Noviembre constituye un mes inolvidable para el doctor Yamil Baró Jorrín. El próximo no será una excepción. En ese lapso de tiempo se cumplirán siete años de haber hecho realidad el deseo infinito que, al transitar por el segundo curso de la carrera de Medicina, caló muy hondo en él: obtener el título de especialista en Inmunología.
Casi dos décadas antes, en 2005, se había graduado de médico con Título de Oro. Luego sobrevino el egreso en la especialidad de Medicina General Integral, que materializó durante su estancia en Timor Leste, como parte del Contingente Internacional de Médicos Especializados en Situaciones de Desastres y Graves Epidemias Henry Reeve, creado por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, en septiembre de 2005.
Antes estuvo en Guatemala para socorrer a los damnificados del huracán Stan. También acudió al llamado de la Revolución y la Ciencia para atender al pueblo de la República Bolivariana de Venezuela.
De esta tierra sudamericana cuenta una anécdota: “Una vez se me acercó en la calle un paciente de poco más de 25 años a decirme que él no era chavista, y que antes creía que no éramos médicos. Al ser tratado en el centro donde yo laboraba, comprendí que esa era la mejor manera de constatar cómo se ha cumplido el sueño de Fidel”.
En el 2021 acudió en ayuda de la nación panameña, debido a la presencia de la letal pandemia de la covid-19. En el istmo centroamericano permaneció por espacio de siete meses. Y debo recalcar que algunos datos adicionales los obtuve de allegados a él, porque por modestia no los mencionó en el diálogo.
Al indagar sobre sus primeros contactos con esta particularidad de la ciencia médica que atiende, manifestó que “en el segundo año de la carrera participé en una conferencia con una profesora y me motivó esta especialidad. A partir de ese momento comencé a amarla con pasión.
“Consideré que tenía y debía entregarme de cuerpo y alma a la misma, que era lo que más deseaba. También me convencí de que ese sería mi único sendero y por él encaminé mis pasos hasta ahora y pienso que por siempre, al contar con la ternura de Alina y Fernando, mis padres, y de mi hermana Yannia, a quienes agradezco su incondicional apoyo.
“Si bien se requiere de vocación y consagración para adquirir la especialidad, desde que el alumno ingresa a la Facultad de Medicina se le incluye elementos esenciales para, una vez graduado, conozca acerca de Inmunología y, desde el consultorio o policlínico, los pacientes sean enviados a los especialistas para, luego de la investigación y estudio, continuar el tratamiento requerido.
Por la afabilidad que lo caracteriza, es difícil de él escuchar un no cuando pacientes, vecinos u otros lo interpelan, en casa o en plena vía, sobre este padecer. Las consultas oficiales las brinda en el Hospital Pediátrico Provincial Eliseo Noel Caamaño, donde radica junto a un equipo compuesto por similares expertos.
El acercamiento del galeno Yamil con el equipo de Girón tuvo lugar en su hogar, situado en la parte baja del barrio de Versalles, en la capital yumurina, cercana al río del que toma su apelativo.
El tema es interesante dada la magnitud de la Inmunología, parte de la Medicina que estudia los mecanismos fisiológicos de respuesta del organismo frente a la presencia de microorganismos, toxinas o antígenos.
Amplio conocedor de esta rama, aborda diversos segmentos y explica que es relativamente joven, debido al escaso conocimiento que sobre ella tiene la población, alcanzando un mayor auge en la década de 1990, y en ello tiene que ver el advenimiento de numerosas tecnologías relacionadas con la Medicina.
Define las inmunodeficiencias como la piedra angular de la especialidad, porque es lo que más se le asocia. Pero aseveró que no solo estas tiene que ver con ella, ya sean primaria o secundaria. Las hay determinadas por factores hereditarios, transmitidos de uno o ambos padres. El código genético que actúa como modelo para producir las células que componen el cuerpo (ADN) provocan múltiples defectos en el sistema inmunitario, y por otras causas, como el estrés, repeticiones de enfermedades como el dengue, covid-19, u otras como el cáncer, etc.
Dijo Yamil que existen determinadas etapas de la vida donde más se manifiesta, como en el nacimiento y en personas mayores de 60 años. Son polimórficas, o sea, existen muchas variedades clínicas y formas de presentarse, además de monogénicas, a diferencia de otras enfermedades. La terapia correctora específica debe ser génica. Es difícil el manejo de estas dolencias.
“Las madres llegan al consultorio aquejadas de que el niño se enferma muy frecuentemente. Hay otras señales de alarma, como la presencia, en un año, de dos o más neumonías u otitis diagnosticadas por un especialista. Igual que sinusitis, que después de dos o más meses ingiriendo antibióticos no resuelven la situación, o infecciones arraigadas.
“Entre otros posibles avisos —se citan alrededor de 10 señales— se hallan que el niño no aumenta de peso y talla para la edad que tiene, o pequeños mayores de un año con antecedentes patológicos de familiares de primera línea”.
El doctor Yamil explica hasta los más mínimos detalles de esta afección, cuya atención demanda tecnología del llamado Primer Mundo, porque desde que el paciente es atendido en el consultorio médico de la familia, dados algunos síntomas, la remisión a especialistas y definición correcta del diagnóstico requieren de investigaciones y estudios minuciosos en el Instituto Nacional de Inmunología. Luego de dar positivo el caso, se continúa el tratamiento en la provincia. “A veces el diagnóstico de estas inmunodeficiencias es complicado y requiere pericia por parte del personal de Salud.
“Hace algún tiempo las atenciones afines a la especialidad solo se realizaban en la ciudad de Matanzas, pero en los últimos años las consultas se extendieron a Cárdenas y Colón. Esto permite un acercamiento territorial más directo, aunque pacientes de los municipios más alejados deben asistir al hospital Eliseo Noel Caamaño”.
Pregunto al doctor Yamil cómo es posible que de la inmunodeficiencia se conozca y converse tan poco si, como él manifestó, se estima que uno de cada 10 mil nacimientos la padecen; además, la Organización Mundial de la Salud reconoce que hay en el mundo de 150 a 200 tipos.
“Décadas atrás no se tenían conocimientos profundos sobre ello entre la población, excepto entre los aquejados de ella. A pesar de su importancia, en la actualidad no es tema frecuente, pues tiene sus características y complejidades”.
El asunto es interesante y abarcador, pero el doctor Yamil debe prepararse para partir hacia la institución pediátrica, donde lo esperan algunos pacientes. Segundos antes de la despedida reiteró: “La continuidad de la asistencia al especialista es la seguridad de un régimen estable de vida personal y familiar”.
Yamil, un excelente profesional. Muchos éxitos para él.
Sin duda un médico digno de admirar.