El spokon es un género dentro de la animación japonesa que centra sus historias en el deporte, principalmente en las categorías escolares. Este tipo de animados ha logrado abarcar un amplio espectro de disciplinas deportivas y cada año se estrenan nuevas historias.
Pero lo que vuelve interesante a dichos productos audiovisuales es su capacidad para promover de forma efectiva la práctica del deporte en niños y adolescentes, al mostrarlos como los protagonistas de sus propias historias de superación, a la par que evidencian fidedignamente, con algunas excepciones, el sistema deportivo escolar del país.
La premisa es sencilla: dotar de importancia la práctica deportiva a todos sus niveles y lograr que las audiencias empaticen con los personajes, del mismo modo que se familiarizan con las disciplinas que efectúan.
Existen muchos ejemplos de spokon que logran simular casi a la perfección esa tensión que sentimos al consumir deporte, que es una actividad totalmente diferente a ejercitarlo, al punto de llegar a olvidar por momentos que lo que estamos viendo es solo una animación.
El género spokon ha sido popular en Latinoamérica desde sus inicios, con series tan memorables como Captain Tsubasa, más conocida en nuestro país como Supercampeones, y cuenta la historia de tres niños, Oliver Atom, Benji Price y Steve Hyuga, y su camino a lo más alto del fútbol mundial; Slam Dunk, donde el estudiante de secundaria Hanamichi Sakuragi decide practicar baloncesto para conquistar a una muchacha; y One Outs, que nos muestra a Tokuchi Toa, un pícher fumador que solo lanza rectas.
En la televisión y el cine cubanos tenemos varios ejemplos de historias centradas en el deporte, como En tres y dos, del director Rolando Díaz, estrenada en 1985. o la serie juvenil Deporte y amor, dirigida por Roly Peña y Pablo Javier López, transmitida en 2004, pero aún así no hemos explotado el potencial de la animación.
Resulta extraño que en Cuba no contemos con nuestro propio “muñequito” sobre béisbol, el deporte nacional. Pero más allá de la trascendencia de esta disciplina, prevalece la necesidad de promover su práctica entre los más jóvenes ante la fuerza que han ganado otras manifestaciones como el fútbol.
Creo que nos vendría bien un animado que muestre, sin maquillajes, cómo es la práctica de la pelota en la Isla, en la base, y que represente lo que viven los niños y jóvenes en esta etapa de sus carreras. El resultado, además de algo muy entretenido de ver, sería una herramienta muy útil para nuestras instituciones deportivas.
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