Con el conocimiento aportado por estudios y más de cuatro décadas de experiencia, Rosario Mena Hernández indaga en cada pulgada del metrocontador acerca de los daños que le ocasionaron personas inescrupulosas, con el objetivo de birlar energía eléctrica al intervenir sus diversos mecanismos, incluidos los de seguridad.
Resultan varios los propósitos del menoscabo; entre ellos, evitar la periódica medición y lectura real y correcta del consumo energético en viviendas u otras dependencias privadas, incluso, en entidades estatales, explicaron los especialistas.
Incluye a las llamadas “tendederas”, que en su conjunto impiden que el personal habilitado para esas funciones haga una adecuada evaluación, traducido en una burla, pues muchas veces no se contabiliza el consumo general. El robo impávido posibilita que cada mes se deje de ingresar en las arcas del Estado gran cantidad de dinero y, a la vez, se desvirtúe el verdadero monto de la electricidad utilizada.
Todo ello lo sabe nuestra protagonista, por lo que apenas desvía su mirada de cada uno de estos dispositivos que contienen decenas de pequeñas piezas, que revisa en detalle para hallar posibles dificultades técnicas o, como en el caso de uno de ellos, donde encontró alambres, presillas y ganchos que hacen de puente para sustraer energía.
Charo, como le llaman, ante la presencia del redactor, expresa con voz entrecortada que prefiere trabajar a tener que enfrentar sus preguntas, por lo que de inmediato sus compañeros la invitan a hablar, porque ella merece el reconocimiento público debido a las cualidades que engalanan su actuar laboral y personal.
“Mediante este ingenio, porque sin duda lo es, se actualiza la base de datos, ofrece la característica del equipo, el voltaje, control de ruta y otros elementos relacionados con el cliente, como su identificación particular, por lo que resulta fácil saber de quién es y qué alteración le provocaron.
“Conocido esto, lo devolvemos a los compañeros de la Organización Básica Eléctrica, quienes de inmediato aplican al cliente al que pertenece el aparato el Decreto-Ley 260, que consiste en una multa de 1 500 pesos, pago retroactivo y la suspensión del servicio por 15 días.
“Es incalculable la cantidad de equipos que recibimos en esta Unidad Básica de Servicios Comerciales, para verificarlos al ser retirados de los lugares donde estaban instalados, al apreciarse algún deterioro o violación. Aquí también funciona el Grupo de Operaciones y Pérdida de Energía, y el Laboratorio, cuyas misiones son diversas, pero todas con el objetivo de mantener su alta disponibilidad, ya sean de mayor o menor capacidad operativa.
“Hay que cuidarlos, protegerlos en casa, consultorios del Médico y Enfermera (o) de Familia, industrias, talleres, comercios, donde se hallen; nunca manipularlos, porque nos damos cuenta desde que vemos el sello roto”, explicó Rosario.
Por su parte, Manuel Fonseca Zorrilla, especialista principal de mediciones y jefe del grupo, explicó que en caso de rotura y desperfectos complejos los metrocontadores se trasladan hacia Villa Clara, donde existe un taller en mejores condiciones técnicas para restaurarlos.
Con expertas manos y una visión, diría que de 20/20, la especialista abre otro de los dispositivos y fija la mirada en el sello amarillo que aparece en el extremo izquierdo, para comprobar si está intacto o fue averiado. Ocurrió esto último, por lo que de inmediato levantó una especie de tapa y halló la causa: dos presillas de bronce que servían de puente para que el equipo no registrara el consumo real.
“Hacemos un informe al respecto, lo enviamos a la OBE y este lo entrega al lector/cobrador que se encargará, con el inspector, de notificar el delito al cliente, y con ello las sanciones que señala la citada norma legislativa”, aseveró Rosario.
De carácter dulce y bondadoso, habla de la importancia del oficio al que dedica la mayor parte de su vida. “Esta es mi contribución a la economía, a mi empresa y departamento, que tienen plena confianza en cuanto hago”.
En cubículos aledaños se hallan el joven Joel Manuel Valdés Cancín, especialista A en redes y sistemas del Grupo de Mediciones, y su colega Ernesto Navarro Arias, con 39 años de servicio.
El primero de ellos asegura que no dejarán pasar un dispositivo en mal estado, o que manos inescrupulosas actúen con el propósito de no abonar el dinero correspondiente, por el empleo de un recurso energético que es de todos, así como es obligación de todos pagar en tiempo y forma.
“Algún día dejaré este puesto, pero lo haré consciente del deber cumplido, y de legar mis conocimientos a otras personas que también contribuyan a que seamos mejores cada día. Como mujer me siento satisfecha porque lo que hago es de forma consagrada”, asegura Charo. (Fotos del autor)