige inexorablemente el ejercicio real del derecho inalienable del pueblo palestino a la libre determinación y a construir su propio estado independiente y soberano en las fronteras anteriores a 1967 y con su capital en Jesuralén oriental.
No hay una manera efectiva de detener de una vez y para siempre esta espiral de violencia, salvar vidas humanas y trazar un rumbo viable para la paz.
¿Permitirá la comunidad internacional que continue esta situación insostenible? O seguirá siendo rehén de un ejercicio arbitrario, como el derecho al veto que le impide actuar como debiera para detener el crimen?
Un grupo de países, incluido Cuba, propuso a la Asamblea General de las Naciones Unidas un proyecto de resolución que fue finalmente aprobado, que demanda el cese inmediato al fuego, el establecimiento urgente de un mecanismo para proteger a la población civil palestina, rechaza el desplazamiento forzoso de civiles y aboga por el envío de ayuda humanitaria de emergencia.
!Cada momento de inacción y pasividad costará más vidas de inocentes! !Hay que actuar de inmediato!
Continuaremos contribuyendo en la medida de lo posible a los esfuerzos internacionales legítimos que estén dirigidos a poner fin a esta barbarie.
La Historia no perdonará a los indiferentes. Y no estaremos entre ellos.
Es tiempo de poner fin a la filosofía del despojo para que muera por falta de incentivos la filosofía de la guerra.