El viaje de Granma a Matanzas fue largo. Casi 700 kilómetros de distancia separa a Bayamo de esta ciudad bañada por ríos, famosa por sus puentes y por un amplio movimiento cultural que le valió, desde la segunda mitad del siglo XIX, el calificativo de La Atenas de Cuba.
Por aquellos tiempos también algunos marinos yanquis que pasaban por la ciudad, enseñaban el béisbol a los trabajadores portuarios, y ya este deporte se estaba prendiendo en el territorio.
El béisbol acá es pasión. La provincia siempre ha sido un semillero de excelentes peloteros, y en estos momentos su equipo puede vanagloriarse de haber subido al podio de premiaciones en diez oportunidades en los últimos 11 años.
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Este lunes varios de los colegas acreditados para cubrir esta final nacional, estuvimos haciendo un recorrido por parte de la ciudad, y pudimos comprobar el ambiente beisbolero que inunda sus calles.
La gran mayoría de los aficionados aseguran que los yumurinos recuperarán la corona ganada en 2020 y que el desenlace de esta película será en Granma, pero siempre percibimos dentro de los vaticinios el tremendo respeto por el contrario.
Si algo ha caracterizado el playoff final de esta Serie Nacional 61, ha sido precisamente eso. Ambas escuadras-al menos en estos dos primeros partidos-han dado una clase magistral de garra y combatividad, sin olvidar ni por un segundo la cortesía y el decoro, como debe ser en el deporte.
En Bayamo los fieles dieron tremendo espectáculo en los graderíos apoyando a los suyos en medio de contagiosas congas y cánticos criollos, pero jamás se denigró al contrario, ni se cometió afrenta alguna contra los atletas.
En esto mucho tienen que ver los estrategas que dirigen estas selecciones. Carlos Martí y Armando Ferrer han sabido transmitir a sus discípulos los valores fundamentales del deporte, y eso se refleja en la dignidad con las que tratan a sus adversarios sobre la grama.
En las dos jornadas anteriores, estos directores se han cruzado en la conferencia de prensa y sin importar victorias ni derrotas se han fundido en un abrazo que regocija a todos los amantes de la pelota, y que expresa más de lo que cualquier palabra o discurso puede transmitir.
Este martes volverán a comandar a sus tropas en el ruedo del Victoria de Girón, y si algún pronóstico puedo hacer para este partido y para los otros que están por venir, es que tanto la fanaticada matancera, como los atletas de ambos conjuntos, no violarán los principios éticos que los caracterizan.
A partir de las 2.00 pm los dos mejores equipos de Cuba en los últimos años lucharán por tomar el mando en esta batalla final con la misma humildad que los ha hecho grandes.
Martí no desmayará en su empeño de alcanzar su cuarta corona con los Alazanes en los últimos seis años, y Ferrer lo dará todo por conseguir su segunda en las tres temporadas que lleva como timonel de los Cocodrilos.
Ambos serán enemigos durante las nueve entradas que dura este maravilloso juego, pero luego, en medio de un escenario humeante, llegarán los abrazos. Nos vemos en el estadio.