El médico del Moncada 

El médico del Moncada

Antes de convertirse en mártir, luego de su participación en los hechos del Asalto al Cuartel Moncada el 26 de julio de 1953, ya el doctor Mario Muñoz Monroy era reconocido en su natal Colón. En la primera mitad del siglo XX no todo el mundo se graduaba de Medicina en un pueblecito del interior del país y fungía como galeno, sin importar la retribución que pudiera percibir. 

Mucho menos era común que incursionara como locutor y solista, interpretando, incluso, algunos temas de la época en la radiodifusión, vinculándose de esa forma a la CMGI La voz de la Casa Grande, primera emisora radial del territorio colombino. Su espíritu inquieto y sus conocimientos sobre el medio lo llevaron a construir una planta de onda corta, y fue uno de los pioneros en enviar el reporte de la señal CMQ-TV, durante las pruebas para instaurar la televisión en la Isla. 

El médico del Moncada perdió la vida el 26 de julio de 1953, precisamente el día que cumplía 41 años.

Aún más raro resultaba que fuera capaz de pilotear una avioneta tras recibir algunas clases para formarse como piloto. Habilidad que explotó al crear, junto a su padre Marceliano Muñoz, el Patronato del Aeropuerto de Colón, para la construcción, regulación y mantenimiento de una terminal aérea en las inmediaciones del pueblo. 

No obstante, cuando se habla del doctor Mario Muñoz Monroy, es casi imposible no pensar en su participación en la gesta del Moncada. Recoge la historia que Fidel Castro depositó una confianza extraordinaria en él; al punto de que visitara su casa el propio 25 de julio de 1953, cuando recorría Cuba en su tránsito hacia Santiago de Cuba, para liderar la acción rebelde. De la conversación que sostuvieron poco se conoce, pues la clandestinidad exigía suma discreción. 

Según narra el periodista Tony Caballero Vidal en su artículo Los dos 26 de Mario Muñoz, días antes de que partiera hacia la Ciudad Héroe se le veía agitado y con frecuencia manifestaba: “A Batista no se tumba con elecciones, sino con las armas”. De ello tenía toda la certeza. 

Y porque sabía que el deber lo llamaba, desde el 23 de julio comenzó a ordenar todos sus asuntos personales: saldó sus deudas con el banco; visitó dos veces a su amigo Bartolomé Soler y le pidió que si algo le sucedía velara por su esposa y sus hijas.

Hacia Santiago de Cuba partió el día 25 en su automóvil. Antes de llegar a Placetas, en Villa Clara, recogió a Julio Reyes Cairo. Fue recibido por el mismo Abel Santamaría Cuadrado a su llegada a la ciudad oriental. 

Sobre los sucesos del 26 de julio y refiriéndose a él, Fidel diría en su alegato de autodefensa La historia me absolverá: “El primer prisionero asesinado fue nuestro médico, el doctor Mario Muñoz, que no llevaba armas ni uniforme y vestía su bata de galeno; un hombre generoso y competente que hubiera atendido con la misma devoción tanto al adversario como a su amigo herido. En el camino del Hospital Civil al Cuartel, le dieron un tiro por la espalda y allí lo dejaron tendido boca abajo en un charco de sangre”. 

El médico del Moncada perdió la vida el 26 de julio de 1953, precisamente el día que cumplía 41 años. Su muerte provocó un profundo dolor en la ciudad de Colón, pues sus cualidades de médico servicial y humanitario dejaron un gran vacío en pacientes y amigos. Este día se le recuerda en su terruño, única fecha para rendirle homenaje de natalicio y muerte. (Fotos: Tomadas de Internet)

Recomendado para usted

Foto del avatar

Sobre el autor: Jessica Acevedo Alfonso

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *