Desde hace varias semanas, se ha convertido en norma generalizada que las entidades estatales emplazadas aquí, de manera pública, nunca se dan por aludidas ni responden las preocupaciones de los lectores. El hecho, además de muy peligroso, desacredita y forja un estado de desidia social que alarma porque, sinceramente, es irrespetuoso en grado sumo.
La prensa revolucionaria, sin embargo, no hallará desánimo para la denuncia oportuna de cada problema. Tampoco aprobará bondadosamente el silencio tendencioso y, como la prédica martiana, sin ira insultante, continuará proponiendo, aconsejando.
Hoy revelamos la misiva del asiduo lector Reynaldo Pita Hernández, vecino de la calle Martí, No. 33, en el poblado de Juan Gualberto Gómez, municipio de Unión de Reyes.
Relata el remitente que la venta de cigarros y tabacos, “estabilizada” desde hace meses, acusa determinadas irregularidades. “Siempre llega (a la bodega) con un mes de atraso, porque dicen que el Grupo Empresarial de Comercio no tiene dinero para pagar. Dicha entidad todo lo cobra en efectivo en sus respectivas unidades, y luego depositan a diario en el Banco. ¿Entonces?
“El colmo ocurrió con el citado producto el pasado mes de marzo. Lo trajeron a las bodegas (de Unión de Reyes) el 18 de abril, a razón de cuatro cajetillas y un tabaco para mayores de 18 años. Sin embargo, en casi todos los municipios ofertaron ocho cajas de la marca Popular y tres tabacos Reloba, con idéntica asignación.
“Los fumadores, en su mayoría pensionados con bajos ingresos, se preguntan a dónde fue a parar el resto y por qué no se acaba de una vez con este problema”.
Afirma Pita Hernández que todo ello es sabido por el Grupo Provincial de Comercio y sus inspectores, incluso por los directivos de la Empa (Empresa de Aseguramiento Mayorista). Asimismo, que solo estipulan 72 horas para su despacho, cuando en realidad, según documento regulatorio, se establecen siete días, algo totalmente absurdo, pues no se trata de un alimento que se echa a perder.
Otro lector, Juan Ricardo Mesa Hernández, residente en Bajada Final No. 13123, La Playa, municipio de Matanzas, manifiesta el sentir de muchos:
“Hace un par de semanas comenzaron a vender, en el quiosco aledaño a la fábrica de cubos, un pomo de aceite para los clientes del combinado Bellamar. Ese mismo día por la tarde, suspendieron el expendio, pues de manera acertada acordaron llevarlo al Bellamar; pero todavía esto no ha sucedido.
“Y estamos más preocupados, además, porque tras el paso del ciclón Ian, la mayoría de los consumidores de dicha unidad no adquirimos pollo, salchichas, picadillo ni papel sanitario.
“Con todo respeto, cualquiera pudiera pensar que esa considerable cifra de alimentos es la que revenden a elevados precios en el mercado negro”.
Como expresé la semana anterior, también abro el espacio de esta sección al Grupo Empresarial de Comercio, Cimex y la Cadena de Tiendas Caribe, encargados de la venta de cárnicos a la población. No resultaría nada serio culpar al fenómeno meteorológico por “desaparecer” la comida del pueblo.