Cuando Harley y Sofía ríen con las ocurrencias de Pamela y el Abuelo Duende o participan en algunos de los juegos, fruto de la imaginación de estos personajes, a Bárbara se le ilumina el rostro. A ella, como a cualquier madre, se le hace difícil disimular las emociones cuando de la felicidad de sus hijos se trata.
A Harley le gusta el teatro, quizás no sea capaz de comprender cuánto bien le hace cada vez que visita el Patio del Abuelo Pancho, el Teatro Papalote o la Peña del Duende. En estos sitios, casi mágicos, ha encontrado espacio para socializar, participar y ser feliz, y a su vez se han convertido en la mejor terapia para adquirir muchas habilidades que se le resistían.
“Harley tiene una discapacidad intelectual, nació con Síndrome Down y el arte le ha hecho muy bien, le ha permitido desarrollarse en áreas como el lenguaje y la comunicación, por eso siempre que puedo aprovecho estos escenarios que tanta falta hacen para que la sociedad sepa que los niños con discapacidad existen y necesitan de su apoyo”, dice Bárbara Miret Rodríguez, madre de Harry y líder de un grupo de personas con discapacidad intelectual.
LAS ARTES Y SU FUNCIÓN SANADORA
Como esta familia, otras personas con pequeños que poseen alguna discapacidad han encontrado refugio y felicidad en la Peña El Duende y Yo, un espacio que se ha hecho habitual los domingos a las 10 y 30 de la mañana en el centro cultural Las Palmas, de Artex.
Allí los actores Marian Costa y Pedro Rubí dan vida al Abuelo Duende y Tata Pamela, quienes, entre títeres, actividades de participación, adivinanzas y cuentos despiertan la imaginación de los más pequeños; estimulan el aprendizaje a través de los más diversos juegos e incorporan a cada edición temáticas como la importancia de los abuelos, las canciones infantiles cubanas o los cuentos clásicos.
El Abuelo Duende y Tata Pamela son los protagonistas de la Peña El Duende y Yo
Ellos, titiriteros de profesión, forman parte del emprendimiento Figurarte, dedicado a la confección de artesanías y manualidades para los infantes, teniendo como premisa el teatro de títeres como una oportunidad para los niños.
“Un día se nos acercó el equipo de Artex con la intención de rescatar el espacio infantil que existía en el centro cultural Las Palmas y decidimos iniciar esta peña en el mes de febrero”, comenta Pedro Rubí.
“Esta es una peña de interacción, de juego, de diversión, pero también de sensorialidad, de aprendizaje, de relación con los otros que es lo más importante para nosotros y para el trabajo que hacemos como actores”.
Por ello no tardaron en acercarse a los artistas un grupo de padres de niños con discapacidad intelectual, seguidores de su trabajo con la intención de habilitar un espacio a esos pequeños con necesidades educativas especiales, como los autistas o los síndrome Down.
De esa forma inició una colaboración mutua que ya ha dado sus primeros frutos. Un ejemplo fue la mañana azul desarrollada el primer domingo de abril para recordar el Día de lucha contra el Autismo, momento que sentó pauta para dedicar al menos una vez al mes una edición a estos pequeños.
“Somos un espacio multipropósito para jugar y presentar nuestros propios números, también traemos invitados, propuestas de interacción con el público como son las manualidades, las rifas, los tesoros escondidos, la piñata y otras actividades de interacción popular”, comenta Pedro Rubí.
Juegos y adivinanzas motivan a los pequeños
EL DUENDE Y LOS AMIGUITOS DE LA PAZ
Además de estar abierta al esparcimiento y el aprendizaje para quienes tienen necesidades educativas especiales, El Duende y yo se ha convertido en otra casa para los pequeños del círculo infantil Amiguitos de la Paz. Ellos han sido los invitados más fieles a la peña y quienes han tenido la posibilidad de presentar variedad de números culturales.
“Una de las madres nos propuso la vinculación con esa institución educativa y como también estamos abiertos a la presentación de los resultados de los instructores de arte, pensamos que sería una buena oportunidad para mostrar la labor que realizan las educadoras”, comenta Pedro Rubí.
Para Lesivis Moliner Hernández, directora del círculo infantil es una experiencia nueva. “Nos dieron la posibilidad de que los niños expresaran todas sus motivaciones e ideas mediante el arte. Para ello contamos con el apoyo de las familias que están muy entusiasmadas porque además de disfrutar del talento de sus niños, tienen otro sitio al que venir a recrearse el fin de semana”.
Esta iniciativa forma parte del perfeccionamiento del sistema nacional de educación llevado a cabo en el círculo infantil, que entre otras particularidades transita por la capacitación y las orientaciones metodológicas de las nuevas formas de trabajo y tiene como propósito fortalecer el vínculo con la familia y la comunidad.
“Trabajamos en red con la familia y la comunidad, nuestros niños están insertados en actividades de teatro y en la Casa de la Cultura. Preparamos números culturales para su presentación en cualquier escenario del barrio porque también nos vinculamos con las empresas y otros centros de trabajo del entorno, lo mismo mediante los niños, la familia o las educadoras que pueden impartir charlas y entre todos tributar a un proyecto educativo de calidad”, explica Moliner Hernández.
Adela Zapata, educadora de Amiguitos de la Paz considera que “la Peña del Duende ha sido una iniciativa muy provechosa, pues al igual que en otros espacios de la comunidad, los niños desarrollan sus habilidades y hábitos, a la vez que se retroalimentan de otras iniciativas presentadas”.
De esta forma los niños de los diferentes años de vida pueden expresarse en las manifestaciones artísticas de teatro, danza y artes plásticas, mientras disfrutan de las travesuras del inquieto Verdegreen en la Peña El Duende y Yo, un sitio donde la creatividad y el arte salvan y ayudan a crecer a la infancia.