Sharenting: Niños sobreexpuestos en la era digital

Sharenting: niños sobreexpuestos en la era digital

Todos tenemos ese amigo (a) que nos repleta las redes sociales con las fotos de sus hijos. Cada momento de la vida de los niños está meticulosamente registrado y publicado. Su primer diente, cuando arrancaron a caminar, sus travesuras y hasta alguna perreta acaban en Facebook o en Instagram, a disposición de quien quiera disfrutar de tanta ternura.

La más joven generación está siendo expuesta de manera pública como ninguna otra y no sabemos cabalmente qué consecuencias puede traer esto. En los países con más acceso a Internet se calcula que un 23 % de los bebés hacen su entrada al mundo digital antes de nacer, desde sus ecografías. Muchos de ellos tendrán más de mil imágenes online a los cinco años.

A este fenómeno se le denomina en inglés sharenting y provienen de la unión de los términos share (compartir) y parenting (crianza). El diccionario británico Collins la recoge en sus páginas desde 2016, algo que da la medida del alcance de esta versión moderna de la foto en la billetera, llevada al extremo.

Cada vez que los padres publican contenido gráfico sobre sus hijos se crea una “huella digital” de los niños que lo seguirá en la vida adulta. Puede que de mayores no estén de acuerdo con la versión de sí mismos que les hemos construido, que se sientan incómodos o que sean objeto de burla o acoso, este último en sus dos versiones: bulling y ciberbulling

Lo cierto es que lo que está en Internet se queda en Internet. Esto nos lleva al segundo efecto negativo: los rastros y pistas que se van dejando para los ciberdelincuentes. Organizaciones como Unicef advierten que exponer abiertamente información sobre los menores puede convertirlos, en el futuro, en blanco de fraudes. Aunque en Cuba apenas comenzamos a transitar por ese camino, quizás de aquí a 10 años sea muy importante mantener la seguridad de nuestra identidad digital.

El sharenting tiene otra cara aún más siniestra y sórdida: algunas imágenes posiblemente terminen en sitios de pornografía infantil. Según estimados, la mitad del contenido compartido en círculos de pedófilos ha sido puesto en redes por los propios padres.

En días recientes, la periodista pinera Yuliet Pérez Calaña, conocida por sus perfiles Yuliet PC y La Yuli de Cuba, denunciaba, públicamente, e instaba a sus seguidores a reportar un grupo privado de Facebook, que contenía fotos de niñas con una intención sexual explícita y contaba con miembros activos en nuestro país. 

Si usted es de esos progenitores orgullosos que se la pasan subiendo retratos de sus pequeños cada dos por tres, al menos puede atenerse a unas reglas básicas. Primero: restrinja quiénes pueden ver sus publicaciones, trate de quedarse con un círculo íntimo de personas. Las redes sociales tienen herramientas para ello. 

Consulte a los niños sobre lo que pretenden poner y, si es demasiado chiquito para esto, valore entonces si en el futuro dicho contenido podría gustarle o avergonzarle. 

El respeto a la imagen de cada ser humano, incluso aquellos que aún no son conscientes del todo, forma parte de los derechos de la personalidad. La responsabilidad de los padres abarca también proteger la intimidad y el anonimato de los hijos. No podremos exigirles que tengan un comportamiento responsable en el ciberespacio si nosotros no les hemos dado ese ejemplo. 

Recomendado para usted

Foto del avatar

Sobre el autor: Giselle Bello Muñoz

2 Comments

  1. Sólo alertar que la preocupación por la seguridad de nuestra identidad digital y la de nuestros hijos y nietos es importante ya; no debemos ni podemos esperar 10 años…

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *